Ciudad de México, a 15 de octubre de 2020
El pasado 14 de octubre se estrenó en la plataforma de streeming Netflix, Las tres muertes de Marisela Escobedo (México, 2020), de Carlos Pérez Osorio, disponible en 190 países y en 30 idiomas. Documental que rinde cuenta de la historia de criminalidad, negligencia e impunidad sufrida por Marisela Escobedo Ortíz a partir del feminicidio de su hija Rubí en Ciudad Juárez, Chihuahua entre 2008 y 2010. Una historia de lucha ejemplar, de rabia desbordada, de impotencia y coraje; pero sobre todo, una historia llena de amor.
Las tres muertes de Marisela Escobedo fue dirigido por Carlos Pérez Osorio, a partir de una investigación periodística de Karla Casillas y Alejandro Melgoza, dos grandes periodistas de investigación en México; cuenta con la producción ejecutiva de Laura Woldenberg, quien participó de igual forma en el documental 1994, que también se puede ver en Netflix.
Carlos Pérez Osorio fundó la casa productora Scopio en 2015, ha producido y dirigido documentales con un enfoque de derechos humanos para medios como Discovery Channel y The Intercept, además ha colaborado para agencias de las Naciones Unidas como la UNICEF (el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y ONU Mujeres (la Agencia de las Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres). Obtuvo una nominación para los premios Emmy, que se otorgan a lo mejor de la televisión estadounidense, por Caravanas que realizó para Discovery Channel en News and Documentary dentro de la categoría de Periodismo de Investigación en Español; además que el episodio Canasta de la serie Las crónicas del taco ganó la categoría de Mejor Programa en Locación en los premios James Bread Media Awards 2020, los más importantes en la industria gastronómica.
Para la investigación y filmación de Las tres muertes de Marisela Escobedo invirtieron casi cuatro años de trabajo, es una co-producción de Scopio y Vice Studios. Durante 1 hora con 49 minutos relatan la historia de Marisela Escobedo Ortíz a partir videos familiares y entrevistas con sus hijos, su hermana y la gente allegada al caso como las abogadas y defensoras que la acompañaron; entrevistan también a funcionarios públicos de ese entonces y muestran entrevistas de archivo de la propia Marisela, todo esto acompañado de la extraordinaria investigación periodística de Karla y Alejandro desarrollan el relato en una suerte de línea de tiempo.
El documental logra sensibilizar y crear empatía. El mismo director ha expresado en diversas entrevistas que ese es su objetivo, pues espera que al contar la historia de Marisela a través de Netflix pueda llegar al mayor número posible de espectadores para que las grandes audiencias puedan ponerse en los zapatos de una madre a la que le arrebatan la vida, la de su hija y cualquier posibilidad de acceso a la justicia para ninguna de las dos, en un país donde actualmente asesinan a diez mujeres al día, de acuerdo a datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que reportó 320 asesinatos de mujeres tan solo en el primer mes de este 2020. Sin embargo, la historia de Marisela data de hace diez años.
En agosto de 2008 Rubí Marisol Frayre Escobedo, hija menor de Marisela, fue asesinada en Ciudad Juárez a los 16 años por quien fuera su pareja sentimental, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, ocho o nueve años mayor que ella. Rubí ya tenía una historia de abuso y violencia por parte de Este individuo; vivían juntos y tenían una hija pequeña. Estuvo desaparecida un tiempo, pasó alrededor de mes y medio para que las autoridades pudieran recibir la denuncia de desaparición. El feminicida se había dado a la fuga.
Solo a partir de las investigaciones de Marisela y su familia pudieron dar con el paradero de Sergio Rafael en Zacatecas, donde lo aprehendieron y lograron que confesara el feminicidio de Rubí. La había asesinado a golpes y posteriormente la abandonó en un baldío donde le prendió fuego, solo pudieron encontrar partes del cuerpo en el lugar. En el juicio oral el feminicida le pidió perdón a Marisela por haber cometido tan brutal asesinato en contra de su hija y existía el testimonios de testigos, pero el Tribunal de Justicia lo absolvió por unanimidad, de acuerdo a los tres jueces encargados, Catalina Ochoa, Rafael Boudib y Nezahualcóyotl Zúñiga, de acuerdo a ellos, por no contar con los recursos suficientes para condenar al asesino y lo dejaron libre.
A partir de su lucha Marisela logró que se le otorgara la figura jurídica de sentencia de reemplazo, pues la condena no se había ajustado a derecho. El Tribunal de Casación decidió revocar la sentencia dictada con anterioridad y ordenó una pena de 50 años de prisión en contra de Sergio Rafael por el homicidio de Rubí, pero por segunda ocasión se había fugado.
