El feminicidio de Leuteria Reyes Benito, una mujer indígena Na Savi, evidencia la negligencia de las autoridades frente a la violencia de género en la Montaña de Guerrero. Tlachinollan exige justicia y acciones concretas para proteger a las mujeres indígenas de un sistema que perpetúa su vulnerabilidad.
Por Redacción / @Somoselmedio
Tlapa, Guerrero, 8 de enero 2025.- El 5 de enero de 2025, en la comunidad Na Savi Cruz Fandango, municipio de Alcozauca, Guerrero, Leuteria perdió la vida tras ser brutalmente atacada con 30 heridas de arma blanca, presuntamente perpetradas por Herminio de Dios Bautista, un policía municipal con quien compartía turno laboral y quien la acosaba constantemente.
El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan denunció el feminicidio como un reflejo de la impunidad y el arraigo de la violencia de género en las comunidades indígenas. “Leuteria es un ejemplo de cómo las mujeres indígenas enfrentan no solo la pobreza y el machismo, sino también la negligencia de las autoridades”, señaló Abel Barrera Hernández, director de Tlachinollan.
Leuteria nació el 26 de enero de 1993 en una familia humilde, siendo la mayor de nueve hermanos. A pesar de las carencias y la falta de maestros, logró terminar la primaria. Su vida estuvo marcada por la lucha constante: primero contra la pobreza, luego contra la violencia doméstica y, finalmente, contra el acoso laboral y la violencia de género en su lugar de trabajo.
En marzo de 2024, después de años de sufrir violencia por parte de su esposo, Arturo, decidió separarse y luchar por la custodia de sus cuatro hijos. Aunque logró acuerdos legales, la falta de una vivienda propia la obligó a dejarlos temporalmente con su expareja mientras buscaba trabajo.
Con esperanza y determinación, en octubre de 2024 consiguió empleo como policía municipal. Sin embargo, en lugar de encontrar estabilidad, enfrentó un entorno hostil y machista. Herminio de Dios Bautista, uno de sus compañeros, la acosó y hostigó constantemente, despreciándola por ser mujer en un trabajo considerado “de hombres”.
Leuteria denunció el acoso ante el presidente municipal, pero sus quejas no fueron atendidas. “El caso de Leuteria evidencia la indiferencia de las autoridades frente a las denuncias de violencia contra las mujeres”, declaró Tlachinollan.
El 5 de enero de 2025, la violencia escaló de manera trágica. A las seis de la tarde, Rosalba, con quien vivía Leuteria, llamó a sus padres para informarles que su hija había sido atacada. Con múltiples heridas de arma blanca, fue trasladada de urgencia al Hospital Comunitario de Alcozauca y posteriormente al Hospital de Tlapa. A pesar de los esfuerzos médicos, falleció en el traslado a Chilpancingo.
Zacarías y Catalina, padres de Leuteria, relataron con dolor la cadena de negligencias que enfrentaron durante el proceso. “Los médicos nos decían que esperáramos, pero ya estaba muy grave. Cuando llegamos a Chilpancingo, nos dijeron que mi hija ya no respiraba”, compartió Zacarías.
El Centro Tlachinollan, que ha acompañado a la familia, denunció la falta de protocolos efectivos para prevenir y atender la violencia de género. “Leuteria pidió ayuda a las autoridades locales y fue ignorada. Esta omisión la condenó a la muerte”, subrayó la organización.
Exigen justicia y un alto a la violencia
El 7 de enero, los padres de Leuteria presentaron una denuncia formal ante el Ministerio Público en Tlapa, acompañados por Tlachinollan. La organización exigió una investigación diligente y sanciones ejemplares contra el responsable, así como una revisión del entorno laboral en el municipio de Alcozauca, donde las mujeres enfrentan acoso y discriminación sistemática.
“Su feminicidio no es un caso aislado; refleja la vulnerabilidad extrema que enfrentan las mujeres indígenas en la Montaña, donde el machismo, la pobreza y la falta de acceso a la justicia son una constante”, concluyó Abel Barrera.
El cuerpo de Leuteria regresó a Cruz Fandango el 8 de enero, acompañado por un clamor de justicia que resonó entre sus familiares y vecinos. La comunidad exige no solo castigo para el feminicida, sino también garantías de no repetición y atención a la violencia estructural que permitió esta tragedia.
En memoria de Leuteria, el Centro Tlachinollan hizo un llamado a las autoridades estatales y federales para reforzar las políticas de prevención de feminicidios y garantizar el respeto a los derechos de las mujeres indígenas. “No podemos permitir que más mujeres sean silenciadas por un sistema que las ignora”, sentenció la organización.