Somos el Medio preguntó a los locatarios del Mercado de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, sobre la mejoría económica postpandemia que pregonan los indicadores macroeconómicos. Y ante la pregunta sobre ¿qué economía es la que mejoró? los comerciantes compartieron que las suyas no, pero también nos hablaron de sus estrategias de subsistencia durante y después de la pandemia.
Por Itzayana Caballero Vega y Sheila Serrano González
En diciembre del 2019 se dieron a conocer una serie de casos de pacientes con una enfermedad nueva, que se caracterizó principalmente por neumonía e insuficiencia respiratoria, en la provincia de Hubei, China, a pesar de las extensas medidas de contención, la enfermedad continúo avanzando hasta afectar a la población en los países de Asia, Medio Oriente y Europa.
Debido a la rápida propagación el 11 de febrero de 2020, la Organización Mundial de la Salud nombró este agente viral como COVID-19, y fue declarado pandemia en una rueda de prensa ofrecida por Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. Por lo cual el 30 de mayo de 2020 se declaró que el Covid-19 se convirtió en un virus mortal que se expandió hacia el continente europeo, africano y americano.
Tras su llegada a México, algunas de las medidas de seguridad que el gobierno estableció por la pandemia fueron el cierre total de establecimientos, con la consigna de que serían acreedores a una multa y clausura si no acataban estas medidas. Debido a ello, los locales del mercado de San Lorenzo Tezonco y buen número de comercios en el país se mantuvieron cerrados por dos años, generando una crisis económica mayúscula en la industria manufacturera entre otras.
La industria manufacturera es la actividad secundaria encargada de transformar la materia prima en productos finales, listos para ser comercializados. Dicho sector es de suma importancia para el crecimiento económico y el desarrollo de un país y abarca varios tipos de industrias desde el enlatado de alimentos hasta el ensamblaje de aeronaves.
Para México, la industria de las manufacturas es uno de los pilares más importantes de la economía, al representar alrededor del 18% del producto interno bruto (PIB). Tan sólo en 2021, según los indicadores económicos disponibles, el sector manufacturero mexicano fue uno de los principales afectados durante la pandemia. Actualmente, aunque la economía ha recuperado los niveles de empleo los estragos de la pandemia por COVID19 siguen presentes en la vida cotidiana de las familias y empresas dedicadas a este sector.
Mientras que la economía mexicana creció 3.1% en 2022, tras un repunte de 4.7% en 2021 después de una caída de 8.0% en 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Y para este 2023, incluso se prevé un aumento del PIB del 1.68 y el dólar cotizando en menos de 20 pesos por unidad, según la revista Forbes
No obstante, existe un abismo entre lo que nos dice la información macroeconómica y lo que vemos en la realidad de cada vendedor y comprador de la ciudad de México. De ahí la pregunta sobre ¿Qué economía es la que mejoró? Los comerciantes que entrevistó Somos el Medio mencionaron que para ellos es como un nuevo comienzo y una lucha constante para sobrevivir.
Un claro ejemplo lo podemos ver en el mercado de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa. Este mercado es el sustento de muchos de los habitantes del pueblo, no obstante, con el cierre de establecimientos durante la pandemia y la casi nula asistencia gubernamental, tanto local como federal, los comerciantes no obtenían los ingresos necesarios para su día a día. Así que con mucha necesidad de alimento y con muy poco presupuesto, todos los locatarios del mercado comenzaron a buscar maneras de subsistencia, que les permitieran siquiera alcanzar lo necesario para seguir sobreviviendo.
Tal fue el caso del señor Don Susano, uno de los vendedores más longevo de esta comunidad, quien lleva cuarenta años vendiendo verduras. Él comentó que le fue muy difícil seguir con sus ventas, pues además de que tuvo que cerrar su local por algún tiempo y dejar de percibir ingresos, al reabrir debía cumplir con estrictas normas para continuar vendiendo en su puesto lo que le resultó muy complicado. Las ventas del local de Don Susano bajaron mucho más, porque los clientes ya casi no pasaban por el mercado y los que llegaban a pasar solo le compraban una o dos cosas y por eso, recuerda, sus ganancias ya no eran las mismas que antes de la pandemia.
Y es que los impactos económicos de la pandemia fueron especialmente graves en las economías emergentes, donde las pérdidas de ingresos pusieron de manifiesto y exacerbaron ciertos factores de fragilidad económica preexistentes. A medida que avanzaba la pandemia en 2020, se vio con claridad que muchos hogares y empresas no estaban preparados para soportar una alteración de semejante duración y escala en sus ingresos.
