Ecatepec, Estado de México, 6 de Octubre del 2018
“Yo también tengo sueños, no me mates”, era la leyenda sobre una manta que encabezaba la marcha en Ecatepec, en la zona de Tulpetlac, organizada por un grupo de jóvenes del Colectivo Ac.Ju.Vi. Alrededor de 40 niñas madres, niños y jóvenes en su mayoría.
En una acción de performance con colores azul agua exaltando sobre el total de su rostro representando la vida, la dignidad que mira al frente. Tenían también el cuerpo pintado de carbón representando la oscuridad a la que son mandados esos cuerpos de mujeres, jóvenes y niños en el municipio de Ecatepec. El negro en sus rostros representaba también lo oscuro de la impunidad, el cómo se tratan a esos cuerpos que viven en las periferias. Llevaban flores azules en la manos emulando la esperanza, una flor azul como símbolo de lo imposible y al mismo tiempo la posibilidad.
Estaban ahí, los cuerpos carbonizados estaban generado un suceso. Cuerpos carbonizados por los silencios de la impunidad y la normalización de la violencia regresaban encarnando en cuerpos que marchaban construyendo ciudadanía bajo el solo otoñal del medio día, esquivando la arbitrariedad de los autos y camiones.
“Dando esperanza en la oscuridad” fue el nombre de la caminata y performance que representaron niñas y niños en su mayoría de la Secundaria 97 “Andrés Henestrosa” de la colonia Ostor, en Ecatepec, cuyo director Ángel González Maratan, fue asesinado en semanas pasadas por la delincuencia.
En las calles los cuerpos carbonizados gritaban, “No me mates, tengo sueños”, “Ni una más, ni una asesinada más”, “No más violencia en Ecatepec”; gritos que también se cruzaban con el asombro de vendedores del tianguis y la zozobra de una caminata alargada por la rutina de los silencios y los ruidos de los autos.
Algo también paso ese día, sobre las calles de concreto y polvo en Ecatepec se dejó un eco más entre la rutina de la arbitrariedad, una forma de decir estoy aquí y son valioso, el grito de “¡No metes!”. Los manifestantes llegaron al parque de la colonia Santa María Tulpetlac y ahí se representaron las actividades artísticas, poesía y performance.
En la plaza aparecen tirados los cuerpos, se van poniendo de pie y empiezan a tocarse como despertando pero sorprendidos. Intentan tocar en el aire, cuerpos que aparecen como extraviados intentan tocar en la oscuridad. Los cuerpos gesticulan un lenguaje pero no se les escucha, y se quedan varados, suspendidos ante el circular de la indiferencia de las personas que pasan entre ellos aprisa, conectados al celular y sin mirar lo que pasa alrededor.
Los cuerpos se levantan y empiezan a contar de quien se trata ese cuerpo que encarnan, uno a una sale a decir y hablar de la oscuridad a la que fueron lanzados por la violencia criminal: mujeres violadas y asesinadas, jóvenes que los mataron en asalto por no dar el celular, niños levantados, violados y metidos en maletas, mujeres que violaron y mutilaron sus cuerpos y después arrojados a las calles, canales de agua, lotes baldíos y basureros; esa es la realidad de algunos cuerpos en Ecatepec.
Cada uno al final de sus relatos concluye diciendo: “¡Aquí estoy en la oscuridad de la impunidad!” y encaran al público con la pregunta: “¿Y donde estás tu?”.
En un ritual de cuerpos carbonizados se generó un ensamble de historias de crueldad y asesinato. Terminaron tirando pétalos de flores al aire, girando y danzando con sus cuerpos con la canción “Viva la vida” del grupo de rock Coldplay. Al final se tomaron de la mano con los espectadores y formaron un círculo, ahí dijeron que era importante hacer algo para cambiar las cosas y algunos conmovidos se prometieron hacerse cada uno responsable de las violencias que pasan en su municipio.
Se pronunciaron contra el cumulo de violencia que hay en las calles y manifestaron su indignación por los más de 10 feminicidios que sucedieron en la colonia Jardines de Morelos, Ecatepec cometidos por Juan Carlos N y Patricia N según lo informo la Fiscalía. Esa mañana las mujeres también pusieron el cuerpo para la exigencia de justicia y esclarecimiento del tan crueles historias de feminicidios.
Ese pequeño grupo de mujeres, madres de familia, niñas, niños y jóvenes, se sintieron necesarias, pero también suficientes para empezar la transformación de los espacios donde viven. Ese día en Ecatepec seguramente la rutina de lo cotidiano cubrió la tarde pero para el puñado de participantes algo se movió a otro lugar, pues permanecieron y acompañaron a sus hijos y amigos en el evento, caminado cuando todo parecía girar a contra corriente, caminando poniendo el cuerpo; caminando para reconstruir a la comunidad, ante la adversidad con el cuerpo al frente “Dando esperanza en la oscuridad”.
En esta acción colectiva también participaron la Red Denuncia Feminicidios Estado de México, Visión Mundial, Colectiva Invisibles somos visibles, junto con vecinos y amigos de las colonias de Tulpetlac. Al final del acto llego a acompañarles la diputada Federal María Eugenia Hernández Pérez, diputada por el distrito 11, quien se pronunció en contra de la violencia feminicida, los feminicidios en Jardines de Morelos y llamó a la ciudadanía y a los jóvenes a realizar más actos como estos y a ser más participativos como sociedad.
Manuel Amador (Defensor de derechos humanos en Ecatepec y de la Red Denuncia Feminicidios Estado de México)