El día 4 de abril del 2022, Ángel fue detenida cerca del metro Lagunilla de manera arbitraria. Tras cinco días de permanecer en el penal de Santa Martha, Ángel fue vinculada a proceso por el delito de compra de estupefacientes por el cual podría pasar hasta 6 años en prisión.
Por Karen Castillo / @karencitatacha
Ángel denuncia que los cargos en su contra fueron fabricados y que todo el proceso, desde el día de su detención, estuvo plagado de violaciones a sus derechos humanos. Ángel exige que los cargos sean retirados; ésta es su historia.
“Yo me encontraba con dos amigas afuera del metro Lagunilla a las 5 y media aproximadamente a las 17 30 horas. Nos íbamos a retirar del lugar pero decidimos pasar a una tienda antes de irnos, mi amiga, Teresa me acompañó y mi otra amiga, Dulce permaneció en el lugar.”
“Caminamos hacia a la esquina Tenochtitlán, le preguntamos a un joven si conocía una tienda cercana, nos señaló una a unos metros del lugar, segundos después nos interceptaron 5 policías, siendo la primera una mujer y los demás hombres, la mujer se acercó y me informó que era una revisión de rutina”.
Al negarse a ser revisadas, Ángel fue empujada por la policía y obligada a aceptar la revisión, al no encontrar nada , un policía del sexo masculino, volvió a registrar a Angel, sustrajo sus pertenencias y las detuvo sin informar el motivo de su detención.
“La mujer me empujó a la cortina de un local, por el miedo a que me siguiera agrediendo me dejé revisar. Hasta ese momento no sentí miedo ya que no tenía nada, por lo que le dije a Teresa qué mantuvieran la calma. Se acercó otro policía varón, le pregunto a la policía mujer si traíamos algo, ella respondió nada. El policía hombres dijo como no, nos comenzó a revisar y sustrajo nuestras pertenencias. La policía mujer después nos comenzó a colocar los candados de manos.”
“Cuando pasó eso yo alegué que no nos podían detener porque no habían encontrado nada y que no tenían derecho, yo les dije que eso era una detención arbitraria, y abuso de poder. Al escuchar esto sus compañeros comenzaron a jalonearnos.”
Ángel indica que fue obligada a subir a un coche blanco sin placas, y que durante todo el traslado, fue golpeada, amenazada e insultada. Además, Ángel denuncia que uno de los policías la sentó entre sus piernas y la tocó de manera sexual durante el traslado.
“Nos pusieron unos trapos en la cabeza, yo tenía miedo de que me desaparecieran. Así es como venden a las mujeres a redes de trata, o las matan.”
Al llegar a la Fiscalía de Delitos en contra de la Salud, Ángel escuchó decir a un policía que el delito por el cual las querían acusar era venta de droga, sin embargo, entre los policías comentaron que no había suficientes pruebas y entonces cambiaron el delito a compra de droga.
“Cuando me ingresan con la médica legista, siempre estuvo presente una policía contestando por mí, nunca se me permitió denunciar que los golpes en mi cuerpo habían sido hechos durante la detención.”
Durante la detención en la Fiscalía de Delitos en contra de la Salud, Ángel fue obligada a firmar una falsa testificación, además de negarle el derecho a realizar su llamada telefónica. Su madre tuvo que llamar a Locatel para poder saber del paradero de su hija.
Al tercer día, durante la madrugada, Ángel fue trasladada al centro penal de Santa Martha Acatitla en donde permaneció 5 días después de los cuales pudo salir con medidas cautelares.
Sin embargo, el proceso sigue siendo obstruido por la Fiscalía, la cual se rehúsa a entregar a la defensa de Ángel los videos de las cámaras en el lugar donde fue detenida pese a que su defensa ya interpuso una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Ángel dice que todas las acusaciones son absurdas, ya que según los oficiales, la joven compró 37 gramos de cocaína pagando con un billete rojo de denominación de 50 pesos.
“Es absurdo e injusto, yo solo tengo 21 años y amo bailar, tengo en mente convertirme en maestra de baile. También tengo un proyecto contra el fast fashion y es que me gusta mucho la moda pero no me agrada para nada la idea de contaminar a la madre naturaleza, así que aprendí a coser con distintas máquinas de costura y comencé a intervenir y crear prendas para contribuir un poco. No soy una criminal.”
En 2017, la organización EQUIS, Justicia para las Mujeres publicó un estudio que demuestra que los casos de mujeres en cárceles por delitos contra la salud se duplicaron en tan solo dos años en México y que representan el 43% de los casos de las mujeres en prisión siendo el delito de posesión más castigado con la privación de la libertad.