Texto y fotografías: Mario Marlo / @Mariomarlo
Más de cien mujeres, activistas y familiares de víctimas de feminicidio confrontaron a Enrique Alfaro durante la vigilia por Vanesa Gaytán Ochoa, mujer que fue asesinada por Irving Emanuel Ramírez Barajas a unos metros de la entrada de Casa Jalisco, residencia oficial del gobernador de Jalisco.
“No queremos palabras, los papeles en el escritorio no sirven, tú estás aquí porque te estamos pagando un sueldo para que hagas tu trabajo, estamos pidiendo justicia no queremos palabras queremos justicia, justicia para todas”. Exigieron a Alfaro cuando éste se encontraba en la puerta de Casa Jalisco sin encontrar un lugar donde pararse.
Después de unos minutos, el gobernador ingresó a Casa Jalisco explicando: “vamos hacer lo que tengamos que hacer, cuentan conmigo”, a lo que contestaron las asistentes: “renuncia, renuncia, ni una más, ni una más, ni una asesinada más.”
La vigilia convocada a través de redes sociales, fue realizada en protesta por el asesinato de Vanesa Gaytán, quien a pesar de contar con una orden de protección fue asesinada por su ex esposo frente a uno de los lugares más “vigilados de Guadalajara”.
Al respecto, Guadalupe Ramos Ponce, investigadora y coordinadora del Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer en México (CLADEM), explicó para ZonaDocs que el objetivo de esta manifestación fue exigir la reestructuración todo el sistema de justicia en el Estado.
Ramos Ponce detalló que ellas siempre estarán dispuestas a aportar y participar con el gobierno; sin embargo, destacó que “son las autoridades quienes tienen que dar un giro, un cambio en sus políticas que históricamente se han hecho y no han servido.”
“Las mujeres han sido violentadas y asesinadas por décadas, esperamos aportar en esas reuniones lo que sea necesario, pero la responsabilidad está en ellos”, resaltó la coordinadora de CLADEM.
Por su parte, Alejandra Cartagena, vicecoordinadora de CLADEM explicó que las órdenes de protección terminan siendo sólo un papel, las autoridades no hacen su trabajo, que es hacer un análisis de riesgo, un seguimiento de estas órdenes. “Tenemos ministerios públicos sin perspectiva de género y autoridades que criminalizan a las mujeres”.
“Vanesa fue asesinada en Casa Jalisco, si te matan en Casa Jalisco, imagínense lo que puede pasar cuando estamos en nuestras casas… cuando vamos en las calles solas, cuando no hay ni una sola medida real de protección para las mujeres”, precisó Alejandra Cartegena.
Según información de CLADEM, en Jalisco han sido asesinadas más de 70 mujeres en lo que va del año; razón por lo cual Guadalupe Ramos resaltó que no es posible que no exista una fiscalía especializada para el tema de violencia contra las mujeres: “No existe por que no es un tema que les interese al Estado, ojalá y ahora con esto, dimensionen la gravedad del problema en Jalisco”.
Ramos también detalló que Enrique Alfaro debe de corregir sus políticas y su perspectiva de género: “Era lo menos que esperábamos, que saliera, que diera la cara, que cambie su lenguaje, un lenguaje que revictimiza a las mujeres. No puede seguir revictimizando a las mujeres o responsabilizando a las mujeres de la violencia que viven”.
Finalmente, las mujeres presentes anunciaron que estarán atentas y vigilantes para que el gobernador, Enrique Alfaro; el Fiscal General, Gerardo Octavio Solís Gómez; el Secretario General, Enrique Ibarra; y Fela Pelayo, Secretaria para la Igualdad Sustantiva en Jalisco; cumplan los compromisos que han tomado: “La obligación de garantizar el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia.”
Vanesa Gaytán Ochoa perdió la vida a manos de su marido, Irving Emanuel Ramírez Barajas el pasado jueves 25 de abril, quien la arrolló con su vehículo para luego apuñalarla a las afueras de Casa Jalisco.
Anteriormente, la mujer de 25 años ya había interpuesto dos denuncias contra su esposo; la primera, en diciembre de 2017; mientras que la segunda ocurrió en febrero de este año.
Al contar con dos denuncias en contra de su esposo, un juez emitió una orden de protección en la que se le ordenó a la policía del Estado y a la municipal de Guadalajara reforzar la vigilancia en torno a su hogar; sin embargo, esto no impidió su asesinato.