Por Mario Marlo/@Mariomarlo
Familiares del niño Miguel Ángel López Rocha, quien falleció en el año 2008 por intoxicación de arsénico después de caer en las aguas del Río Santiago en El Salto, Jalisco, denunciaron que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas se ha negado a realizar la reparación del daño a la que están obligados.
En la conferencia de prensa, Juan Carlos Sanchez Solorzano, abogado de los padres del menor, detalló que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), los reconoció en el año 2015 como víctimas; sin embargo, hasta el día de hoy, no han cumplido con la reparación del daño integral.
El abogado precisó que a pesar de que el artículo 148 de la Ley General de Víctimas detalla que la CEAV tenía un plazo máximo de 20 días para integrar y resolver el expediente relacionado con la solicitud de la reparación del daño, a tres años, esto no ha sucedido.
Sanchez Solorzano explicó que la CEAV se niega a realizar la reparación del daño, ya que la Comisión Nacional del Agua no ha aceptado que el niño Miguel Ángel López Rocha haya muerto a causa de la contaminación del río.
Por su parte, Raúl Muñoz Delgadillo, presidente del Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto, explicó que desde la muerte del niño Miguel Ángel, en el 2008, han fallecido: mil 430 personas por efectos de la contaminación del río Santiago, además de que existen mil 357 personas que sufren insuficiencia renal crónica y 432 que padecen cáncer.
A lo anterior se suman 4 mil 254 personas enfermas de diferentes tipos de afectaciones durante los últimos 12 años.
Miguel Ángel Rocha de ocho años de edad, jugaba con unos amigos cuando cayó en las aguas del canal de la presa El Ahogado, que contiene agua del río Santiago. Después de 18 días de permanecer en coma, el menor falleció a las 17:40 horas en el Hospital General de Occidente debido a que su sangre tenía altos niveles de arsénico, así lo reconoció la Secretaría de Salud Jalisco.
Durante la conferencia Mari Carmen Rocha, madre de Miguel Ángel, exigió a las autoridades estatales y federales que trabajen realmente por evitar más muertes de niños en la zona de el río Santiago.
“No me gustaría que alguien más viviera lo que nosotros vivimos, por que a pesar que han pasado doce años, lo sigo extrañado mucho. Ahora estamos en el olvido, de mis hijos, todas esas promesas de becas y de reubicación fueron puras palabras al viento. Han pasado doce años y no ha pasado nada, sigue todo igual, para nosotros que hemos perdido seres queridos vamos a seguir en la lucha”.