La Presa Las Cruces amenaza la biodiversidad del río San Pedro, sitios sagrados indígenas y la subsistencia de miles de familias en Nayarit, alertan expertos y líderes comunitarios.
Por Ivan Ramírez / Yair_R1H9
Tepic, Nayarit, 14 de noviembre de 2024. En una mesa redonda realizada en la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), expertos y líderes comunitarios expusieron las graves consecuencias sociales, culturales y ambientales que tendría la construcción de la presa hidroeléctrica Las Cruces en El Nayar.
Bajo el título Por qué no a la presa hidroeléctrica Las Cruces (El Nayar), el evento reunió a especialistas que, desde diferentes perspectivas, pidieron reconsiderar el proyecto debido a sus irreversibles impactos.
Moderado por Olivia María Garrafa Torres, representante de la Universidad Popular de los Movimientos Sociales (UPMS), el foro contó con la participación de Moisés Pérez Silva (Centro para el Desarrollo Social y la Sustentabilidad Nuiwari A.C.), Pedro Cayetano González (Red CEYWINA), Mario Alberto Ortiz Jiménez (investigador independiente) y Manuel Rebolledo Antúnez (Grupo Ecológico Manglar A.C.).
Moisés Pérez Silva destacó que la presa alteraría el flujo del río San Pedro, amenazando la biodiversidad y afectando las actividades económicas de subsistencia de las comunidades locales. “No podemos permitir que intereses externos dicten el futuro de nuestros recursos naturales sin un análisis serio de las consecuencias”, afirmó, cuestionando los estudios de impacto ambiental presentados hasta ahora.
Pedro Cayetano González subrayó la importancia cultural y espiritual del río para los pueblos Wixárika y Náayeri. “El río no solo es una fuente de agua; es parte de nuestra historia y de nuestras ceremonias. Al construir una presa sobre él, estamos destruyendo parte de nuestra identidad”, expresó, advirtiendo que el proyecto afectará sitios sagrados y centros ceremoniales.
Mario Alberto Ortiz Jiménez, en tanto, señaló que los beneficios energéticos del proyecto no compensan el daño ecológico y social que provocaría. “México tiene el potencial para generar energía limpia a través de alternativas como la solar y eólica, sin sacrificar su riqueza natural y cultural”, afirmó.
Por su parte, Manuel Rebolledo Antúnez alertó que el impacto de la presa se extendería más allá de su ubicación inmediata, afectando los manglares y ecosistemas costeros. “Esta región depende de un flujo constante de agua. Alterarlo sería devastador para la flora y fauna que dependen de estos hábitats”, explicó.
La moderadora Olivia María Garrafa Torres invitó a los asistentes a reflexionar y debatir sobre el tema, dando espacio a comentarios que evidenciaron la frustración de las comunidades. “Nada más de escuchar lo que dicen las personas de poder en el país y ver lo que vivimos día a día en nuestras tierras, me hace querer agarrar las armas… Invitaría a los jóvenes a estar más pendientes de estas situaciones y a luchar por lo que nos quieren arrebatar”, expresó uno de los asistentes.
De concretarse, la presa hidroeléctrica Las Cruces atraparía el caudal del río San Pedro Mezquital, el último río que fluye libre en la Sierra Madre Occidental. Esto afectaría directamente a cerca de 12,000 familias que dependen del río para actividades como la pesca, agricultura y ganadería. Además, el embalse inundaría el poblado de San Blasito, afectaría al pueblo de Saycota y pondría en riesgo 14 sitios sagrados y un centro ceremonial fundamentales para los pueblos indígenas Wixárika y Náayeri.
El proyecto también amenaza con interrumpir el suministro de agua y nutrientes al ecosistema de Marismas Nacionales, que alberga uno de los bosques de manglar más grandes de México. Pese a estos riesgos, en 2014 el gobierno otorgó permisos ambientales y de uso de agua para la construcción de la hidroeléctrica sin consultar ni obtener el consentimiento de las comunidades indígenas afectadas, en abierta violación de sus derechos. Organismos nacionales e internacionales han señalado los peligros del proyecto, pero las recomendaciones han sido ignoradas.
El pasado 11 de octubre, durante su Tercer Informe de gobierno, el gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, anunció su interés de reactivar la obra que fue detenida por las afectaciones al embalse del Río San Pedro y otras de impacto ambiental.
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