Justicia restaurativa y ejercicio del derecho humano a la memoria desde una pedagogía de la ternura.
Por Redaccion / @somoselmedio
Este jueves 25 de mayo, cuatro estudiantes víctimas de feminicidio, que cursaban diferentes licenciaturas, algunas de ellas a punto de graduarse antes de que les arrebataran la vida, se titularon simbólicamente en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Sus nombres son Campira Lisandra Camorlinga Alanís, Leslie Leticia Hernández Moreno, Martha Carina Torres Jorge y Nancy Lara Bandera.
En el acto estuvieron presentes, Mayra Jorge y Margarita Alanís, madres de Martha Karina y Campira Camorlinga, respectivamente. Además, asistieron Alexa Sofía, hija de Campira, y familiares y compañeras de las cuatro estudiantes.
Las cuatro estudiantes asesinadas recibieron sus títulos como licenciadas en Ingeniería en Sistemas de Transporte Urbano, Ciencia Política y Administración Urbana, Comunicación y Cultura, y Creación Literaria, carreras que las víctimas de feminicidio estudiaban en esta casa de estudios.
La ceremonia tuvo lugar al mediodía en el domo del plantel de San Lorenzo Tezonco, donde se reunieron las madres, tías, hermanos, hijas, amigas y compañeras de lucha de las madres de estas estudiantes. El objetivo de la ceremonia fue realizar un acto de justicia y concretar el derecho a la memoria de las víctimas y sus comunidades. Según Araceli Osorio, madre de Lesvy Osorio, también víctima universitaria de feminicidio, “este es el primer acto de justicia restaurativa de este tipo para las víctimas de estos crímenes en la Ciudad de México”, comentó al final de la ceremonia en una entrevista para “Somos el Medio”.
Además de familiares y amigos, en la ceremonia también estuvieron presentes el coordinador del plantel, el maestro en ciencias Juan Carlos Aguilar Franco, y la representante del Consejo del Plantel, Magalí Cortés, quien fungió como maestra en la mesa del solemne y emotivo acto.
Luego de dar la bienvenida a un nutrido grupo de estudiantes, profesores, trabajadores y trabajadoras administrativas, pero sobre todo a los familiares de las estudiantes víctimas de feminicidio, Wendoline P. Genis, licenciada en Arte y Patrimonio Cultural por la UACM-SLT y activista feminista, pronunció un emotivo discurso en el que resaltó el activismo por la memoria de las estudiantes de esta universidad para evitar el olvido social de las víctimas de feminicidio, agrupadas bajo la red Contingente Diverso UACM para la Marcha del 8 de marzo cada año.
En su discurso, hizo énfasis en el activismo por la memoria de las estudiantes de esta universidad, para evitar el borrado social de las víctimas de feminicidio. “Marchamos y luchamos por y para ustedes, porque no están solas, no estamos solas”.
Ante la mirada atónita de su nieta, que vestía vestimenta de fiesta para celebrar la titulación de Martha Karina Torres, la madre de esta joven agradeció a las profesoras y estudiantes que organizaron y propusieron este homenaje, y, mirando la fotografía de Martha Karina, la felicitó por titularse de ingeniera en sistemas.
Posteriormente, arribo al lugar Gabriela Tinoco, la mejor amiga de Nancy Lara Navarrete, quien hoy es licenciada en Ciencia Política y Administración Urbana, exestudiante del plantel Cuautepec de esta casa de estudios. Gabriela, contó los diálogos entre ambas, cuando imaginaban qué vendría para ellas después de la ceremonia de graduación. “Pero no la dejaron llegar”, expresó.
Mientras el silencio entre el público se rompía a ratos por estornudos o sollozos, este medio recordó el trabajo de memoria que la escritora Cristina Rivera Garza realizó en su libro El Invencible verano de Liliana, donde Rivera da cuenta del asesinato de su hermana, estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), hace ya tres décadas.
Ambas estrategias, es decir, esta titulación simbólica y las formas de insistir en la recuperación de la memoria de la vida de las víctimas, de sus pulsiones y deseos, son una especie de pedagogía de la ternura, que este mediodía tomó el sonido de sollozos por momentos y en otros de consignas:
“Campira, hermana, ya eres egresada” y “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más” fueron gritos colectivos que retumbaban en los oídos de los estudiantes del plantel, quienes pasaban estresados rumbo a las aulas para entregar sus trabajos finales en este fin de semestre, pero también que parecían hinchar el corazón de los niños y niñas de las familias de las estudiantes asesinadas, que observaban y percibían los sollozos, los gritos, las palabras en honor a su mamá, a su hermana, a su tía, que el odio misógino mató.
Luego tomó la palabra Mayra Jorge, madre de Martha Karina, y de la misma forma, agradeció a la comunidad uacemita por este acto de memoria y justicia para sus hijas.
Después de sus palabras y con los rostros sonrientes en las fotografías de las estudiantes hoy ausentes, se instaló un silencio conmovedor, que solo se rompía después de cada aplauso largo, gritos y sollozos de compañeras de generación de las fallecidas. Entre las estudiantes presentes, sobresalieron las más jóvenes, casi recién egresadas, quienes representadas por una estudiante de la licenciatura en Nutrición y Salud, Diana Cortés, repartieron fotografías de las víctimas con birretes de graduadas entre las amigas y madres de las estudiantes fallecidas, lo cual provocó más llanto.
Luego de la entrega de presentes y reconocimientos, seguidamente de abrazos y sollozos y silencios estupefactos por las violencias que nos atraviesan, la audiencia de este solemne acto, pudo reacomodar sus cuerpos y recuperar el habla al ritmo de unos sones entonados en honor a las ausentes y como un abrazo a las presentes por parte de la cantante Claudia Arellano.
Este homenaje, reconocimiento por parte de autoridades, profesoras y la comunidad estudiantil, fue imaginado por las mujeres estudiantes de la organización del Contingente Diverso UACM este 8 de marzo pasado, aseguró Wen, la activista feminista; y la titulación ritualizada tuvo lugar en el marco de esta jornada de lucha. Fueron las profesoras uacemitas de siempre, las que se organizan permanentemente para desnormalizar todas las formas de violencia de género, las que animaron a las estudiantes a repetir este ritual en las instalaciones del plantel Tezonco, propuesta que fue abrazada y ejecutada de forma generosa por los trabajadores de la actual administración del plantel.
Este medio no puede más que agradecer este ejercicio de memoria y justicia restaurativa que dejó claro que para la comunidad de la UACM: “Nada, ninguna humana, nos es ajena”
