La lucha contra la instalación de una planta de fertilizantes en Cuyutlán, Armería, Colima, se intensifica con voces que denuncian la avaricia de quienes lucran a expensas del territorio y sus habitantes.
Con consignas en las calles y demandas claras, la comunidad se une para proteger su entorno natural y su forma de vida ante un proyecto que amenaza su salud, su ecosistema y su futuro.
Por Monserrat Cárdenas / @Somoselmedio
“Ciegos, oportunistas, interesados, aprovechados, privilegiados quienes lucran con la tierra en la que proliferan mis raíces, quienes ven un recinto indefenso y lo invaden con empresas, quienes visten la destrucción de modernidad y la austeridad de riquezas”, rezaba el poema que Alexa, integrante del colectivo cultural Versos a Mordidas, leyó al finalizar la marcha a la que convocaron este lunes pobladores de Cuyutlán, Armería, en Colima, y activistas socioambientales para rechazar una vez más la planta de fertilizantes que la empresa Fermachem pretende instalar en el territorio.
La protesta incluyó una parada en las oficinas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y en Casa de Gobierno, donde mujeres, infancias y juventudes colocaron en las fachadas carteles en los que se podía leer “Sí al manglar”; “Si se contamina la sal, morimos todos”; “Ojo ciego es cómplice” y hasta en inglés la leyenda “No to the ammonia and urea plant in Cuyutlán, Armería”, una referencia a la esencia turística de la comunidad, que cada año recibe a surfistas nacionales e internacionales que desean domar su famosa Ola Verde, a familias que disfrutan comer en sus enramadas y a estudiantes y activistas que observan y resguardan el desove en las playas de las tortugas golfinas, negras y laúd que llegan cada año.
“Y con las manos, y con los pies, los ecocidas, van a caer”; “La laguna no se vende, la laguna se defiende”; “Contra el Capital, la lucha ambiental”; y “Ni aquí, ni allá, la fábrica no va”, fueron algunas consignas coreadas por los manifestantes, quienes además exigieron al Ayuntamiento de Armería la reclasificación del uso de suelo en los terrenos donde se pretende instalar la planta, para que pase de industrial de alto impacto a agrícola, con el objetivo de impedir la futura instalación de este y otro tipo de empresas.
A la población le preocupa especialmente los efectos que la urea y el amoniaco, químicos utilizados en los procesos de fabricación de los fertilizantes, traigan a la salud humana, a la fauna silvestre, a la Laguna de Cuyutlán, el Estero Palo Verde, al manglar presente en buena parte del territorio y a las salinas desde las cuales cada año se extraen más de 40 mil toneladas de sal de manera tradicional y que se sostienen económicamente a 192 familias agrupadas en la Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima.
El proyecto de Fermachem incluye, además de la fábrica de urea granulada y amoniaco, la “edificación de una planta desaladora para producir 1,300 metros cúbicos por hora de agua desalada” y un “acueducto con una longitud aproximada de 2.21 kilómetros”, según la Manifestación de Impacto Ambiental presentada ante Semarnat y el anuncio en la revista Forbes que la empresa hizo en julio de 2023, en la que aseguró que los fertilizantes nitrogenados se fabricarán para cubrir la demanda de Texas, California, Iowa, Nebraska, Illinois y Minnesota, en Estados Unidos. Por lo que la población de Cuyutlán, Armería y Colima capital ha expresado desde septiembre del año pasado su rechazo al proyecto con marchas, concentraciones, foros y reuniones con integrantes del gobierno de la morenista Indira Vizcaíno Silva.
“Los proyectos ecocidas benefician a unos pocos, sin mejorar las condiciones laborales ni beneficiar a nuestras comunidades. Los daños los sufrimos la clase trabajadora con el despojo generalizado y la contaminación ambiental de nuestra región. ¡Sigamos en pie de lucha por la justicia ambiental y social! ¡El futuro de la Tierra está en nuestras manos!”, cerró Emilio, miembro del Movimiento Socialista del Poder Popular (MSP), en la última intervención frente al micrófono siendo aplaudido por quienes asistieron a la protesta.