Por Mercedes Matz / @abraxas_m
El gobierno de la Ciudad de México ha llamado a la población a quedarse en casa para evitar contagiarse o contagiar a otros con el virus COVID-19, medida que se han aplicado en otros estados y diversos países en todo el mundo.
Sin embargo, la posibilidad de quedarse en casa es imposible para miles de personas que simplemente no cuentan con un hogar donde pernoctar y resguardarse por el resto del día. No tienen casa.
Del temblor al virus… y siguen sin sus casas
El colectivo Damnificados Unidos Ciudad de México conformado por familias que fueron afectadas por el sismo ocurrido el 19 de septiembre de 2017, aún no tienen un hogar digno donde vivir. La demora y omisiones gubernamentales los ha expuesto ahora de frente a la pandemia del coronavirus.
En un comunicado emitido el día de ayer, el colectivo denunció que el gobierno capitalino, a través de la Comisión para la Reconstrucción a cargo de César Cravioto, planea “desarticular las mesas de trabajo” que se han sostenido durante 15 meses y en las que se plantean soluciones para que recuperen sus casas.
Las autoridades solicitan que estas reuniones se lleven a cabo con solo cinco vecinos que representen a las familias de 800 predios, para evitar riesgo de contagio entre los asistentes. Sin embargo, el colectivo ha pedido que se reciba al menos a 50 vecinos “quienes vigilará y verificarán que existan resultados concretos y expeditos sobre los acuerdos firmados por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum”. Con esto, buscan que se les permita recuperar sus casas los más pronto posible.
El Colectivo advirtió que “de lo contrario, nos veríamos obligados a salir a las calles en plena contingencia exponiendo nuestra salud por la irresponsabilidad de funcionarios”. Las familias han vivido en la calle con campamentos improvisados durante 30 meses, durante los que han padecido inclemencias climáticas, enfermedades, hacinamientos, muertes de familiares, incendios, robos, entre otras circunstancias, según enlistaron en el comunicado.
Campamentos improvisados tras el desalojo
En la misma situación se encuentra la comunidad otomí residente de la Ciudad de México. Alrededor de 110 familias viven en campamentos improvisados sobre calle Roma, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Previo al sismo ocurrido en 2017, parte de la comunidad habitaba en un edificio ubicado en la misma calle, del que fueron desalojados, posteriormente acamparon en la calle, de la que también se les intentó retirar. Más tarde se acordó plantear mesas de trabajo con las autoridades, pero estás no se llevaron a cabo.
En ese momento, señalaron que no fueron considerados en el Programa para la Reconstrucción de la Ciudad de México. Y acusaron que no se les reconoció como solicitantes de vivienda en el INVI y fueron desalojados del predio que ocupaban hasta 2017 “en complicidad con la inmobiliaria Eduardo S.A. de C.V.” y frente al cual, ahora mantienen un campamento sin acceso al agua.
Población en situación de calle sin protección
Las personas en situación de calle están recibiendo información poco favorable, apenas les llegan los rumores y una que otra noticia falsa. Lo que no llega es el jabón que les ayude a protegerse un poco, como el resto de la población.
Luis Enrique Hernández Aguilar, director de El Caracol, organización que atiende a este sector de la población, señala que pese a estar en alto riesgo, las personas no están recibiendo asistencia de parte de las autoridades, es decir, no se han acercado a ellas y ellos para ofrecer alternativas como acudir a un albergue para refugiarse y evitar el contagio. Por lo tanto, tampoco les han dotado de jabón o gel antibacterial.
El Caracol diseñó una campaña especial para trata de cubrir estas carencias urgentes en la población que no cuenta con un lugar donde pasar la cuarentena. Como parte de esta campaña se reparte gel, se brinda un breve taller para lavarse las manos adecuadamente, entregan postales y se reflexiona sobre los signos o síntomas que genera una infección por COVID-19.
También se trabaja para detectar redes inmediatas que les permita conseguir agua para lavarse las manos. Y se identifica si algunas personas tienen la posibilidad de resguardarse en casa de un familiar o un vecino, ante la posible saturación de los albergues.
“La idea es que ellos puedan tener la oportunidad de estar protegidos”, sin embargo, aunque sería lo ideal, el problema es que no cuentan con esa posibilidad de permanecer en casa, con algún conocido.
Por lo regular, las personas en situación de calle consiguen agua en fuentes, y en algunos comercios y estacionamientos que lo permiten.
Hernández Aguilar consideró que las medidas mínimas que las autoridades capitalinas deberían aplicar con la población en situación de calle es la entrega de jabón, agua y gel antibacterial, así como la apertura de albergues para disminuir las circunstancias que les mantienen en alto riesgo.