Ambos países refuerzan cooperación para garantizar el abastecimiento humano y cumplir con los compromisos del histórico tratado bilateral.
Por Redacción / @Somoselmedio
Ciudad de México, 29 de abril 2025.- En un esfuerzo conjunto por mantener la cooperación y el cumplimiento de los acuerdos binacionales, los gobiernos de México y Estados Unidos han anunciado un acuerdo en relación con las asignaciones de agua del Río Bravo. Este pacto se da en el marco del ciclo de entregas de agua que culmina el próximo 24 de octubre de 2025, iniciado el 25 de octubre de 2020.
Con la convicción de honrar los compromisos establecidos en el Tratado de 1944, un instrumento fundamental para el desarrollo de la frontera norte mexicana, México ha acordado con su vecino del norte la implementación de una serie de medidas estratégicas. El objetivo primordial de estas acciones es mitigar cualquier posible déficit en las entregas de agua por parte de México hacia el cierre del ciclo actual. Estas medidas incluyen transferencias de agua inmediatas y la planificación de acciones similares durante la próxima temporada de lluvias.
La prioridad de este acuerdo radica en garantizar el abastecimiento de agua para consumo humano de las comunidades mexicanas que dependen de las aguas del Río Bravo. Las acciones acordadas, resultado de intensas reuniones técnicas entre autoridades de ambos países, se formalizarán a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA). La sección mexicana de la CILA, en colaboración estrecha con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), llevará a cabo un seguimiento exhaustivo de la implementación de estas medidas y de la evolución de las condiciones de la cuenca.
Asimismo, se ha establecido el compromiso de generar un plan integral para el siguiente ciclo del Tratado de 1944. Este plan buscará asegurar el cumplimiento de las obligaciones de México tanto para el ciclo actual como para el venidero, incluyendo la instauración de un mecanismo de consultas anuales de alto nivel entre ambos países.
En un mensaje de entendimiento mutuo, los gobiernos de México y Estados Unidos coincidieron en reconocer los beneficios recíprocos que emanan del Tratado de 1944, descartando cualquier necesidad de renegociación del mismo.