¡Hijo escucha tu madre está en la lucha!
“Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están“
Por Astrid Salgado @AstridGSG
Antes de que se pudiera llegar al Monumento a la Madre, ya se podía escuchar a las familias buscadoras decir sus consignas a todo pulmón. Cuanto más te acercabas se podía percibir una mezcla de sensaciones: impunidad, enojo, tristeza, rabia, decepción y solidaridad.
Al caminar por el Monumento a la Madre se podía observar que eran miles las familias que han perdido aún ser querido, se podía ver la solidaridad entre todos los presentes, debido a que aún sin ser familia, empatizan unos con otros con el dolor y con la búsqueda de sus familiares que ya no están a su lado.
Mujeres, hombres, adultos mayores, niños y niñas, todos sin distinción buscaban a un familiar. En el monumento colocaron pancartas de las personas desaparecidas y al pasar entre los manifestantes su dolor se convertía en tu dolor.
Escuché algunas entrevistas que les realizaban a algunos de los marchantes y al escuchar sus historias, entendías la gran impunidad que existe por parte del gobierno en todos los casos.
A las diez de la mañana salimos del monumento rumbo al Zócalo Capitalino. Un colectivo llevó percusiones y al ritmo de la música empezamos a avanzar y los marchantes comenzaron a cantar.
“No estamos todas llorona, llorona hay muertas que no se ven, no estamos todas llorona, llorona hay muertas que no se ven, este gobierno asesina llorona y las quiere desaparecer. No creas que por que canto llorona tengo el corazón alegre, no creas que por que canto llorona tengo el corazón alegre, aunque el dolor se canta llorona cuando llorar no se puede, aunque el dolor se canta llorona cuando llorar no se puede.”
La marcha continuó y antes de llegar a la Avenida Juárez, siete madres buscadoras comenzaron a cantar una canción a sus hijos “No descansaré hasta por fin encontrarte, hoy te juro ante dios no derrumbarme el motivo hoy y siempre de mi vida tu serás, aunque los ingratos me quieran parar”. Al escucharlas cantar te unes a su dolor y comprendes la impotencia, la tristeza y el enojo que sufren ellas al no tener información del paradero de sus hijos.
Al ver a una madre llorando la desaparición de su hijo, mi mente se llenaba de cuestionamientos, en si mañana podría ser yo la siguiente o alguien de mi familia y el miedo se apodero de mi.
No podíamos entrar a la plancha del Zócalo porque estaba acordonado y los policías nos hicieron rodearla. Familiares rompieron el acordonado y entraron corriendo a la Plaza de la constitución hasta la asta bandera, donde más manifestantes ya los estaban esperando.
Algunos corrimos al Palacio Nacional, el cual estaba lleno de vallas y de policías preparados para embestir a los manifestantes que se cruzaran.
En el asta bandera colocaron fichas de desaparición y pancartas, leyeron su pronunciamiento y al finalizar dejaron el micrófono abierto por si algún familiar quería decir algunas palabras.