Ciudad de México, 18 de septiembre de 2018.- A un año del sismo del 19 de septiembre de 2017 y del precedente del 7 del mismo mes, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) recordó la importancia de integrar la dimensión de derechos humanos durante estas emergencias humanitarias y en los procesos de reconstrucción. Asimismo, la ONU-DH llama a las autoridades mexicanas a mantener como temas prioritarios la atención a las poblaciones afectadas y la preparación frente a los riesgos naturales.
La ONU-DH reconoció la gran muestra de solidaridad de la población y los esfuerzos desplegados por las autoridades remarcando que los acontecimientos mostraron la necesidad de fortalecer la dimensión de derechos humanos en la respuesta a los desastres, sobre todo en términos de protección a las víctimas e información a las personas directamente afectadas, familiares y público en general.
En relación con la fase de reconstrucción, la ONU-DH enfatizó la necesidad de censos completos, transparencia en el uso de recursos y atención a las necesidades e impactos de corto, mediano y largo plazo. “Es fundamental garantizar que no exista ningún tipo de discriminación en la atención”, enfatizó Jan Jarab. “La atención no puede ser condicionada por la afiliación política, apoyo electoral o consentimiento ante ciertos proyectos. El sector empresarial puede tener un rol complementario fundamental en el apoyo después de los desastres, pero las autoridades no pueden transferir sus obligaciones a los entes privados.”
La ONU explicó que los sismos de septiembre de 2017 afectaron especialmente a algunas de las poblaciones que presentan una situación de mayor vulnerabilidad y marginación en el país. “Los esfuerzos de recuperación no deben perpetuar la discriminación, la exclusión y la marginación. Debe garantizarse que la reconstrucción sirva para superar las condiciones pre-existentes y contribuya al pleno disfrute de derechos” recordó Jan Jarab. Además – dado el carácter indígena de muchas poblaciones afectadas – hay que garantizar que las medidas, por ejemplo, la oferta de vivienda, sean culturalmente adecuadas.
Asimismo, llamó a que los esfuerzos de reconstrucción deben ir acompañados de acciones de prevención así como incrementar la preparación para hacerles frente, incluyendo la capacitación y formación de personal especializado y de la población en general.
“Es necesario que las autoridades de todos los niveles retomen efectivamente las denuncias y lecciones aprendidas señaladas por las personas afectadas y por las organizaciones. Los informes que con un gran esfuerzo se han realizado para evaluar la reconstrucción, el impacto de la corrupción urbanística, el posible desvío de ayudas y el impacto psicosocial de los sismos suponen un gran capital para el diseño de las acciones públicas que contribuyan a una sociedad más resiliente”, concluyó Jan Jarab.