Por Max González Reyes
Si el Ejecutivo Federal creyó que los problemas que el país arrastraba se iban a terminar con su arribo al gobierno el primero de diciembre del año pasado, estuvo muy equivocado. La administración pública cambió de funcionarios pero los problemas del país continúan. Esto se refleja claramente en la situación de violencia que aqueja en cada rincón del país. Se puede afirmar que en la administración de López Obrador no se originó el crecimiento del crimen organizado, pero es un hecho que ahora le toca hacerle frente y responder por las acciones que hace o deja de hacer.
La situación que se vivió en Culiacán el pasado 17 de octubre, cuando un grupo de integrantes del crimen organizado le hicieron frente a fuerzas del Estado, refleja que para los grupos de la delincuencia, concentrados en controlar cada vez más territorio, siguen con la misma fuerza de años pasados. Como era de esperarse, los cárteles no se debilitaron con la aprehensión y posterior extradición del líder del cartel de Sinaloa, Joaquín, “El Chapo”, Guzmán. Simplemente se reacomodaron y con ello surgieron nuevos líderes.
Lo anterior, se vio reflejado en el enfrentamiento antes mencionado donde fuerzas militares detuvieron a Ovidio Guzmán López, hijo del líder del cartel de Sinaloa, en una operación realizada conjuntamente entre elementos de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa. Sin embargo, la captura derivó en tragedia pues al estar detenido el hijo del capo, la delincuencia organizada (nunca mejor dicho) armó todo un aparato armado para liberarlo, lo que provocó que durante horas se librara un intercambio de fuego en el centro de la capital de Sinaloa.
El acontecimiento reviste varias lecturas. Para el gobierno la captura, pero sobre todo liberación de Guzmán López, fue para evitar que personas inocentes murieran en el intercambio de fuego. Así lo manifestó el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera del 18 de octubre cuando explicó lo ocurrido un día antes en Culiacán
El Presiente señaló que respaldó la decisión porque “no se trata ya de masacres”. Aseveró que no puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas. El mandatario agregó que la estrategia de anteriores gobiernos “convirtió al país en un cementerio”. Aseguró que la decisión de liberar a Ovidio Guzmán la tomó el gabinete de seguridad de manera colegiada y él avaló esa determinación. Afirmó que su administración no cambiará su estrategia de evitar la confrontación directa con los cárteles del crimen organizado y reiteró que la decisión que se tomó fue la adecuada.
Es probable que el Presidente tenga razón al proteger a inocentes que pudieron haber fallecido en el tiroteo entre las fuerzas militares y el crimen organizado, pero frente a este último, el Estado queda debilitado como portador de la violencia legítima.
La aprensión y posterior liberación del líder del cártel de Sinaloa reflejó quién manda en materia de seguridad.
En días posteriores al enfrentamiento de Culiacán, el Presidente mencionó en su conferencia que no tenía información sobre el operativo :“yo lo que supe es de que había este operativo ya cuando estaba en marcha, ya me informaron en la circunstancia en la que se estaban dando las cosas, de cómo había grupos armados y estaban llegando otros y cómo tomaron la caseta de la carretera Mazatlán-Culiacán y el riesgo que se agravara la situación y que podían perder la vida muchos, y entonces fue cuando avalé el que se detuviera el operativo”.
Sin embargo, el Presidente reitera constantemente que todos los días se reúne a las seis de la mañana con su gabinete de seguridad. La pregunta que surge es qué le informan al Mandatario en esas reuniones. Si no le informaron del operativo a realizarse en Culiacán, no tienen sentido esas reuniones.
Por otro lado, circuló un reporte[i] que señala que desde septiembre hubo visitas de altos funcionarios de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, a México para entender cómo opera el crimen organizado en nuestro país. El reporte señala que los funcionarios norteamericanos quedaron sorprendidos por el “enorme, grandísimo, laboratorio de drogas recientemente decomisado al Cártel de Sinaloa”. El informe que estos funcionarios dieron a al gobierno de Donald Trump, fue lo que orilló al gabinete de seguridad a tomar una decisión precipitada que detonó en la mayor crisis de seguridad en lo que va del sexenio.
Ante ello surge otra vez la pregunta ¿el Presidente estuvo enterado de esta visita?. Y si fue así, ¿por qué armar un operativo al vapor que a la postre salió fallido? Preguntas que el Jefe del Ejecutivo deberá contestar en sus conferencias mañaneras.
[i] El viaje secreto de la DEA a Culiacán. https://mvsnoticias.com/noticias/seguridad-y-justicia/el-viaje-secreto-de-la-dea-a-culiacan/