Por: Cristian Jiménez Machorro/ @CuentistaDePue
En medio de un amanecer que combinaba el color de una flama ardiendo en las alturas con el más cristalino azul en el cielo, nos desplazábamos en un automóvil rentado por plataforma, conducido por un varón entrado en los cincuenta y con quien no alcanzamos a cruzar palabra alguna debido a la atención especial que merecía a nuestro criterio el ambiente en el cual nos introducíamos tuvo las primeras señas de que terminaría pronto cuando el vehículo pasó la ciudad de Cholula y empezó a circular sobre la carretera federal que va de Puebla a Huejotzingo.
Por vía redes sociales se habían podido percibir imágenes en las que en el mencionado lugar se encontraba tomado por pobladores que en la noche habrían de prenderle fuego a montones de llantas acomodadas estratégicamente en todo el largo de la carretera, misma que para la primera luz del día del trabajo se encontraba devuelta al tránsito de las ruedas del transporte, tanto publico como privado; aquellas llamas que se percibían en videos ahora solo se veían reducidas a montones de cenizas y alambres que permanecían cómo testigos de la represión del 30 de Abril en contra de los pueblos cholultecas.
#HOY en la iglesia de San Juan, en Puebla, durante la represión policial contra el platón que se opone al basurero de Cholula. pic.twitter.com/KzMzsxt4pD
— Desinformémonos (@Desinformemonos) May 1, 2024
Conforme el automóvil avanzaba sobre la carretera y tomaba el camino con dirección a Calpan, se aproximaba el cerro Zapotecas, lugar en el cual el testigo de la resistencia para que las unidades de las policías municipales, estatales y Guardia Nacional no llegaran hasta el plantón, eran los pastizales quemados que aún humeaban levantando nubladas cortinas que previamente habrían alumbrado el camino para que los pobladores pudiesen vislumbrar los quince camiones de basura que reabrirían el Centro de Residuos Solidos Intermunicipal de Calpan, mismo que habría hecho que los trabajadores pertenecientes al mismo retiraran las lonas que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente habría de colocar el 9 de abril ante una serie de inconsistencias en la instalación.
El fin del viaje lo marcó la cabina de un tractocamión que estaba parada a pie de las faldas del cerro, el chofer descendiendo para recoger las piedras que marcaban la primera barricada que evitaba el paso sobre la carretera nos comentaba que no sabía que acababa de pasar ahí y en el caso de los que habíamos visto las patrullas en videos, nos percatábamos de que en éste punto habría estado uno de los grupos policiacos que intentaron hacer la incursión, aunque no sabíamos si era el primer grupo de avanzada o las cerca de cien patrullas que los pueblos de la región habían registrado.
Al bajar del automóvil y empezar a caminar nos percatamos de que la soledad era abrumadora, pues una vez que el sujeto que retiraba las piedras quedó atrás, la carretera en contacto con los zapatos y la digna rabia era notable, el viento pasaba entre la hierba y los campos recién arados de los alrededores, así cómo las construcciones abandonadas de las cercanías, éste fue el escenario que producía la melódica sinfonía del silencio que nos llevaba al siguiente retén, en el cual nos encontramos con ciclistas que participaron en la resistencia del “Lugar de huida”, significado que el INAH le da a la palabra “Cholula”.
Las voces se dejaron oír desde los miembros de la barricada, ésta se había puesto en el ingreso a San Francisco Cuapan por parte de pobladores, mismos que ante el llamado de ayuda de las personas que se encontraban en el plantón salieron a cerrar el tránsito y, que ante el ataque a los miembros del pueblo que se encontraban presentes en ésta defensiva contra los uniformados, decidieron llamar a la totalidad del pueblo para resguardar el lugar, quedó como encargado de tal servicio de vigilancia un señor que entrado en la tercera edad y vestido con una sudadera azul, una gorra de los Dodgers y un pantalón de mezclilla nos observaba desde la distancia, guardando la cautela y atento a cada uno de nuestros movimientos; hasta que una vez que las tensiones se disiparon y las pláticas fluyeron, momento en el cual nos comentó sobre los hechos que
“La policía del municipio de San Andrés Cholula fue la que vino a agredirnos, nosotros estábamos pacificamente, pero desgraciadamente ellos actuaron de otra manera y a punta de balazos nos quisieron asustar, nosotros estamos haciendo esto por el bien de la salud de todos los niños que vienen en el mañana”
Una vez entrados en confianza, los miembros de la barricada decidieron contar la manera en la cual se prepararon los primeros miembros del pueblo para evitar que se tomara la carretera que desemboca frente al basurero por parte de las fuerzas policíacas, siendo confrontada únicamente por 8 personas, mismos que recibieron los camiones de basura y que ante las acciones que tomó la policía, como disparar en contra de los integrantes, quienes habían recibido apoyo del plantón para armar la barricada antes de la llegada de los uniformados; mientras nos contaban esto, otro miembro que defendió la entrada y portaba una sudadera de color rojo dejó escapar un suspiro al tiempo que expresaba la falta de cena, pues el cuidado del pueblo habría sido una situación con mayor importancia para sí…
Uno a uno llegaban los camiones y automóviles por tres puntos y así como llegaban eran rechazados por los pobladores, quienes aún con el estómago vacío habían hecho lo propio frente a los policías que según denuncian, pertenecían a múltiples municipios y que usaron en esa noche munición de guerra, de la cual hasta ese momento se estaban dando a la tarea de ubicar los restos, como en el caso de los cartuchos percutidos de 9 mm, propios de las pistolas estándar de las policías municipales en México o el 5.56 mm, munición utilizada de manera estándar por la OTAN y que según acusaban los trabajadores, en esta ocasión fue escupida por los fusiles de asalto AR-15 que portaban los uniformados la noche pasada.
La explicación prosiguió frente a un doble remolque tipo cisterna que se encontraba en el medio del crucero, por un lado, los pobladores, ante la agresión de la que fueron víctimas los jóvenes, decidieron acudir ante el toque de las campanas y enfrentarse contra los cuerpos que mostraban un carácter represivo, mientras que en ese mismo sitio, los policías se encargaban de quitar las llaves al conductor del remolque con el objetivo de usar como cobertura frente a la enardecida multitud que salía en defensa de los moradores cuapeños agredidos, en este momento también se registra la quema de una motocicleta y la agresión armada en contra de los miembros del pueblo que se dirigían a las barricadas, sin importar que entre estas personas hubiese adultos mayores, niños y mujeres.
Tras permitirnos tomar las fotografías necesarias para esta crónica y para el archivo propio de la comunidad, el señor de chamarra azul nos ofreció acercarnos al plantón en su vehículo particular, evitando deshacer las propias barricadas que habían armado y buscando caminos en el campo, llegando hasta el plantón en contra del basurero de esta manera, lugar en el que las señoras se encontraban preparando el café y la comida para aquellos que aún no habían probado alimento antes o después del enfrentamiento con los policías, los cuales incluso allanaron casas aquel 30 de Abril al obscurecer.