Nuevamente Marisela lo localizó tiempo después en Zacatecas, pero gracias a un operativo fallido por parte de las autoridades, el asesino logra escapar otra vez; hubo la sospecha que alguien desde la policía le avisó, pues en ese momento formaba parte del cártel de los Zetas en la entidad, Marisela y la familia de Rubí recibieron amenazas de este grupo delictivo y las autoridades dejaron de proporcionarle cualquier apoyo.
El 5 de diciembre de 2010 Marisela decidió hacer un plantón en frente del Palacio de Gobierno de Chihuahua, pues recién iniciaba la administración de Cesar Duarte, quien actualmente se encuentra detenido en Miami, Estados Unidos, apelando una orden de extradición a México, después de haber estado 3 años prófugo. A partir de pláticas con el nuevo fiscal confió nuevamente en la autoridad, pero no quitó su plantón, las acciones en exigencia de justicia continuaron. El 16 de diciembre por la noche la asesinaron de un balazo en la cabeza en la puerta del Palacio de Gobierno, un hombre que llegó a bordo de una carro blanco, en el mismo en que se da a la fuga. También asesinaron a su cuñado y quemaron la maderería que era propiedad de la familia, sus hijos tuvieron que solicitar asilo político en Estados Unidos.
En la actualidad ambos asesinatos siguen impunes. Feminicidios, crímenes de Estado, a partir del planteamiento de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, quien puntualiza que ocurre el mismo “al concurrir de manera criminal el silencio, la omisión y la colusión de las autoridades mediante una simulación en la actuación, inacción e inoperancia que alimentan la impunidad al mismo tiempo que niegan el acceso a la justicia a las víctimas y sus familias”.
En 2011, mediante una conferencia de prensa los tres jueces que dejaron libre al feminicida de Rubí dijeron “nuestra sentencia no causó ninguna de las dos muertes, porque únicamente cumplimos con la ley.” Hace diez años dejaron libre a un feminicida alimentando la impunidad en un país donde el índice de impunidad es del 97%, un país donde asesinan a 10 mujeres al día por el simple hecho de ser mujeres, un país que ocupa los primeros lugares de letalidad para personas defensoras de derechos humanos y periodistas, ambos por el hecho de realizar su trabajo.
A partir del asesinato de Rubi, Marisela se convirtió en una defensora de derechos humanos como muchas madres a las que les arrebatan a sus hijas. Enfermera de profesión, madre de familia y empresaria, luchó y se encontró con un podrido sistema de impartición de justicia alimentado por un narco Estado.
Marisela dio la cara al sistema con una sola y justa consigna, Justicia para Rubí, en plena política de la pseudo guerra contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe Calderón, que desató la violencia y el poder de los cárteles de la droga a partir de que parte de su gabinete de seguridad estaba coludido en los negocios sucios del crimen organizado. Algunas investigaciones periodísticas apuntan a que el mismo presidente estaba al tanto de las operaciones emprendidas por el ex secretario de seguridad pública federal, Genaro García Luna, actualmente detenido y juzgado en la Corte de Nueva York, Estados Unidos. En 2019 se presentó una demanda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en contra del Estado mexicano para determinar su responsabilidad en el caso que actualmente se encuentra en dictamen por el organismo.
La lucha de Marisela Escobedo y su vida trascienden con dignidad y fuerza en el México feminicida donde las madres de víctimas de feminicidio se multiplican por diez cada día junto con las mujeres y niñas violentadas. Se multiplican con desesperación las familias destruidas por el crimen organizado y por la violencia feminicida, al mismo tiempo que se multiplica la impotencia y rabia. Las tres muertes de Marisela Escobedo relata su historia de una forma humana e íntima que no dudo le pueda mover al espectador más indiferente al lado de la solidaridad y la empatía.
A Marisela Escobedo no solo la mataron tres veces con el asesinato de Rubí, su propio asesinato y la negativa de acceso a la justicia; a Marisela Escobedo la asesinó cada funcionario público, cada dirigente corrupto en el país, la delincuencia organizada coludida el narco Estado, y la indolencia de la gente. Aplaudo que este tipo de documentos de digna memoria lleguen a plataformas tan populares como Netflix, ojalá y logre movernos del sillón a las calles o a dónde quiera que podamos colaborar y apoyar a las víctimas de ese sistema podrido de violencia e impartición de justicia corrupto e inoperante, porque nadie nos garantiza que las próximas víctimas no podemos ser nosotras y nosotros.
Las tres muertes de Marisela Escobedo ya está disponible, no se lo pierdan.