Por Aline Magaña Zepeda*
Pedro Carrizales, el mijis, fue un garbanzo de a libra. Moreno, tatuado, expandillero y sin título universitario, entró al Congreso de San Luis Potosí en 2018, como resultado de su activismo.
Las buenas conciencias y la sociedad toda, lo que en realidad no le perdonaron nunca, no fue tanto su origen (aunque también), sino que no se olvidó de éste ni intentó borrarlo; que nunca quiso cambiar su aspecto; que no estaba preocupado en blanquearse; que abandonó la vida violenta de las pandillas sin dejar de nombrarse “chico banda”, sin dejar de estar con la “banda” y hacer activismo con y por lo/as más desfavorecido/as; que no tuvo precio, ni se dejó comprar; y no quiso asimilarse y adaptarse a una sociedad misógina, clasista y racista.
Tomó posesión como diputado vestido con jeans y con playera, fuera de todo protocolo, y cuando le preguntaron el por qué, así respondió: “Es simple: fue un acto de solidaridad a este sector que históricamente han sido invisibilizados, excluidos y olvidados. Representaré a toda la gente de mi distrito, de mi estado y mi país».
El mijis era una alma tan libre y pura, que pudo atravesar y convivir con la putrefacta clase política mexicana, pasar tres años en ese nido de transas sin escrúpulos que son los congresos mexicanos, y salir totalmente limpio. Pero, desde luego, ese no era su lugar y él lo supo advertir, por lo que en septiembre de 2021, cuando terminó su diputación, anunció que no buscaría más cargos, sufrió secuestros exprés, amenazas y atentados, pero nada lo detuvo. Solo la muerte pudo detener su camino. Duele su muerte, duele pensar que lo mataron (aunque la versión oficial sea otra); duele el clasismo y desprecio con los que la gente en redes se sigue refiriendo a él.
Aunque estas palabras nunca lleguen a sus hijos, yo quiero decirles que les mando un abrazo; que lamento mucho la muerte de su papá, que la pérdida de el mijis la sentimos muchos y muchas; que su papá fue un hombre excepcional y su ausencia se va a notar; que por más mal que oigan hablar de él, no lo crean nunca, porque nosotras sabemos quién fue y porqué lo desprecian los de arriba; que ojalá siempre estén orgullosos de su papá.
Hoy el mundo es un poquito menos bonito. Descanse en paz, Pedro Carrizeles, el mijis, 1979-2022.
*Profesora UAM-I