Twerk en las calles de la CDMX: comunidad y resistencia

Por: Natalia Escobar/@AlesitaNaty

Fotografías: Ana Romo Ban / IG: @anaromoban

“¡Mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía yo soy mía, porque noo; ya te dije que no, pendejo no!”. Estas estrofas se han convertido en un himno en las marchas feministas, y es que en medio de tanta violencia contra las mujeres estos gritos anuncian la toma del control en una situación de acoso. Este 8 de marzo del 2022 dicha consigna fue acompañada de una batucada que entre cada redoble en las tarolas y tambores enmarcaba el “no”, de manera paralela decenas de mujeres movían la pelvis ejecutando diversos pasos de twerk mostrando que, en efecto, su cuerpo les pertenece.

Días previos al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se hizo una convocatoria en redes sociales para marchar en las calles de la Ciudad de México (CDMX) bajo la premisa del “Twerk subversivo”. Ana González, conocida en el escena del twerk como “Policía del Perreo”, inició la convocatoria que tenía como objetivo propiciar una protesta con sentido comunitario y que al bailar twerk en la calles se sintieran libres, unidas y empoderadas cada una de las participantes, “defiendo mi libertad bailando twerk y este 8M salimos a manifestarnos con nuestra única arma: el cuerpo”, señaló Ana.

El contingente de bailarinas de twerk salió del Ángel de la Independencia con dirección al Zócalo. Con el baile expresaron su libertad y determinación de respeto sin importar el tipo de cuerpo o vestimenta, entre las consignas se escuchó “con falda o pantalón respétame cabrón”. La colectiva Rosas-Rojas encabezó la batucada que en cada golpe lleno de energía el camino de la marcha.

Video: Cinthya / TW: @conondita

Luz Andrea fue otra convocante de este contingente, es docente y bailarina en shows diversos, su danza la ha llevado a importantes escenarios de música urbana. Para ella, el twerk es su principal pasión “es lo que me hace pararme de la cama y no solo porque vivo de esto sino porque me súper emociona poder compartir con mis alumnas, amigas y compañeras. Es mi espacio de sanación, fuerza e introspección. Es mi voz, que me permite conectar conmigo misma y con muchas morritas más”, menciona Andrea.

Twerk como protesta y toma de las calles

La pandemia limitó las marchas multitudinarias, pero este 2022 las mujeres volvieron a tomar las calles. Algunas lo hicieron por primera vez, tal es el caso de Luz, a quién en un inicio le intrigaba el cómo reaccionaría la gente. Su mayor preocupación era que alguna de las bailarinas saliera herida o fuera acosada, pero se llevó una grata sorpresa; “nunca me había sentido más segura, más libre y más escuchada que ahí, rodeada de miles de morritas chingonas alzando la voz, acompañada de otras hermanas twerkeras, moviendo la cola al unísono de la batucada”, mencionó.

Miranda también se manifestó por primera vez en un día de la mujer, para ella el twerk significa paz, seguridad y confianza en sí misma, no obstante esto no impidió un poco de nerviosismo al momento de bailar, que se disipó cuando escuchó los gritos de apoyo de cientos de mujeres que la llenaron de energía, “los pasos me salían solitos, todo empezó a fluir, manifestarme de esta forma fue increíble”, señaló la joven.

En estas manifestaciones se suelen escuchar testimonios de mujeres que han sufrido violencia de género, de familiares de víctimas de feminicidio y desaparición. El señor Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo, portaba una lona en el pecho con la fotografía de su hija y con la leyenda de “No me olviden, faltó yo” la joven desapareció hace 12 años en Ciudad Juárez, a la fecha las autoridades no han dado una respuesta de su paradero.

Luis Castillo se acercó a la batucada y contingente de twerkeras,  agradeció que las mujeres se manifiesten de diversas formas: “gracias por seguir levantando la voz por mi Esmeralda, créanlo sí ustedes no hiciera todas estas marchas nuestra voz no se escucharía”. Las manifestantes respondieron su gesto con un “porque vivas se las llevaron, vivas las queremos” y el padre saltó al grito de “el que no brinque es macho”.

Twerk
Foto: Ana Romo Ban / @anaromoban

De manera popular se dice que el 8M no es una marcha de fiesta, sino de lucha y protesta. Actualmente, existe una nueva oleada del feminismo que sostiene que el ideal no está peleando con la felicidad y el disfrute, para hacer referencia a ello la Policía del Perreo citó una frase que se le atribuye Emma Goldman: “Si no puedo bailar en tu revolución, no me interesa”.

Al manifestarse con el twerk y batucada dejan claro que en esta revolución se baila y se goza. Dicho en otros términos: “el movimiento feminista genera nuevas formas de luchas contra las formas tradicionales de la política y las revoluciones de nuestro tiempo. Mi twerk es libertad, no solo es mover el culo”, mencionó Ana.

Para Déborah Ruce marchar en un 8M representó “un momento de mucha reflexión, de coraje y tristeza por toda la violencia del día a día” y añadió “creo firmemente que bailar es resistir y más al mover las caderas. También, es recordar los orígenes del twerk: nació en las calles como protesta a una sociedad machista, homofóbica y misógina”. En efecto este baile se encuentra íntimamente vinculado la cultura “bounce”, un estilo musical proveniente de la familia del Hip Hop que nace en Nueva Orleans y está relacionado con el empoderamiento de la comunidad LGTB+.

