Por: Eduwigis De Sixto Romero / @eduwdesixto y Leonora Rodríguez García / @Rebeldesinparar
Taller de Periodismo de Investigación UACM del Valle
Ciudad de México, 8 de octubre, 2023.- Desde hace 35 años, cada sábado en la calle Aldama, entre Sol y Luna, en el Centro de la Ciudad de México, se respira el espíritu “Chopero”, que ayer celebró un aniversario más. Cuarenta y Tres años de resistencia y contracultura urbana, hoy reconocida por la Secretaría de Cultura como Patrimonio Cultural Inmaterial. hizo oficial la declaratoria que lo denomina Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México.
Todavía no eran ni las nueve treinta de la mañana y los “Choperos” como les llaman de cariño, con una sonrisa en el rostro empezaban a acomodar sus mercancías; desde los típicos parches bordados, playeras, botones, botas, chalecos, libros y por supuesto discos, daban la bienvenida a los primeros visitantes que poco a poco se congregaban para sumarse a la celebración.
En medio de viejos edificios y un moderno complejo habitacional, de la Colonia Guerrero, César Salas, comisionado cultural del tianguis, se desplazaba de un lado a otro dando los últimos toques en la organización del evento. Si bien, la fecha oficial del aniversario del Chopo tiene lugar el día cuatro de octubre, el gran festejo se recorrió para hoy, día siete, es decir tres días después, debido a que por tradición el bazar solo se instala los sábados en un horario de 10:00 a 17:30 horas.
Mientras el aire matutino de una mañana nublada jugaba con la larga melena ensortijada de César, quien con la mejor actitud coordinaba y apoyaba a todos los que lo buscaban; mientras nos brindaba una entrevista que por la naturaleza del evento se fue dando a pausas, obligando a nuestro anfitrión a organizar todo al mismo tiempo.
Primero fue el audio que estaba en periodo de prueba, cuyo sonido irrumpió en el ambiente, obligándonos a hacer la primera pausa, por lo que con una seña les pidió que bajaran el volumen para poder continuar. Después, tras la llegada de una camioneta blanca que se estacionó a nuestro costado, nos pidió hacer una segunda pausa para bajar el enorme pastel de 30 kilos que emocionó a todos los presentes. Luego algunos miembros del comité, uno tras otro se fueron acercando a pedirle opinión o informarle cuestiones propias del evento, lo cual de manera involuntaria nos hizo parte de esta hermandad que permea el entorno chopero.
Foto: Mildret De Sixto / Somos el Medio / Taller de Periodismo de Investigación UACM del ValleEran las once y media de la mañana y la inclusión en el centro de trueque era más que evidente, familias completas, parejas de enamorados de todas las edades, extranjeros, visitantes asiduos y algunos de primera vez amalgamaban el ambiente colectivo haciéndote sentir como en casa, “con tus iguales”, como expresa César de manera apasionada cada vez que habla del Chopo. Entre más pasaba el tiempo, los minutos se hacían cada vez más cortos, la hora esperada se acercaba, los rostros de todos expresaban una pasión generalizada y en el ambiente se respiraba un sentimiento de inclusión indescriptible.
En punto del medio día, con los transformadores de la Comisión Federal de Electricidad como fondo y una corona de globos de colores que daban vida el escenario principal, César Salas junto con otros miembros del comité dieron la bienvenida al público, agradeció el apoyo brindado a la comunidad del Tianguis Cultural del Chopo, por seguir siendo parte de la resistencia, por haber hecho posible el reciente logro por el que tanto se ha luchado y reiteró que esta Asociación Civil es un espacio de cultura e inclusión donde “cada quién vive su propio Chopo”.
El momento más emotivo de este magno evento fue cuando presentaron un audio de Paco Barrios “El Mastuerzo” que dio un mensaje que provocó que la multitud estallara en júbilo. Apenas empezaban a sonar los primeros acordes de la Mosca Muerta, banda que abrió el evento, cuando el Slam se hizo presente y se armó la fiesta.
Hubo un momento en que el perímetro del escenario estaba repleto, era un gran mosaico de personalidades entre los que figuraban punketos, metaleros, rockeros, darketos, extranjeros y público en general conviviendo como parte de un ritual urbano que da identidad a la Ciudad de México, confirmando las palabras de Salas al decir que la comunidad del Chopo converge como un México chiquito dentro de esta gran ciudad.