Por Max González Reyes
Una vez más, el fin del periodo ordinario en el Poder Legislativo está plagado de dictámenes aprobados al vapor, con los distintos grupos parlamentarios confrontados por los asuntos que se presentan en las sesiones. Además, este año legislativo es particular ya que llega a su fin la LXV legislatura, aunque los actuales legisladores lo seguirán siendo hasta el 31 de agosto, el periodo ordinario termina el 30 de abril, y muchos de ellos desde ahora ya se dedican a buscar la reelección y hacer campaña, por lo que en la práctica estamos a días de terminar los trabajos legislativos.
El cierre del periodo ordinario tiene principalmente tres temas en la agenda legislativa. En la Cámara de Diputados está un propuesta para la creación del Fondo de Pensiones del Bienestar; mientras que en la Cámara de Senadores se discutieron dos asuntos: una reforma a la Ley de Amnistía, que otorga al Presidente la facultad de la liberación de cualquier delincuente responsable de delitos, incluso graves, cuando aporten información para esclarecer casos relevantes para el Estado; y, otra que se refiere a reformas a la Ley de Amparo, para impedir que jueces y magistrados puedan dictar suspensiones provisionales que frenan reformas legales, sin haber ido al fondo del asunto y resolver si la norma objetada es o no inconstitucional.
La reforma que trabajan los diputados de Morena sobre la creación del Fondo de Pensiones del Bienestar, es extraerles a los trabajadores que tienen 70 años, o más, los recursos de sus cuentas de ahorro individuales para colocarlos en un “Fondo de Pensiones del Bienestar”. La propuesta señala que el estimado del saldo de los recursos de las personas de más de 70 años que no han reclamado su pensión podrían llegar hasta los 40 mil millones de pesos. De igual modo, contempla que hay muchos trabajadores que no saben que tienen una cuenta de ahorro para el retiro, y menos aún conocen quién la administra y qué derechos tiene. Por lo mismo, no reclaman ese dinero, y aunque es suyo, no lo solicitan, entre otras cosas porque el trámite es muy complicado y engorroso.
Esta iniciativa levantó muchos comentarios pues para algunos sería mejor que se hiciera una campaña para que los trabajadores iniciaran el proceso para reclamar su ahorro para el retiro.
La iniciativa pasó en la Cámara de Diputados con el apoyo de la mayoría de Morena, y en el Senado de la República se aprobó después de una larga discusión donde el bloque comandado por Morena impuso su mayoría parlamentaria, toda vez que se enmarca en las iniciativas que mandó el presidente Andrés Manuel López Obrador, de cara al proceso electoral de este año. Desde luego, las candidatas y el candidato se han posicionado en torno a la propuesta. La candidata oficial, Claudia Sheinbaum, ha expresado su apoyo a la propuesta, mientras que Xóchitl Gálvez la ha declarado un robo de parte del gobierno.
Es de llamar la atención que esta iniciativa se presente al final del periodo ordinario y a unos meses de que termine esta administración. Además, al presidente Andrés Manuel López Obrador le interesa que se apruebe en ambas cámaras del Congreso pues quiere que para el primero de mayo, Día del Trabajo, lo anuncie como un logro de su gobierno.
Desde luego, todo está enmarcado en el ambiente electoral que estamos viviendo. Para muchos estas propuestas van encaminadas a ese propósito. La oposición ha señalado que lo que se busca es financiar la campaña electoral; además señalan que es una contradicción de esta administración que por un lado desaparezca 109 fideicomisos y, por el otro, proponga la creación de un fondo de pensiones.
La discusión de estas propuestas en realidad es estéril porque siempre se impone la mayoría parlamentaria. Mucho del debate se centra en las reservas a los dictámenes que presentan los legisladores; sin embargo, mucho de ellos suben a tribuna supuestamente a presentar su reserva, hablan el tiempo que les corresponde, o más, y al final de su discurso solicitan retirar su reserva, y al no haber motivo de votación, simplemente no se vota. Por otro lado, la mayoría de las reservas que presentan los legisladores, particularmente los de oposición, automáticamente son rechazadas por los legisladores que conforman el bloque mayoritario. Entonces, el debate se convierte en un monólogo inútil porque desde el principio se sabe que las reservas serán rechazadas.
Esta práctica parlamentaria no es nueva. Desde que se instauró la pluralidad en el Congreso, se deja hablar a todos los legisladores, pero a la hora de votar se impone la directriz que viene desde el Ejecutivo. Por poner un ejemplo, recordemos que al inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto propuso una serie de reformas entre las que incluía la energética. Las sesiones para ese asunto tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República fueron larguísimas, incluso duraron días, pero a la hora de votar se impuso la mayoría que en aquel momento la tenía el PRI y fue votada como lo quería el Ejecutivo de ese partido. Hoy en día es a la inversa pero igual, es decir, por más que haya un debate, siempre se impone la mayoría de Morena, aunque es casi seguro muchos de los legisladores no hayan leído el dictamen o no entiendan lo que están votando.
Así pues, por más que digan los legisladores del bloque hoy mayoritario, tienen llevan a cabo prácticas iguales a las que en otro tiempo hacía el grupo de la mayoría.