Por Juan Palomar / @juanyvespalomar
Mientras en todo el mundo se da a conocer que entre los multimillonarios es común crear esquemas financieros opacos para evitar el pago de impuestos en sus países de origen (Pandora Papers), en Guadalajara miles de personas no tienen un techo donde pasar la noche y un tercio de esta población son mujeres en situación de calle, según reporta un estudio realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Aunque no existe un documento general que indique exactamente cuánta gente no tiene casa en el estado de Jalisco, instituciones gubernamentales como el DIF Guadalajara aluden que son más de 3 mil personas que no tienen un lugar fijo donde pasar la noche, dato que se vuelve aún más grave cuando se piensa por contraparte en las 17 mil casas vacías que existen solo en el municipio de Guadalajara, como lo reporta el Censo del INEGI de 2020.
Cuando hay miles de personas sin casa y decenas de miles de casas sin gente constatamos un ejemplo (de muchos) sobre cómo el mercado no se autorregula. Sumado a lo anterior el contexto creado por la pandemia ha recrudecido la problemática afectando especialmente a las personas en situación de calle ya que tienen un menor grado de acceso a servicios básicos, entre otras cosas porque 8 de cada 10 carecen de documentos oficiales con los cuales puedan realizar trámites.
¿Qué hará el nuevo gobierno de Guadalajara en relación a este problema? ¿Que hizo el gobierno saliente además de renovar albergues antiguos? ¿Qué políticas públicas ha implementado el Gobierno del Estado para que las rentas cada vez más caras no arrojen a la calle a cada vez más jóvenes? ¿Qué propuestas de ley presentará la nueva legislatura en el Congreso de Jalisco para combatir el desempleo que le impide a miles de personas tener los recursos para pagar las cuentas a fin de mes? ¿La gente en situación de calle se quedará sin acceso a las vacunas contra un virus que ha generado una crisis sanitaria global porque no tiene papeles?
Es necesario ampliar nuestra mirada y hacer un llamado de atención al gobierno y gran parte de la sociedad que hace como si no existiera el problema. La invisibilización de esta población alimenta los ciclos de desigualdad y pobreza al mismo tiempo que contribuye al ocultamiento de eventos de violencia asociada a casos como el de los asesinatos a sangre fría de cinco personas que dormían en la calle en 2018. Así, frente a la omisión del gobierno y la sociedad hoy replegada por la pandemia y resintiendo la crisis económica, el ciclo de impunidad que vive el país continúa agudizandose.
Una persona sin casa y sin papeles es igual de tapatia que el gobernador o dicho de otra forma, cualquier persona sin importar su oficio o condición debe tener acceso a los mismos derechos humanos que el tequilero más rico de Jalisco. ¿Con qué cara las inmobiliarias siguen depredando el territorio e inflando sus tasas de renta? ¿Con qué legitimidad marcha el frente nacional por la familia cuando ha quedado exhibido como una de las congregaciones que lo respalda hace negocios e inversiones millonarias con dinero proveniente de donaciones?
Hoy es momento de poner todos manos a la obra en estas agendas y hora de reconocer que una ciudad no puede seguir creciendo sin su gente.