Este domingo 22 de octubre del 2023, miles de personas se dieron cita bajo la sombra del Ángel de la Independencia para marchar en protesta a la violencia que se vive dentro del conflicto bélico entre Israel y Palestina. Banderas blancas con rojo, negro y verde, ondearon en cada rincón. Consignas entonadas por muchas voces retumbaron sobre la avenida del Paseo de la Reforma y denunciaron la crueldad que se está viviendo entre estos dos países.
Por José Meza / @josemz49
22 de octubre del 2023, Ciudad De México.- Es domingo y estamos en el Ángel de la Independencia. Son la una con treinta minutos de la tarde y el sol azota a las transeúntes que buscan sombra en cualquier rincón. Catrines, catrinas, zombis y de más personas disfrazadas se mezclan con los protestantes que van llegando de poco en poco. Aquí, debajo de este monumento a la independencia, se ha dado cita para la Marcha por palestina, en la que se protestara en contra de la guerra que se vive al día de hoy entre Israel y el estado Palestino. Banderas verdes con negro, blanco y rojo; carteles con mensajes como “Esto no es una guerra, es genocidio” o “viva la lucha del pueblo palestino” niñas, niños, familias enteras, se van sumando de poco en poco sin importar el calor. De un megáfono suena una voz que, en tono de rabia, rompe el ruido de la gente y grita “¡Viva palestina libre!” y entonces todos le siguen y responden “¡viva!”
Josafat se cubre del sol con una mano mientras que, con la otra, ondea la bandera de Palestina. Una de sus preocupaciones con respecto al conflicto es que “los palestinos tienen que soportar el estar ocupados ilegalmente por Israel” y resalta que “se violan los acuerdos del 67” mismos que, las naciones unidas, reconocieron en la guerra de los siete días, y que dividieron la tierra Palestina en tres zonas (Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza) Josafat hace un llamado al cese del fuego y a “la defensa del derecho de autodeterminación del pueblo palestino” que, para él, es lo más importante. Antes de seguir con su camino, me dijo que “no deberíamos de ser cómplices con nuestro silencio” y que lo que esta sucediendo en Palestina es una alarmante “limpieza étnica” por lo cual, debería de ser condenada con tal seriedad. Su bandera se ondea un poco más hasta desaparecerse entre las otras de los cientos de asistentes que ya van llegando y que toman lugar.
El sol no da tregua, sin embargo, el coraje y la solidaridad de las personas es más que el agotamiento y el calor. Puños izquierdos levantados a lo alto; largas pancartas extendidas por varias personas; consignas entonadas y lanzadas con fuerza, nada evita el salir a protestar en contra de la guerra; es por eso que las personas empiezan a acuerparse formando contingentes y se alistan para partir hacia el Monumento a la Revolución, lugar donde se dará el mitin.
Bengalas de los colores de la bandera de Palestina pintan un pedazo del cielo, la gente mira y los niños sonríen y señalan aquel humo que se disipa entre los manifestantes. La inocencia se ve interrumpida ante el cartel de una chica que hace referencia a que, en palestina, cada 15 minutos, pierde la vida un infante a causa de los bombardeos. Parece que un silencio invade la cabeza de la chica que sostiene dicha pancarta. Su mirada se pierde entre la multitud mientras todos intentan tomarle una foto. Ella mira fijamente hacia un solo punto como pensativa y melancólica.
Son la una con cuarenta y cinco minutos, ya somos más de cien. Las catrinas, los catrines y la demás gente disfrazada, se pierde entre los protestantes, mismos que hacen ruido para que quienes caminen por ahí, escuchen “¡Desde el río hasta el mar!” grita un contingente “¡Palestina libertad!” rematan todos juntos. Es el contingente de Sobrevivientes de la Guerra Sucia A.C., ellos son quienes encabezan la marcha. Todos se preparan para salir. El sol no da tregua. Ni una nube se alcanza a mirar cercana a él para cubrirlo, sin embargo, los manifestantes no se han cansado de gritar; siguen lanzando consignas arrojadas desde el corazón.
Para José Luis, uno de los protestantes, el “abuso militarista” no es únicamente por parte de Israel, para él, Estados Unidos es cómplice de los crímenes que se han cometido en contra del pueblo palestino. “el abuso militarista de Israel y de estados unidos, no justifican el genocidio ni la guerra”, dice. José Luis hace hincapié en que, “También el terrorismo de Hamás es reprobable” y que, las verdaderas víctimas de todo esto son “los civiles, los niños; el pueblo palestino e israelita que nada tiene que ver con el poder de los estados” y que, asegura, son inocentes. José Luis se pierde entre el tumulto, sin embargo, su voz retumba de entre las de algunos. Suena con rabia y coraje, como la de la mayoría de los protestantes.
Son las dos con quince minutos, el calor sigue igual, ni una sola nube cubre el sol y eso parece no importarle a ninguno de los manifestantes, mismos que ya empiezan a movilizarse por la avenida Paseo de la Reforma.
De nuevo las bengalas de colores, las consignas entonadas, el marchar de la gente que genera un ruido peculiar, el ruido de la protesta. Mujeres con rostros cubiertos por velos; niños con banderines que van a un lado de sus padres; contingentes que, para darse a escuchar más, tocan tambores, tarolas y cencerros. Todos marchan con dirección al Monumento de la Revolución en un solo contingente compuesto por muchos contingentes. La protesta es para dar a entender a todos que, quienes realmente están pagando las consecuencias dentro de esta guerra, son los civiles. El pueblo. Personas que no tienen nada que ver con los intereses tanto políticos, como religiosos y económicos por los que se pelean en dicha guerra.
En la Glorieta del Caballito, los contingentes dieron vuelta para enfilarse hacia el monumento de la Revolución. A lo lejos la cúpula de éste, destella bajo del sol y proyecta una luz deslumbrante. Para este punto, ya somos más de mil protestantes dentro de la movilización. Las personas no se cansan de vociferar, el calor aquí no detiene a nadie. “Libertad” gritan entonados “y vida” corean con rabia “para el pueblo en Palestina” finalizan, solemnes. Algunos llevan rosas y claveles rojos y los levantan en el aíre. De varios carteles se puede leer “Alto al apartheid” o “Estados Unidos e Israel terroristas del mundo”. Banderas de varias asociaciones o movimientos, se ondean junto a las de palestina. Todos llegamos a la plancha del Monumento de la Revolución y tomamos un lugar para escuchar el mitin.
Varios representantes de las asociaciones que participaron dentro de la marcha, dirigen algunas palabras a los manifestantes que ya se han congregado alrededor de la tarima. Se leen algunas de las demandas hechas tanto a los gobiernos de ambos países, como a las organizaciones mundiales que procuran la paz. Piden el cese de fuego, la responsabilización del genocidio a manos del estado sionista y la solidaridad de todas las naciones para combatir con la violencia generada por esta guerra que es “santa”.
Suena una guitarra en tono de protesta, al igual que la voz de una mujer que canta “Nací en Palestina, no tengo lugar y no tengo paisaje” todos guardan silencio, con la mirada perdida entre el cielo y el suelo, la gente presta atención a la letra de la canción “y menos tengo patria, nací en Palestina” retumba en las bocinas “nací en Palestina” repite aquella mujer “nací en Palestina” termina sollozando.
