Enrique G. Gallegos*
Todos: los intelectuales de Letras libres y los poetas pacianos con sus versitos edulcorados; los escritores y periodistas de Nexos; los medios de comunicación dominantes; los empresarios que sueñan con tener a Slim de presidente; la TV y sus envaselinados conductores; académicos y académicas mainstreams; el ricachón expulsado de la Bolsa de Valores y que se niega a pagar impuestos; la ñora y el ñor de Polanco y más allá; el cura de Los Altos de Jalisco y los gober de Jalisco, Chihuahua, Guanajuato y Michoacán; el Juez y su balanza desequilibrada; los señores y señoras de la X y sus partidos PAN-PRD-PRI. Todos: pusieron el grito en el cielo y seguramente mandaron urgentísimas misivas al Jefe de país imperialista del Norte, Mr. Joe Biden (y por si las moscas, a Mr. Trump)… ¿habrán mandado otra al Chief del imperio venido a menos: el Pope?
Todos indignados, sulfúricos, escupiendo fuego y alarmados por unos supuestos “libros comunistas” (aunque algunos también estén inflando el gesto con fines electorales). Como en la época de Marx, el comunismo los sigue asustando. “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, dirían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista en un lejano 1848. Pero si fueran un poquito más avispados entendería que no están las condiciones subjetivas para el comunismo, por más agresivo que sea el capitalismo —aún si, con las lógicas depredadoras de acumulación del capital, lo que está en juego ya no sólo es el pellejo del trabajador, sino la misma humanidad por lo radical del cambio climático.
Lo cierto es que los libros de texto gratuitos de la SEP por ningún lado promueven o adoctrinan en una “educación comunista” como tal; sí, aquí y allá hablan de la injusticia, de la igualdad, de la violencia género, critican el capitalismo, recuerda las luchas guerrilleras, incluso introducen el humanismo —caro al Presidente— para calmar a las buenas conciencias herederas de Petrarca. También habla de clases sociales, lo que es de agradecer pues son temas que con el neoliberalismo desaparecieron. Por eso llama la atención el fanatismo anticomunista, la reacción desmesurada, digna de la esquizofrenia social. La esquizofrenia, han dichos unos autores, se caracteriza, entre otras cosas, por la incoherencia, la disociación y separación de la realidad, produciendo fantasías, monstruos y bestias infernales. Y justamente lo que han provocado los “libros comunistas” que no son comunistas (permítaseme el retruécano) es la irrupción esquizofrénica. “!El virus comunista!” arengó en conductor estrella de TV Azteca. ¡Es “un delirio”!” —remata el docto defensor del individualista decimonónico, Sheridan. Y a partir de ahí, la descripción de catástrofes, bestias y monstruos imaginarios: destrucción del país, violencia, hecatombe de la familia y la religión, expropiaciones al por mayor, perversión de niños y niñas, destrucción de la propiedad privada y del mercado… el apocalipsis… la derecha y la ultraderecha viven sus tiempos de esquizofrenia social.
Pero si la derecha sufre esquizofrenia social, tampoco la 4T escapa a sus propias modulaciones esquizofrénicas, que pueden ser mostradas también en torno a las discusiones de los libros de texto, pues construyen realidades alternas y contradictorios (producto de la extraña mezcolanza que es la 4T). Si pudiéramos describir sucintamente los síntomas de esa esquizofrenia social expresada en la disputa de los “libros comunistas”, tanto en la derecha como en la 4T, esquematizaríamos el desarrollo de sus síntomas de la siguiente manera:
1. En la mañanera del 24 de octubre de 2022, AMLO criticó tácitamente al marxismo y defendió el libre mercado y los valores liberales de Juárez et cia. (eso sí, mercado con controles, ha dicho el Presidente). Véase los siguientes fragmentos de la versión estereográfica del 24 de octubre de 2022, asequible en la página de la Presidencia:
“… Es que no todo lo de la política neoliberal es malo si se aplicara adecuadamente. Por lo general está hecha, está diseñada para favorecer una minoría, esto es lo malo; y además lo que resulta lógico, como la competencia, el libre mercado, se distorsiona, se deforma, no se aplica, se usa nada más como parapeto […] Es que tanto en la derecha como en la izquierda hay muchos dogmas y yo me guio por juicios prácticos, y me inspiró filosóficamente en lo mejor de nuestra historia nacional, mis maestros son Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero, Villa Zapata, el general Lázaro Cárdenas y, por ejemplo, no estoy del todo de acuerdo en que se piense que los problemas de desigualdad en México se originaron por la explotación de los dueños de los medios de producción al proletariado, por la explotación del burgués al proletariado, no creo que el proceso de México de acumulación de capital se haya originado de esa manera./ No es exacto de que hay dueños de medios de producción, empresarios explotadores de trabajadores, de obreros y que con esa explotación se obtiene una plusvalía, una ganancia y se produce una acumulación desmedida de capital en unas cuantas manos. Sí se da eso, pero no es la fundamental en el caso de nuestro país.”
(Para ahondar en los supuestos ideológicos del Presidente, puede consultarse este artículo: “El cuádruple motor ideológico del Presidente”).
2. En los libros de texto de la SEP ciertamente se habla de lucha de clases (nótese la contradicción: son editados en un gobierno que rechaza el marxismo y defiende el libre mercado). Y si bien la lucha de clases es un elemento fundamental del marxismo para la transformación hacia una sociedad comunista, por ningún lado se defiende o propone una “educación comunista”. Sólo se reconoce que en el capitalismo la gran mayoría de la población infantil será fuerza de trabajo explotada por el capital.
Léase los siguientes dos fragmento de la guía “Un libro sin recetas” (pp. 19 y 25):
3. O sea: la derecha, que va de Letras Libres a Nexos, TV Azteca, los poetas pacianos, los empresarios, intelectuales, periodistas de medios de comunicación dominantes y académicos, hasta Fox y Marthita, están alarmados por unos “libros comunistas” que no son comunistas y que además son editados en el gobierno de un Presidente que defiende el libre mercado (¡que la misma derecha defiende!) y que rechaza el marxismo (¡que la misma derecha rechaza!). Esto no quita que no existan en la 4T personajes, como Marx Arriaga, que defiendan alguna forma de marxismo.
4. Y a partir de ese despliegue esquizofrénico la derecha monta un mundo apocalíptico: destrucción del país, violencia, hecatombe de la familia, la religión, expropiaciones, destrucción de la propiedad privada… las bestias devorando a México y a sus niños y niñas…
*Profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-C