Tras casi una década de resistencia, los habitantes de Jiménez del Teul y Sombrerete, Zacatecas, rechazan la construcción de la Presa Milpillas, denunciando que el proyecto pone en riesgo su forma de vida y viola su derecho a la autodeterminación. A pesar de las presiones gubernamentales, las comunidades mantienen firme su postura: “No daremos permiso para la presa”.
Texto y fotografías: Mario Marlo / @Mariomarlo
Zacatecas, 17 de marzo 2025.- Las comunidades de Jiménez del Teul y Sombrerete, en Zacatecas, rechazaron nuevamente la construcción de la Presa Milpillas, un proyecto que, según denuncian, amenaza su territorio, su acceso al agua y su forma de vida. A través de una carta dirigida a autoridades federales y estatales, incluida la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador David Monreal, los comisariados ejidales y el Movimiento en Defensa del Territorio y del Río Atenco exigieron el respeto a su derecho a la autodeterminación y advierteieron que no permitirán la obra.
El proyecto, incluido en el Plan Nacional Hídrico 2024-2030, pretende desviar el 92% del caudal del río Atenco, lo que dejaría a las comunidades con solo el 8% del agua disponible. Según estudios de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), esto agravaría la escasez de agua en la región, ya afectada por sequías recurrentes y un déficit hídrico en los acuíferos locales. “No hay suficiente agua para que conservemos nuestra forma de vida”, afirmaron los pobladores.
Desde 2015, las comunidades han resistido la imposición de la presa, enfrentándose a dos administraciones estatales (PRI y MORENA) y a tácticas de presión y división. A pesar de los procesos jurídicos y las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Zacatecas, el proyecto sigue avanzando.
Los habitantes denunciaron que el gobierno estatal ha intensificado su presencia en las comunidades con visitas “informativas”, entrega de despensas y eventos sociales, lo que consideran intentos de manipulación. “Pensábamos que este gobierno sería social y justo, pero vemos que no respeta nuestros derechos”, señalan en la carta.
El Estudio de Factibilidad de 2015, realizado por el gobierno de Zacatecas y CONAGUA, adviertió que la presa reduciría la disponibilidad de agua para consumo humano y riego, lo que generaría “molestias e inconformidades sociales”. Además, el proyecto no considera el aumento de sequías debido al cambio climático, lo que agravaría la situación.
Los pobladores también cuestionaron la viabilidad del proyecto, señalando que se necesitarían siete presas del tamaño de Milpillas para superar el déficit hídrico de la región. “¿Por qué construir una presa cuando hay otras opciones, como la tecnificación del campo o el mantenimiento de la red de agua en Zacatecas capital?”, preguntan.
El proyecto ha estado marcado por irregularidades, incluyendo una investigación por desvío de recursos. Los habitantes exigen que se cancele la obra y se respete su decisión. “No queremos ser el grupo social sacrificado”, afirman.
La resistencia de las comunidades de Zacatecas es un ejemplo de la lucha por la defensa del territorio y los derechos humanos frente a proyectos que priorizan intereses económicos sobre el bienestar de las poblaciones.