En el Antiguo Colegio de San Ildefonso se presentó el sexto diálogo “Mujeres zapatistas y la doble revolución”, en donde las ponentes mencionaron la importancia de la participación de las mujeres dentro del movimiento Zapatista.
Texto: Verónica Rojo/@veca_rojo
Fotografías: Denisse Ureña/@denisseure_
Ciudad de México, 14 de abril del 2024.- La tarde del pasado 13 de abril del presente año, a 30 años del levantamiento zapatista se llevó a cabo el sexto diálogo “Mujeres zapatistas y la doble revolución”, el cual estuvo a cargo de la socióloga y antropóloga Margara Millán, con la participación de Aracely Méndez mujer tzeltal, socióloga y cineasta, Ana Vázquez mujer tzotzil, comunicóloga intercultural, cineasta y traductora del tzotzil al español y a la inversa y Carolina Díaz, investigadora y Doctora en Antropología Social. El objetivo de esta mesa de diálogo fue revelar y centrarse en las mujeres, su participación en la transformación del mundo en el que vivimos.
Aracely Méndez inicio su ponencia leyendo el recuerdo del momento en el que escuchó por primera vez sobre el movimiento zapatista, donde a su corta edad no tenía referente sobre política, años después comprendía un poco más y mencionó “pude sentir a esa corta edad en mis entrañas, en mi piel, en mi corazón, la intensidad, el asombro y la incertidumbre de que una guerra se había desatado en Chiapas y realizada por los indios, indígenas, o sea mis paisanos. No tuve explicaciones sobre lo que estaba sucediendo, solo escuchaba, observaba, tenia un sentimiento que no sabía cómo nombrar, era empatía, indignación más que temor”.
A demás mencionó que para las mujeres pioneras partícipes de este movimiento no fue tarea sencilla, sin embargo, lograron posicionar sus demandas de igualdad y justicia para ellas en 1993, donde surgió la Ley Revolucionaria de Mujeres Zapatistas, logrando que las mujeres tuvieran el derecho a elegir a su pareja y a no contraer matrimonio. Así como ocupar cargos en dirección de organización y tener grados militares, siendo importante ya que aún en la actualidad algunas comunidades siguen practicando usos y costumbres que violentan los derechos de las mujeres, pues las revoluciones de la lucha del EZLN ha sido anti patriarcal y anticolonial.
Ana Vázquez, en su ponencia abarcó la lucha de las mujeres tzotziles, en donde ella recalca que el movimiento zapatista nace desde la defensa de los “indígenas”, para defender su dignidad y para defender sus derechos como seres, sin embargo, para las mujeres zapatistas es una lucha interna, ya que al llegar el zapatismo a la comunidad las mujeres descubren que son seres con derechos, los usos y costumbres patriarcales les quitaba sus derechos a las mujeres, poniendo en desventaja la vida.
Ana comentó, que la lucha zapatista la llevó a vivir con miedo hasta los quince años, tenía que negar a sus padres ya que corría riesgo su vida y la de su familia, en cambio, al salir de su comunidad se percató que su lucha seguía.
“…no era luchar con arma, ahora mi lucha es luchar con una cámara una herramienta donde le da visibilidad a las mujeres, una herramienta donde rompe las barreras culturales geográficas… no era quedarme ahí con lo que había avanzado mi madre entonces nosotras las mujeres tzotziles, mujeres mayas seguimos luchando desde nuestra trinchera desde la poesía, desde la investigación desde el cine, en diversas artes”.
“En mi lengua no existe traducción feminista y no existe traducción de empoderamiento las mujeres tzotziles no están luchando para empoderarse en algo, están luchando para una libertad, si analizamos el termino poder de que estamos empoderando, ¿de qué vamos empoderar?, algo que no había en la comunidad era libertad, mi madre siempre que le preguntan, ¿por qué está sola? ella siempre responde, a mis hijas le salieron alas, esas que a mí me cortaron, este es el movimiento zapatista una búsqueda de libertad, no de empoderarse en algo”.
Finalmente, Carolina en su ponencia mencionó que el zapatismo ha estado en diferentes etapas de su vida, en su adolescencia, el movimiento era significado de rebeldía, sin embargo, no entendía a profundidad el movimiento, pero sabía que era algo diferente, en cada una de sus etapas el movimiento le dejó enseñanzas en como las mujeres fueron capaces de luchar por su dignidad a pesar de la violación a los derechos humanos de la comunidad zapatista y la necesidad de defendernos ante el sistema opresor, capitalismo patriarcado, pero también la importancia del abrazo colectivo. Por último, cerró su ponencia con un mensaje del tercer comunicado de los encuentros de mujeres zapatistas en el que se representa la esperanza de la lucha zapatista.
“Les voy a ser sincero, yo el capitán puedo soñar con este momento que una niña nace sin miedo que es libre y que se hace responsable de lo que hace y de lo que no hace, puedo también imaginarlo, incluso podría escribir un cuento o una historia de eso, pero estas mujeres y hombres que tengo enfrente y a un lado, indígenas zapatistas, todos de raíz maya, mis jefas y jefes no sueñen ni imaginen esa niña, ellos y ellas la ven, la miran y saben lo que tienen que hacer para que esa niña nazca, camine, juegue, aprenda, y crezca en otro mundo, dentro de 120 años”.
