Hace unos años estuve en el lugar de Melanie, los medios me descalificaban y los policías hicieron uso excesivo de su fuerza. La Brigada Humanitaria de Paz Marabunta estaban en primera línea, con su uniforme rojo, me ayudaron y mitigaron el miedo.
Por Alejandra Natalia Rodriguez
Botas, escudos y el rostro de Melanie en el piso me hacen recordar aquel primero de diciembre del 2013. A lo lejos veo una escena similar a lo que viví, ahí están nuevamente ese grupo de personas uniformadas de rojo, que ponen el cuerpo en la manifestaciones para apoyar a quienes hemos sufrido la violencia policíaca.
A seis años de mi detención arbitraria para ellos solo tengo mi más sincera gratitud, pues cuando sentía que no podía respirar, las esposas oprimían mis muñecas y mi rostro estaba entre las botas de granaderos, un integrante de la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta me decía que no tuviera miedo y gritaba ¡soy paramédico déjenme ayudarla!
Días después de mi detención supe que esa voz pertenecía a Miguel Barrera, uno de los fundadores de Marabunta, organización civil que recientemente ha sido objeto de ataques mediáticos y en redes sociales, la labor que realizan en las manifestaciones no es nada sencilla pero llegaron a marcar un antes y un después en las protestas en la Ciudad de México.
En el terreno de las manifestaciones, Marabunta brindan primeros auxilios a los lesionados, tratan de mediar para evitar conatos de violencia entre manifestantes y policías, en su centro comunitario: La Roca, se impulsa la cultura en barrios populares como en la colonia Gabriel Hernández.
Marabunta promueve la danza, teatro, talleres de rapel,el campismo y acompañan en las búsquedas a familiares de desaparecidos.
La Brigada está formada por ciudadanos organizados que desde el primero de diciembre del 2012 trabajan por la manifestación libre. Desde que supe de ellos me pregunto cuántos grupos así existen en el mundo, o acaso son únicos.
Al conocer a Miguel en persona me reiteró que lo que pasó en mi detención fue algo totalmente arbitrario eran alrededor de 30 elementos de la policía que me rodeaban y sometían, mi complexión es pequeña y delgada, los protocolos de detención eran y son malos, para muestra el caso de Melanie, el mío y decenas que la Brigada ha documentado.
¿Qué pasó el día que me ayudó Marabunta?
Para evitar información parcial voy a recordar qué pasó el día de mi detención y por qué me identifique con Melanie.
¡Deténganla, es anarquista!
Escuché la voz masculina que sentenció mi detención.
– ¡Soy prensa!, ¡vengo de Somos el Medio!
No es suficiente para alejar a los policías que me encapsulan. En cuestión de instantes, sólo logro ver uniformes azules, botas y cascos. Mi única arma es una cámara, la cual suelto al sentirme sometida. Hoy ya no sé nada de ella.
Minutos antes, aproximadamente a las 14:00 horas me encontraba cubriendo la marcha y actos de protesta ocurridos en la Ciudad de México con motivo del llamado 1Dmx. Avancé al paso de los demás periodistas sobre la calle Enrico Martínez y a la altura de La Ciudadela siento cómo por la espalda me detienen y me someten por el cuello.
Mis gritos de ¡no! y ¡ayuda! fueron las palabras subsecuentes. Logro sujetarme a la reja a la que soy lanzada por el contingente policíaco. El miedo lo externo en mis gritos de auxilio, después se convierte en indignación al sentirme esposada.
¿Qué he hecho para estar así? Documentar lo sucedido, ¿acaso eso es un delito?
En el encapsulamiento policial una mano entra en la parte trasera de mi pantalón tras ser esposada.
Más de un periodista intenta documentar lo sucedido, en el intento varios son agredidos. Al ser puesta en pie, siento cómo me aprietan más las esposas, situación que me provoca un intenso dolor en las muñecas. ¡Ya por favor dejen de lastimarme!, insisto.
