Por Mercedes Matz/@abraxas_m
Las noticias sobre abusos policiales y detenciones arbitrarias en México cobraron espacio en días recientes tras la muerte de Giovanni López, un joven albañil detenido por policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos en Jalisco , y posteriormente entregado sin vida a sus familiares.
Para la señora Elvira Montoya, más que una noticia, se trata de volver a abrir la herida que no cierra ante la impunidad que envuelve el caso de su hijo, Alan Fernando Alabat, un estudiante de la carrera de Ingeniería en Mecatrónica en el Instituto Tecnológico de Tlalnepantla, Estado de México, víctima de desaparición forzada por parte de policías municipales y luego localizado sin vida, hace más de un año. “Cuando veo las noticias me acuerdo de mi hijo”, expresa Elvira con la voz entrecortada, tratando de no romper en llanto.
Como todos los días, el siete de diciembre de 2018 Alan se fue a la escuela , salió de su casa a la una de al tarde y aviso a su madre que regresaría a las ocho de la noche. A las nueve, la señora Montoya le llamó, y él contestó: “ya voy para allá, voy saliendo de la escuela”. Al dar las 10:45, su papá le volvió a marcar, Alan volvió a contestar: “Papá es que ya me detuvieron”.
-¿Cómo que te detuvieron?
-”Sí me detuvieron los de tránsito, que dicen que traigo algo en la mochila…”
En ese momento Elvia tomó el teléfono y escucho una discusión, hasta que se perdió la llamada. “Colgaron. Y ya no me volvió a contestar”, recuerda Elvia.
A partir de ese momento comenzó un peregrinar por varios municipios del Estado de México.
“Salimos de la casa a las once. Pensamos que si se lo llevaron, lo llevarían al MP de Izcalli, pero él no nos alcanzó a decir dónde estaba o dónde lo habían detenido. No sabíamos nada. Llegamos al MP como a las 11:30 y no estaba nadie, esperamos una hora por si llegaba, pero nada. De ahí nos fuimos para Cuauti. Y como andaba con un sobrino que tiene una combi, nos fuimos mi esposo, yo y mi sobrino, y nos fuimos para Cuauti y nada, para Teolo y nada, Huehuetoca y nada. Así llegó la madrugada y no lo encontramos”.
Al día siguiente la búsqueda continúo. “A las cinco de la mañana nos fuimos a Tlalne, y ahí lo busqué en todas las galeras. Y tampoco lo encontramos. Regresamos a Izcali y nada. Regresamos a la casa para avisarle a mi familia porque ellos no sabían nada. Y les dije: a mi hijo no lo encuentro”, recuerda Elvia.
“Me fui con mi esposo a Huehuetoca a levantar una demanda por desaparición forzada. Estuvimos toda la tarde. Me hablaron mis sobrinas y me dijeron que un amigo, de nombre Daniel, se había comunicado con ellas, les dijo que él andaba con Alan y que los habían detenido”. De acuerdo a lo narrado por Daniel, luego de detenerlos los golpearon y los ‘pasearon’. A Daniel lo soltaron tras haber entregado mil quinientos pesos, pero a Alan no.
“Mi hijo no traía dinero, y su amigo tenía dinero porque él ya trabajaba y traía lo que había sacado de esa semana. Dice que lo aventaron y a mi hijo se lo llevaron”, explica Montoya.
“En el MP empezó a hablar a todos los municipios cercanos y decían que no lo tenían. Ese sábado en la noche volvimos a Izcali y nos dijeron que no estaba. El domingo 9 de diciembre no pudimos hacer nada, nos decían que hasta el lunes. En el transcurso del domingo recibimos tres llamadas diciendo que tenían a mi hijo, pero no nos pidieron dinero, yo hubiera querido que nos pidieran dinero, pero no me pidieron nada”.
El lunes, Elvia recibió una llamada donde le decía que su hijo sí estaba en el ministerio público de Cuautitlán Izcali.
“Y fuimos allá y pasamos a enfermería a preguntar por él, yo pensé que estaba herido, pero no, ya cuando me metieron ahí, me dijo la doctora que tenía que reconocer el cuerpo”.
“Cuando empezó a hacerse la investigación, la Fiscalía me mintió porque primero dijeron que los policías involucrados habían pedido una incapacidad, después me dijeron que no, que era un amparo para que no fueran detenidos. Supe que tenían su domicilio en Izcalli, pero cuando los fueron a buscar ya no vivían ahí”.
El 13 de diciembre, los compañeros de Alan planeaban manifestarse en las inmediaciones del Instituto en el que estudiaba el joven, sin embargo, esta ya no fue realizada tras el aviso de un supuesto avance en las investigaciones.
“Me dijo el comandante que no fuera (a la marcha) porque no me iban a ayudar, dijo que ellos (los manifestantes) nada más lo veían con puro morbo, entonces, dijo, ya no haga nada. Y yo les hice caso.
Me dijeron que eso les iba a alertar a los policías”, relata Elvia, quien también señala que desde el día en que reconoció el cuerpo de su hijo, no ha tenido acceso a la carpeta de investigación, tampoco sabe si esta sigue abierta o no, y el contacto con la abogada de oficio que le proporcionaron se ha perdido en medio de la contingencia sanitaria.
“Los de derechos humanos quisieron ayudarme, pero no les proporcionaron la carpeta de investigación. Después los de derechos humanos se olvidaron de mí, ya no me volvieron a hablar”.
El siete de diciembre de 2018 y los días siguientes, a través de redes sociales y medios de comunicación se dio a conocer la desaparición de Alan. La última que se le vio fue cuando caminaba en compañía de su amigo Daniel sobre la carretera México-Querétaro. Alrededor de las 10:40 de la noche fueron fueron detenidos por tres policías de tránsito que viajan a bordo de una patrulla realizando un supuesto operativo.
A su amigo Daniel le quitaron todo su dinero, pero Alan no traía nada de valor, por lo que los oficiales decidieron llevárselo, según versiones difundidas en ese momento a través de redes sociales, medios de comunicación y en un video de los familiares. Días más tarde, Alan fue localizado sin vida en el Ministerio Público de Cuautitlán Izcalli.
Tras la cancelación de la marcha, el 13 de diciembre, los compañeros del joven originario del municipio de Coyotepec, colocaron pancartas frente a la escuela para exigir justicia. En una de ella se leía que Alan había sido golpeado, atropellado y abandonado en la misma autopista donde le detuvieron. Hasta la fecha los hechos no han sido esclarecidos por las autoridades.