Guerrero. Para Ezequiel Mora, quien pidió al gobierno que por lo menos le trajeran los huesitos de su hijo Alexander Mora, nunca llegó nada, por eso la angustia y desesperación taladraron su corazón.
Para Doña Minerva Bello, don Bernardo Campos, don Saúl Bruno y Don Tomás Ramírez madres y padres ejemplares que siempre denunciaron que la desaparición de sus hijos era un crimen de estado, desde la otra dimensión de su vida seguirán dando la batalla para que se castigue a las autoridades civiles y militares que cobardemente desaparecieron a sus hijos.
Para Doña Guadalupe Rodriguez quien subió a la sierra de Chichihualco y al cerro del Veladero para rescatar cuerpos de personas desaparecidas. Su corazón generoso dejó una honda huella como una madre amorosa.
Por El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan
De acuerdo con el Comité Contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas, la impunidad en México es un rasgo estructural que favorece la reproducción y el encubrimiento de las desapariciones forzadas pone en peligro y causa zozobra a las víctimas. Es mínimo el porcentaje de desaparición forzada de personas, comenta que entre el 2 y el 6 por ciento han sido judicializados y solo se han emitido 36 sentencias en caso de desaparición de personas a nivel nacional.
Para los expertos y expertas de la ONU, la impunidad es un factor de revictimización y socava cualquier iniciativa para erradicar y prevenir las desapariciones forzadas “la injusticia causa desánimo y nuestra alma nunca encuentra reposo”.
En Guerrero se tienen registradas 3800 personas desaparecidas y son los colectivos y familiares de personas desaparecidas las que han irrumpido en los espacios públicos para evidenciar la inacción de las autoridades y la falta de una estrategia integral para contener el flagelo de las desapariciones y combatir la impunidad. Son las mujeres las que han enarbolado las búsquedas y quienes han demostrado tener la capacidad para organizarse e investigar los lugares donde hay fosas clandestinas.
En el municipio de Iguala la organización de familiares del colectivo los Otros Desaparecidos cuentan con 370 carpetas de investigación de personas desaparecidas. Desde el 2014 hasta la fecha han rescatado 260 cuerpos y han podido identificar a 69 personas que fueron entregados a sus familiares. 8 personas fueron rescatadas con vida. El lugar donde han ubicado la mayor número de fosas clandestinas es en el cerro gordo de Iguala.
Por parte del colectivo de Madres Igualtecas tienen un registro de 173 personas desaparecidas y un tercer colectivo independiente ha reportado 80 personas desaparecidas. Arrojando un total de 623 personas desaparecidas en uno de los municipios más violentos de Guerrero y donde ocurrieron las 43 desapariciones de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
En el puerto de Acapulco el colectivo de Familiares de Acapulco en Busca de sus Desaparecidos, tienen documentadas 363 personas desaparecidas. En su ardua lucha han localizado 70 personas con vida e identificado 55 cuerpos que han sido entregados a sus familiares. Tan solo en el 2022 han reportado el hallazgo de 37 cuerpos no identificados y cientos de fragmentos óseos. El parque nacional del Veladero y el río de la Sabana son los lugares donde se han rescatado la mayoría de los cuerpos, gracias al empeño y compromiso de las familias, quienes con sus propios recursos han evidenciado el gran número de personas desaparecidas y en centro turístico más importante de Guerrero. Las mismas familias han constatado el incremento en un 30 por ciento las desapariciones de niñas de 13 a 16 años, sobre todo del mes de mayo a la fecha.
El colectivo Lupita Rodríguez de Chilpancingo a lo largo de 8 años ha registrado 140 personas desaparecidas, en sus búsquedas han localizado alrededor de 175 restos óseos e identificado 6 cuerpos que fueron entregados a sus familiares. Las colonias donde se han encontrado fosas clandestinas son la colonia PRD, Las Terrazas, CNOP, Tata Gildo y el libramiento al municipio de Tixtla.
Desde la desaparición y asesinato del defensor Arnulfo Cerón Soriano quien este mes de octubre cumplirá 3 años en que fue encontrado en una fosa clandestina, las familias de personas desaparecidas conformaron en la ciudad de Tlapa el colectivo Luciérnaga, para buscar a sus familiares. Más de 30 personas han sido denunciadas por el delito de desaparición y al mismo tiempo se han realizado 8 jornadas de búsqueda logrando rescatar 8 cuerpos y más de 100 restos óseos en la periferia de Tlapa y sobre la barranca honda del municipio de Copanatoyac. A pesar de las investigaciones que se han impulsado con personal de la Fiscalía de Chilpancingo no se han obtenido resultados sobre el paradero de las personas desaparecidas. Lo más grave es que se han incrementado los casos de personas desaparecidas en los municipios de Copanatoyac, Cochoapa el Grande, Zapotitlán Tablas, Acatepec, Atlixtac y Huamuxtitlán.
En esta lucha desigual por la indiferencia de las autoridades y el empoderamiento de las organizaciones delincuenciales, los familiares no claudican en sus búsquedas a pesar de varios territorios controlados por grupos delincuenciales. Las autoridades no siempre están dispuestas a brindar acompañamiento a las familias, por eso la mayoría de las ocasiones realizan sus jornadas de búsqueda de manera independiente. En la Fiscalía las investigaciones de los casos de personas desaparecidas se mantienen estancadas. Tiene que ser la presión de los familiares las que obligan a que las autoridades retomen sus casos. En los últimos meses varios colectivos de Guerrero acudieron a la Ciudad de México y bloquearon la avenida Reforma para hacer pública su protesta por la desatención de la comisión ejecutiva de atención a víctimas que ha demorado el proceso de registro nacional de víctimas. Tienen que pelear en todo momento para acceder a una canasta básica, al pago de sus traslados y el arrendamiento de sus viviendas. Entre la crisis forense han demandado la creación de un centro regional de identificación humana. En nuestro estado existen muchos cuerpos que no han podido ser identificados ante el colapso del servicio médico forense.
El día internacional de las víctimas de desaparición forzada es un momento ha obligado a decenas de familias guerrerenses a tomar las calles para denunciar la indolencia de las autoridades, para demostrar su capacidad organizativa y su fortaleza espiritual ante la debacle del sistema de justicia y la crisis forense. Son las madres e hijas las que están en la primera línea, las que suben a los cerros, las que buscan a las personas desaparecidas. A pesar de sus enfermedades y de las penurias económicas se mantienen imbatibles, siempre dignas con mirada en la tierra removida para enterrar la varilla y escarbar en busca de cuerpos. Han dignificado la memoria de las personas desaparecidas, le han dado un lugar prominente en nuestra sociedad y han demostrado que ningún poder bastardo les arrancara de su corazón el amor por sus seres queridos.