Por Mercedes Matz / @abraxas_m
Consignas, carteles y gritos de justicia cimbraron las calles de la Ciudad de México durante la marcha del 8 de marzo por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Las historias mujeres víctimas de feminicidio, violencia y desaparición también avanzaron por las avenidas principales de la capital.
Una de esas historias fue la de Lucy, una mujer cuyo feminicidio no ha sido esclarecido desde hace 10 años. Sus amigas y seres queridos se unieron a las más de 100 mil manifestantes para dar visibilidad a su caso.
Su amiga Cristina Regil contó que Lucy era una persona emprendedora y trabajadora, que se desempeñaba como anestesióloga y además estudiaba una especialidad, hasta que la mataron en su casa que se ubicaba en la entonces delegación Tlalpan de la capital.
A Lucy la mataron un sábado, “la señora del aseo me habló para decirme que algo le pasaba a mi amiga, cuando voy rumbo a su casa, le marco a su teléfono y me contesta su esposo, quien me dice que Lucy estaba grave, y que no sabía si se había resbalado en el baño”, contó Cristina, quien se desempeña como médico general.
“Cuando yo llego a su casa, veo a mi amiga en su cama, ya con rigidez cadavérica, lo que significaba que la habían matado desde hace varias horas”.
Además, señaló que, de acuerdo a las circunstancias, los responsables podrían ser su expareja, a quien demandó por violencia familiar, y su la persona que era su pareja al momento de su muerto, pues ambos “eran muy amigos”, relató Cristina.
“Uno de ellos se quedó con una pensión y el departamento, y el otro con la hija y la pensión”.
Además, Cristina señaló que la muerte de Lucy fue establecida por las autoridades como un suicidio, a pesar de que se hallaron señales de habérsele colocado 180 inyecciones con anestesia. “Le inyectaron toda su caja de medicamentos anestésicos. Cuando yo llegué al baño, había un montón de ampolletas y jeringas. Los peritos nunca acordonaron el lugar, hubo inconsistencias e irregularidades. Gracias a la ayuda de un académico y amigo de la familia, logramos que se revisarán los peritajes y se observaron diversas anomalías”, incluso tenía un piquete en el ojo.
El papá de Lucy murió buscando justicia, y aunque su mamá vive con 80 años, se les ha ido la vida en el intento de lograr justicia para su hija.