Doña Hilda fue otra de las personas que, como don Susano, tuvo que acoplarse a las nuevas normas sanitarias para continuar trabajando en su puesto de juguetes en el mercado. Su local es muy colorido, de sus paredes cuelgan juegos de mesa, memoramas, canicas y algo de bisutería. Con una sonrisa durante toda la entrevista, doña Hilda compartió que, a pesar de tener treinta años como comerciante, reabrir su local después de los meses más estrictos del confinamiento tampoco fue para ella tan fácil porque, aunque recibió alguna ayuda por parte del gobierno, a la vuelta ya no vendía como antes. Hilda comentó que antes de la pandemia ella vendía papelería y le iba bien, ahora surte su negocio cada tres meses puesto que no hay venta suficiente y por ello no obtiene las ganancias necesarias para surtirse. Doña Hilda aprovecha las celebraciones, por ejemplo, las fechas en que logra sacar ganancias son el 14 de febrero, el día del niño, el de las madres y otros días festivos. Comenta entusiasmada que una de las cosas que más le gustan de ser vendedora es el hecho de poder decidir cuánto le sube o baja al costo de sus productos a la hora de vender.
Otra de las cosas que nos compartió doña Hilda es que en el mercado se tiene que sacar un permiso con la alcaldía y otro con el delegado o administrador del mercado para poder operar, y en dado caso de no poder pagar, su local es rentado a otro comerciante. En la actualidad, nos dijo la vendedora de juegos que, aunque sigue con pérdidas económicas y no se ha podido recuperar, intentará seguir vendiendo hasta donde le aguanten las fuerzas, eso sí, seguirá llevando a cabo los protocolos de higiene, todo lo que se requiera para “salir adelante”.
Nos despedimos de don Susano y doña Hilda y, mientras atravesamos el mercado rumbo a la salida, nos percatamos de que, así como ellos, se encuentran la gran mayoría de vendedores del mercado.
Después de una pandemia, otra guerra
De acuerdo con el informe trimestral de enero – marzo 2022, realizado por el Banco de México, el conflicto entre Ucrania y Rusia ha deteriorado las perspectivas para la economía mundial, ocasionando disrupciones adicionales a las causadas por la pandemia de COVID-19 en las cadenas globales de suministro y mayores presiones sobre los precios de diversos insumos.
Esta noticia nos impactó, puesto que, en realidad ya se veía todo como normal, aún existían ciertas restricciones en algunos lugares. Nos dejó con una incógnita. Puesto que realmente desde la apertura de los locales en el mercado hasta el día de esta publicación, no ha habido ningún cambio notable en las ventas del mercado de San Lorenzo, y a pesar de este anuncio del director de la OMS, las ventas no mejoran para los locatarios del mercado, puesto que los problemas son aún más complicados que el cierre que hubo debido a la pandemia.
Ya que, entre la pandemia, las bajas ventas y el uso masivo de pagos con tarjetas de crédito bancarias, han obligado a los usuarios los locatarios del mercado se han visto obligados a modernizarse de manera abrupta. Sin contar con el hecho de que sin embargo, no todos están abiertos ni preparados a comenzar a utilizar las nuevas formas de pago, por lo cual los locatarios aún siguen buscando acoplarse a la nueva forma de compra y venta que se produjo durante la pandemia.
Cuando realizamos estas entrevistas, pudimos ver a este mercado con otros ojos, ya que no sólo es el un mercado por el cual pasamos y compramos en lo cotidiano lo que necesitamos para nuestro día a día, estas entrevistas nos dieron la oportunidad de ver este mercado desde otro punto de vista, nos ayudaron a darnos cuenta de que aunque la situación económica ya estaba mal desde antes de la pandemia, la emergencia sanitaria no hizo más que empeorar la situación de las familias mexicanas.
Pero no todo es negativo, ya que también pudimos ver el gran esmero que la gente siempre pone para mantenerse bien, para enfrentar cada problema que se les presenta, y aunque las situaciones o condiciones de venta son diferentes, han logrado adaptarse y, sobre todo, renovaron lazos de solidaridad en esta pandemia, según nos compartieron lo mismo el vendedor de velas que la señora que corta el pollo toda la mañana, afirmaron que asistieron a manifestaciones de complicidad y solidaridad entre los locatarios del mercado.
Es un dicho común que México es un país en el que en las tragedias unen a las personas, que las empujan a apoyar y ser solidarios. Este mercado no es la excepción, ya que cada uno de los vendedores se apoya de diferente manera, y juntos buscan la manera de poder seguir generando ingresos a pesar de las adversidades.
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Esta pieza fue elaborada en el Taller de Periodismo de la UACM