Al baile del twerk también se le vincula con las danzas africanas, como en el ‘baikoko mapouka’, y que existen en todo el mundo difuminadas por la diáspora africana en Asia, Sudamérica y Centroamérica.

La vestimenta del twerk suele ser un short corto, también conocido como cachetero, tops, medias, arneses y rodilleras. El contingente de twerkeras llevó el vestuario completo. Arely Peréz mencionó que se sintió sin miedo y cómoda, sin importar que portara un diminuto short y medias, al preguntarle si lo volvería a hacer aseguró que sí, debido a que se sintió “libre y segura”.

El twerk como liberación y sanación

Cuando la marcha arribó a la altura de La Puerta 1808 de Manuel Felguérez, una joven twerkera se subió a la escultura -que históricamente ocupan fotógrafos y videastas para obtener la mejor panorámica-, con el baile se apropió del espacio público al ritmo de “abajo el patriarcado se va caer, se va caer, arriba el feminismo que va vencer, que va vencer”.

El baile del twerk significa para Lola Barajas un proceso de reconciliación con la carne de su cuerpo. Ella portaba un cachetero color morado, advierte que al separarse por instantes del contingente tenía una particular sensación: “sentía que estaba muy encuerada, en esta colectividad sentía protección, pero para mí el objetivo de hacerlo era liberarme de los pensamientos respecto a la otra y que se entienda que nuestros cuerpos no son materiales de consumo, son nuestros sin importar la vestimenta”, aseguró Lola.

“Al momento de bailar en la marcha no me importó si había o no gente observando, señalando o criticando, era sólo yo contra el mundo, era mi manera de gritar a los cuatro vientos que soy una mujer fuerte, valiente y empoderada. Me sirvió para reencontrarme con mi ‘yo bichota’ que se perdió hace unos meses cuando fui violentada y me arrebataron mi seguridad, confianza y autoestima. Creo que este fue solo el comienzo para poder sanar y reencontrarme” mencionó Luz.

Twerk
Foto: Ana Romo Ban / @anaromoban

Mantener espacios seguros para la mujeres resulta complicado en un país donde según las estadísticas se asesinan a 11 diariamente, pero apropiarse de las calles, al menos en una marcha, resultó para Jasenka Mirelle Álvarez su espacio seguro: “el 8 de marzo es una de las pocas fechas en el año en la que no me siento sola, al ver a tantas mujeres tomando las calles y donde todas son tus compañeras de lucha. Aunque hacerlo desde el twerk es increíble, porque jamás creí que pudiera salir a caminar como voy a mi clase sin ser juzgada y sintiéndome a salvo, acompañada y libre, yo invitaría las mujeres a que se reconcilien con su cuerpo, se apropien de sus movimientos, sensualidad y se liberen para exigir justicia”.

¿Cómo saber sí es o no lo correcto bailar twerk en una protesta en la calle? Esta pregunta se hizo en reiteradas ocasiones Ana Romo quien se manifestó, bailó y tomo fotografías. Su respuesta llegó cuando recordó  la felicidad que siente en sus clases, misma que sintió en las calles, asegura que al momento de bailar conecto con su libertad. “Es importante luchar de nuestra propia manera, desde nuestra trinchera. Ahora quisiera tomar la calles no solo en las marchas, sino en performance en calles, mostrar que esta forma de danza es segura y hacer más grande esta comunidad”, sostiene Romo.

Al llegar a Zócalo una parte de la explanada se convirtió en un escenario de improvisación para las twerkeras que acompañadas de una bocina bailaron al ritmo de “yo perreo sola”, “quiero bailar” y más.

Foto: Ana Romo Ban / @anaromoban

Días después de manifestarse con el twerk…

En redes sociales hubo críticas respecto al sí manifestarse bailando twerk es una protesta legítima en el día de la mujer, a lo que Déborah Ruce respondió con un texto en sus redes sociales:

“Las calles siempre nos han sido negadas a las mujeres cis y a la diversidades sexogenéricas. ¿Cuántos hombres no hay encuerándose en los parques sin que los acosen y critiquen 24/7? Recordemos: el problema viene de los ojos que miran y juzgan, que cosifican, de quienes agreden, no de quienes buscamos habitar el mundo bailando con y desde la libertad. Así que entrenar o bailar en las calles es reapropiarnos de los espacios que nos pertenecen”.

Luz sostiene que quienes bailan twerk lo hacen para sí mismas y que al tomar las calles se puede hacer conciencia de que este baile es para manifestar libertad y felicidad, no para que sea motivo de acoso y sostiene: “es mi cula, yo la voy a mover y menear como se me pegue la gana y al aterrizar la danza en la calle nos empoderamos al ser valientes y no tener miedo. Además, fortalecemos la comunidad twerkera”.

La Policía del Perreo apela a que bailar twerk en las calles es una manera de fomentar el cuidado entre todas, incluso ya piensa en consignas para el próximo año, para hacer adaptaciones que digan: “con pantalón o en cachetero, respétame culero” y retoma una frases que describe lo que sintieron la twerkeras protestando en la calles de la CDMX: “nuestra venganza es ser felices y somos felices bailando”,  Itziar Ziga & Franka Polari.

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