En el marco del Día Mundial de la Alimentación, el Centro Universitario de Tonalá llevó a cabo el foro “Contaminación ambiental y pobreza alimentaria: El caso del Salto de Juanacatlán, Jalisco”, donde participó Graciela González Torres, integrante del colectivo “Un salto de vida”; ahí la activista expuso los factores que han contaminado el agua y cómo esto afecta la salud de la población.
Por Aletse Torres / @aletse1799 / @ZonaDocs
En 1970, ya había más de nueve industrias alrededor del Río Santiago, ubicado en el municipio de El Salto, Jalisco. Fue entonces cuando el cuerpo de agua comenzó a “morir”, debido a los desechos de las industrias.
No obstante, el río no fue el único elemento que se vio afectado, el agua contaminada poco a poco “mató” la vida alrededor de éste y, a la par, enfermó a todas las personas que la utilizaban para sus actividades cotidianas.
Graciela González Torres, integrante del colectivo “Un Salto de Vida”, expuso como la contaminación del agua y, por ende, de todo el medio ambiente puede causar enfermedades crónicas y mortales en las personas, esto lo señaló en el foro: “Contaminación ambiental y pobreza alimentaria: El caso del Salto de Juanacatlán, Jalisco” realizado en el marco del Día Mundial de la Alimentación por el Centro Universitario de Tonalá.
La activista explicó que el consumo del agua, los riegos de los alimentos, el consumo de los animales del río han ocasionado enfermedades en la población de El Salto, principalmente, las relacionadas con el funcionamiento de los riñones.
Un ejemplo del impacto de la contaminación son las hortalizas que riegan con agua del río Santiago, donde han observado un cambio en el suelo y en las propias flores que han cultivado: “Toda esa contaminación se va al fondo, se escurre por los arroyos naturales y, al menos, tarda 100 años para que se trate y recupere” comentó González.
Las industrias han sido un factor clave en la contaminación del agua; sin embargo, no han sido el único. Los basureros, los residuos biológicos infecciosos y los desechos de los fraccionamientos han contribuido también al aumento de la crisis ambiental.
Por ello, la activista puntualizó que no sólo se trata de la contaminación del agua, también se contamina el aire, el suelo, los alimentos y toda la vida que “corre” alrededor de los cuerpos de agua: “Hay una situación compleja que hace que por supuesto nuestros alimentos tengan un montón de contaminantes que terminan enfermándonos”, narró.
En el año 2011, se descubrió que había mil 90 sustancias contaminantes permanentes en el río, así lo evidenció un estudio científico realizado por el Instituto de Tecnología del Agua. Asimismo, se observó que el 94% de las empresas no cumplía con la legislación que prohibe las descargas ilegales en el río.
No obstante, han pasado más de 10 años, la norma ha cambiado, pero las condiciones del municipio no tanto. Graciela González ha observado que las autoridades no han hecho cumplir la ley, y las fábricas han optado por ser omisas a la misma.
Años más tarde, en 2020, un estudio de la Organización Panamericana de la Salud, reafirmó la contaminación del río y los impactos que había tenido – y sigue teniendo- en la población:“Entonces resulta que estos niños, que son la muestra representativa de la población infantil, estaban enfermos” compartió la activista.
Las enfermedades, un ciclo que no acaba
En la zona, desde el año 2003, se incrementó la aparición de la enfermedades crónicas renales (ERC), así como la tasa de mortalidad, lo que provocó que para el 2018, cinco de cada cien menores de edad padecieran enfermedades renales, esto de acuerdo con los estudios realizados por la Universidad de Guadalajara.
Igualmente, Graciela González compartió algunos de los casos de su colonia, donde una mujer murió de cáncer de seno, otra de matriz, pero donde también hay jóvenes con diabetes, con enfermedades del sistema reproductivo o de los sistemas respiratorios gastrointestinales.
Frente a esta situación, tanto la activista como las y los habitantes de El Salto se preguntaron si sus alimentos estaban igual de contaminados que el río, si en el proceso de producción se eliminaban algunos o ¿qué era lo que estaba pasando?
“Corrimos con suerte algunos” expresó la activista, puesto que no se han enfermado como gran parte de la población y, a la par, no han muerto por la contaminación.
Una solución, pudo haber sido el uso de la tecnología para remover todas las sustancias que estaban contaminando sus alimentos, pero que la apatía de las autoridades, los gastos y, también, el riesgo de quitarle los nutrientes no la hizo posible:“Nos dijeron hágase sus calabacitas al vapor, cómprese peces de cultivo… no estaban siendo conscientes del problema”, señaló Graciela.
Esta situación ha sido ignorada y silenciada por las autoridades estatales, pues para la defensora del agua han sido estas instancias a las que exigido una respuesta, pero el silencio ha sido una constante.
Lamentablemente, la activista compartió que no solamente se trata de El Salto o de los pueblos aledaños a éste, sino que es una situación que se extiende por todo el territorio de JaliscoÇ:“Actualmente, estamos revisando todos los ejes y nos preguntamos qué va a pasar con toda esta contaminación, esto para saber qué podemos hacer nosotros” concluyó.