Con 187 votos a favor y solo dos en contra, la Asamblea General de la ONU exigió una vez más a Estados Unidos el fin del embargo económico a Cuba, denunciando su impacto humanitario y su incompatibilidad con los principios de igualdad y libre comercio establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.
Por Redacción / @Somoselmedio
En una votación casi unánime, la Asamblea General de la ONU reafirmó este miércoles su postura contra el embargo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba, un bloqueo que permanece vigente desde hace más de seis décadas. Con 187 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia), la resolución solicitó nuevamente que se ponga fin a esta medida unilateral que, según los delegados de diversos países, constituye una violación de la Carta de las Naciones Unidas y representa un obstáculo para el desarrollo de la isla.
La Asamblea General lleva desde 1992 emitiendo anualmente esta resolución en contra del embargo, un hecho que, de acuerdo con muchos de los delegados, reafirma el principio de “igualdad soberana de los Estados” y el derecho a la “libertad de comercio y navegación”, establecidos en el derecho internacional. El texto de este año, presentado por Cuba bajo el título “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” (A/79/L.6), incluye un llamado explícito a todos los Estados para evitar la implementación de leyes que restrinjan estos principios y cuestiona la vigencia de regulaciones como la Ley Helms-Burton, que desde 1996 amplía los efectos del embargo hacia terceros países.
Durante la sesión de la Asamblea, representantes de varios Estados miembros señalaron el profundo impacto negativo del embargo sobre el pueblo cubano, con restricciones en el acceso a insumos críticos como alimentos y medicamentos. En este contexto, los delegados coincidieron en que el bloqueo supone un acto de castigo colectivo que afecta de manera injustificada la calidad de vida de los ciudadanos cubanos. Además, destacaron la contradicción de mantener una medida restrictiva que contraviene el espíritu de los acuerdos de desarrollo sostenible y el Pacto del Futuro, adoptados recientemente por la comunidad internacional.
Países de América Latina y el Caribe, sin excepción, respaldaron la resolución. La representante de México condenó enfáticamente el embargo, señalándolo como contrario al derecho internacional y una barrera para el avance de un hemisferio más justo y pacífico. México argumentó que solo con la suspensión del bloqueo será posible construir una región más próspera y solidaria. El embajador de Bolivia, por su parte, afirmó que “la lucha del pueblo de Cuba es la lucha de toda Latinoamérica”, mientras que la delegación chilena denunció el “anacronismo” de un embargo de la Guerra Fría, calificándolo como una “violación flagrante” de los derechos de los once millones de cubanos.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el grupo de los No Alineados se unieron a los pronunciamientos en favor de Cuba, destacando que el embargo representa un quebrantamiento de los principios establecidos en la Carta de Naciones Unidas. Por su parte, el representante de Colombia expresó que las sanciones contradicen los principios de cooperación internacional y de desarrollo inclusivo, obstaculizando los esfuerzos de Cuba por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La sesión también incluyó menciones a la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, una designación que varios Estados consideran injusta. Representantes como el embajador de Honduras, en representación de la CELAC, señalaron que la política de bloqueo ignora la contribución solidaria de Cuba en múltiples crisis internacionales, especialmente con el envío de médicos y trabajadores de la salud durante la pandemia de COVID-19.
A pesar de la contundente mayoría que respalda esta resolución año tras año, el embargo sigue en pie, destacando las tensiones en la política exterior de Estados Unidos y sus relaciones con la comunidad internacional. Para el gobierno cubano y los países que lo apoyan, la resolución de la ONU representa un llamado urgente a Washington para que responda a la creciente presión mundial y finalice esta medida, considerada ya por muchos como un obstáculo obsoleto y anacrónico para la paz y el desarrollo global.