Cada vez que una persona adulta bebe cuatro botellas de 600 mililitros de este refresco, está ingiriendo una cantidad que equivale a 50 cucharadas cafeteras de azúcar de 5 gramos cada una, es decir, consume más del 500% de la ingesta diaria de azucares recomendada, de acuerdo con estimaciones de la organización civil, El Poder del Consumidor, este cálculo fue realizado en 2013 por la nutrióloga Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.
Por Andrés Domínguez
Jaime Page Pliego, investigador del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR), afirma en su más reciente estudio, que en Chiapas en promedio cada persona de la entidad bebe 821.25 litros por año, situación que se relación con la alta prevalencia de diabetes mellitus, que en la última década ha sido la principal causa de muerte.
Page Pliego, en su investigación, informa que el aumento del consumo de refrescos en la región sur del país fue ocasionado, en parte, por una modificación de la vida social y religiosa de sus habitantes, según comparte CONACYT, agencia informativa.
Al ser retomado, June Nash en su artículo pública en Cultural Anthropology en 2008, debido a los efectos nocivos que el consumo excesivo de alcohol provocó en la comunidad, los líderes religiosos tradicionales comenzaron a sustituir el aguardiente de caña (pox) por refrescos, estableciendo concesiones con la Compañía Coca-Cola o PepsiCo que estaban incursionando en los mercados indígenas durante la década de 1980.
Ante ello, Page Pliego coincide con Nash respecto a este cambio, ya que durante sus prácticas rituales los j-iloletik (en tsotsil), que significa quienes pueden ver y escuchar, utilizaban el olor dulce del pox como elemento importante para “nutrir” a sus deidades.
“Hoy en día el pox es utilizado exclusivamente para confundir al demonio, mientras que el refresco se incorporó como “nutrimento de la deidad celestial” y se ha convertido en uno de los elementos centrales de los rituales u ofrendas llevadas a cabo por la población tzotzil en el templo de San Juan Chamula” comenta el investigador.
Page Pliego menciona que otras de las razones de la prevalencia del consumo de las bebidas carbonatadas y azucaradas, relata el artículo publicado en la Revista Medicina Social en 2019, son: una laxa legislación hacia las empresas refresqueras, campañas de mercadotecnia en lenguas locales y la poca accesibilidad de agua potable de calidad y en cantidad suficiente para los habitantes.
Lo que ha provocado que las familias chiapanecas, “destinen el mayor porcentaje de su ingreso en alimentos y bebidas no alcohólicas (38.4%), de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Gasto (Engasto) 2012”, declaró Alejandro Calvillo, director del Poder del Consumidor.
“La primera vez que sintió sed en exceso, como síntoma inicial de la enfermedad (diabetes), ingirió cuatro cocas”, comentó Kay, originario de San Juan Chamula, respecto a su hermana, que al igual que él y sus dos hermanos fueron diagnosticados con el mismo padecimiento, detalla la investigación.
Además, Pliego registra que el mal sabor de boca que ha dejado este escenario para los pueblos de la región sur del país se refleja en los problemas de salud que les ocasionan. Ahora se presentan casos en los que las personas cuentan con una situación de “doble carga de malnutrición”, definida por la Organización Mundial de la Salud como el aumento de la obesidad sin haber controlado por completo las enfermedades crónicas ni la desnutrición.
Mientras tanto, directivos de grupo FEMSA argumentaron en entrevista con The New York Times en 2018, que una de las razones del aumento de la diabetes tipo II es que los mexicanos tienen una proclividad genética a desarrollar diabetes. Sin embargo, se ha documentado el impacto del cambio drástico de las comidas tradicionales de las poblaciones rurales, las cuales, por ejemplo, han sustituido el agua y el pozol por refresco y cerveza.
Un análisis de la Facultad de Ciencias de la Nutrición y alimentos, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas concluye que el pozol, bebida que contiene una gran cantidad de microrganismos benéficos, cuenta con un alto porcentaje de proteína, grasa vegetal y carbohidratos, considerándose un producto de alta calidad nutricional, en comparación con otras bebidas industrializadas.
Mientras que los refrescos empiezan a provocar efectos adversos a la salud desde las dos primeras semanas de tomarlos diariamente en una cantidad de 355 ml en tres comidas, según reporta un estudio clínico encabezado por la Dra. Kimber Stanhope, de la Universidad de California Davis, publicado en American Journal of Clinical Nutrition en 2015.
Por último, el investigador del CIMSUR concluye que es por ello que asegurar agua de buena calidad para todas las comunidades es vital para contrarrestar esta situación. Otras de las alternativas que sugieren diversas organizaciones son aumentar el gravamen a las bebidas azucaradas, regulación a las campañas de comercialización y un etiquetado adecuado.
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Cabe señalar, la organización Otros Mundos A.C a través de una infografía denominada “¿cuánta agua consumen los proyectos extractivos?”, informó que las empresas extractivas necesitan grandes cantidades de agua para llevar a cabo sus proyectos de producción industrial en los territorios urbanos, campesinos e indígenas.
Esta información, señaló que la embotelladora FEMSA-Coca Cola extrae 1.3 millón de litros de agua al día de dos pozos ubicados en las faldas del cerro Huitepec, San Cristóbal de las Casas donde las comunidades carecen del vital líquido. Equivale a 65,000 garrafones de 20 litros.
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Por esto, Léo Heller, Relator de las Naciones Unidas para el Derecho al Agua y el Saneamiento, en su visita del año pasado, indicó que durante su llegada a una comunidad a escasos kilómetros de distancia de esta ciudad de San Cristóbal de Las Casas, presenció conmovido cómo mujeres y niñas, acompañadas de burros acuden a un charco de agua turbia varias veces al día para llenar pesadas garrafas de plástico para abastecerse de la única agua a la que tienen acceso durante varios meses del año, el Relator comentó que la situación ahí era “peor de la que había visto en varios países africanos”.
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El Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos y Defensoría del Derecho a la Salud (CCESC) en conferencia de prensa realizada el pasado 25 de julio informó que la sobreexplotación de los mantos acuíferos del Valle de San Cristóbal por Femsa-Coca-Cola alimenta la epidemia de diabetes en la región Altos de Chiapas, al tiempo de que se agrava la crisis por la contaminación y la escasez de agua disponible para sus habitantes.
El Centro acompañado por la Fundación Cántaro Azul y El Poder del Consumidor AC se sumó a la petición de que las autoridades revisen las concesiones de agua a la embotelladora en su sede de San Cristóbal de las Casas, así como garantizar el derecho vital al agua potable y políticas efectivas para reducir consumo de bebidas azucaradas, según informa el comunicado.
Marcos Arana, director del CCESC, señaló que la falta de acceso al agua y el alto consumo de refrescos son la principal determinante de la grave epidemia de diabetes que sufre la población de la zona Altos, con deducciones a que la situación es de urgencia nacional:
Los testimonios de los servicios de salud en la región vienen señalando un incremento de casos por diabetes descompensada y de diversas complicaciones generadas por esta enfermedad que era una condición poco común entre la población indígena hace 25-30 años.
Arana agregó que el agua es extraída a un ritmo insostenible y es en gran parte utilizada para inundar de Coca-Cola y otras bebidas azucaradas a cientos de comunidades indígenas a precios reducidos, en las que estas bebidas son los productos más disponibles y fáciles de encontrar.