Me conducen hacia avenida Chapultepec. Llegan más policías.
– ¡Me siento mal, suelten un poco las esposas! Le digo a una de las policías que me lleva detenida. Responde:
– ¡Si eres violenta, yo lo seré contigo!.
Me siento atemorizada, me muevo un poco y ella golpea mi pierna derecha con su rodilla. Caigo al piso. Por unos instantes pierdo la conciencia, me siento sofocada. A lo lejos escucho:
– ¡Soy paramédico déjenme ayudarla!
No lo permiten. La caída provoca heridas en mi brazo izquierdo y al ser reincorporada por la fuerza, lastiman mi espalda.
Acto seguido a los golpes y sometimiento de mi persona, me llevan aproximadamente 30 policías con exceso de fuerza a la patrulla, mientras un cerco de aproximadamente 100 policías a los costados impiden que los periodistas documentaran mi detención.
Al ser traslada al juzgado cívico en el trayecto en la patrulla fijé mi mirada en los ojos de mis agresores, descubro que me evaden, saben que habían hecho uso desmedido de la fuerza.
Acompañamiento sin justicia
He querido borrar los recuerdos de aquel día, no por temor sino por una sensación de vacio al recordar que denuncié a los policías que me detuvieron y no hubo ninguna sanción para ellos y ellas.
Cuando la detención ocurrió yo era parte de la Red “#RompeElMiedo”. Ante las autoridades manifesté que oficiales de policía de sexo masculino me sometieron y uno de ellos me tocó sexualmente mientras estaba esposada. Me trasladaron a un juzgado cívico por supuestas infracciones. Horas después fui liberada por falta de pruebas.
Con el acompañamiento de Artículo 19, presenté una denuncia dos días después de la agresión ante la FEADLE (Fiscalía Especial de Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión). Sin embargo, casi un año después , la FEADLE se declaró incompetente para seguir el caso, considerando que los hechos no tenían vínculos con mi actividad como periodista. En ese momento era parte de un medio libre y digital: Somos el Medio y estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas, quizás por ello no tomaron en cuenta mi labor periodística.
Los señalamientos y el rol de los medios
Después de salir del juzgado en mi casa me adentre en web, en las notas de varios medios se menciona: “agarran anarquista quitándose la capucha”, “joven participante en los disturbios detenida por sabotaje y robo”.
Sin duda esa “información” se sustentó en supuestas declaraciones oficiales, fue escrita en la competencia por obtener la nota o son medios que no contrastan la información y criminalizan la protesta social en sus notas. Ahora esos señalamientos que buscan desacreditar son para Marabunta y para decenas de manifestantes. Nada ha cambiado.
Hace unos años estuve en el lugar de Melanie, los medios me descalificaban (aunque era medio libre) y los policías hicieron uso excesivo de su fuerza. La Brigada Humanitaria de Paz Marabunta estaban en primera línea, con su uniforme rojo, diciéndome que no tuviera miedo y me ayudaron, para ellos hoy y siempre GRACIAS.
Respaldo
Mi testimonio es un mero reconocimiento a la labor de Marabunta. Instituciones como la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) emitió un pronunciamiento este miércoles 10 de junio en el que se manifiesta en respaldo a la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta y se lee: “por su trabajo de promoción y defensa de los derechos humanos en la Ciudad de México”.
En un comunicado que firmado por Artículo 19, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, el Centro Nacional de Comunicación Social, entre otros a título individual. En el texto se expresa:
“Gracias a su colaboración y presencia en diversas movilizaciones se han evitado ataques hacia la integridad de personas manifestantes y servidores públicos, procurando y priorizando el diálogo como herramienta fundamental para la resolución de conflictos. También recordamos a los medios de comunicación que la seguridad de quienes se manifiestan corresponde al Estado, por lo que no es responsabilidad de Brigada Marabunta realizar ninguna acción del orden público”