En el Faro Cosmos se llevó a cabo una exposición de fotografías sobre nota roja, presentada por cinco mujeres profesionales que cubrían y cubren la fuente en distintos medios
Por: Eduardo García y Noemí Otañez/ @EduardoGrcp @NoemiOtanz / @Somoselmedio
Sandra Ayala, Erika Carpio, Guadalupe Fernández, Fernanda Rojas y Cristina Hernández expusieron en el foro Dulce Violencia, nota roja en la Ciudad de México, sus experiencias y visiones sobre su labor como reporteras, videoreporteras y fotógrafas de nota roja en el Valle de México.
Guadalupe Fernández Escobedo, reportera de seguridad y justicia para el periódico Metro del 2015 a inicios del 2019, señaló que no necesariamente las y los periodistas que cubren nota roja son personas duras, y que muchas veces han sentido dolor al ver una escena, recalcando que aún con la labor que hacen día con día son personas sensibles.
Además comentó “las escenas más complejas y difíciles fueron las que tenían que contar las historias de los familiares, que estaban llorando…”
La reportera, Guadalupe Fernández, declaró que el machismo en la fuente existe, y que ella no lo vivió con sus compañeros pero sí con sus editores y jefes
“Mis compañeros me ayudaron a conocer cuando si quedarme, cuando irme, cuando no ir a un lugar […] Los editores me decían, tú eres mujer acércate con la policía porque a ti sí te darán información. Si reflexionamos sobre la frase, nos damos cuenta que eramos propensas a sufrir acosos.”
Asimismo, criticó a los editores ya que señaló que muchas veces querían cubrir las escenas de los crímenes de una forma artística, sin embargo, era rechazada la propuesta, y específico: “Muchas veces no tomaban las fotos de los fotógrafos, sino las fotos de los policías que son más sangrientas“.
Erika Carpio, reportera para el Universal, declaró que necesitó ser muy sensible al momento de acercarse a los familiares de las víctimas, y reconoció que cuando los familiares no les brindan los datos acuden a los médicos y policías que están en la escena.
También mencionó que lo interesante de la nota roja es “no dejarte sorprender”, y compartió que los policías sí la acosaban pero ponía límites.
Por su parte, Sandra Ayala, quien trabajó como vídeoreportera para la revista Alarma y el periódico Impacto, mencionó que inició su acercamiento en la nota roja cuando era estudiante de criminalística.
“[…] los casos que más te pegan son los niños” comentó.
Ayala, en su experiencia, señaló que, en la fuente hay un marcado elitismo, en el que “nadie te enseña, nadie te apoya” y, reconoció que sus jefes le pedían la foto más sangrienta.
Además, declaró que la primera vez que tomó una cámara para grabar una escena, su compañero fue a preguntarle si estaba bien, porque había gritado; ella comentó que no recuerda haber gritado.
Fernanda Rojas, fotoperiodista con temas relacionados a derechos humanos, para el Universal y el Gráfico, manifestó que hay un machismo muy marcado en la fuente, y que lo vivió desde su entrevista de trabajo, ya que le preguntaron abiertamente “es que eres mujer y queremos saber si estás preparada para hacer foto”.
Sin embargo, igual que, Guadalupe Fernández informó que es una fuente donde hay mucho compañerismo; entre los compañeros te pasan datos y te ayudan a moverte, señaló.
Hay una crítica a la fuente y una estigmatización de insensibles: Fernanda Rojas.
Para ella, ir al barrio a fotografiar es entender las realidades, “estar documentando la violencia que pasa en la Ciudad es necesario, no porque se deje de documentar, no va a pasar”, dijo.
Ahora, comenta, se ha vuelto más humanista, y cuando hay familiares o niños viendo las escenas se sensibiliza y le cuesta trabajo hacer su labor periodística.
Finalmente, Cristina Hernández, reportera de temas de seguridad en el periódico Reforma, expresó: “No es sólo ir a ver el muerto, no es que te vuelvas insensible, tienes que tener temple para que no te sueltes a llorar”.
Igual que sus demás compañeras del foro, “cuando llega la familia de las víctimas es muy fuerte”, porque “tenemos que entender que el dolor se volcaba contra nosotros.”
“Yo sentía que mi trabajo perjudicaba a los familiares en vez de que ayudará” Guadalupe Fernández.
Por otra parte, Cristina Hernández recalcó la importancia de escribir con respeto y “que no lastime a la familia, que si te leyera el muerto no se sintiera mal”.
Y enfatizó, ”nota roja es un mute peyorativo, es despectivo y no sólo es cubrir un muerto, también es un sismo, un incendio […] escribir del suceso en el mejor de los casos hace justicia y en otros sólo se olvida”.
En cuanto a la pregunta, por qué no hay muchas mujeres cubriendo temas de seguridad, se comentó que, hay un sesgo en el que se cree que las mujeres tendrían que estar en las fuentes con el fin de obtener datos, y los hombres en las motos rumbo a la noticia o el suceso.
Y reconocieron que para ellas como mujeres hay retos más grandes y expusieron “los medios tendrían que reflexionar por qué hay más fotógrafos hombres, qué es lo que les hace creer que las mujeres no pueden, realmente es la idea de la sensibilidad”.
Asimismo, se les cuestionó sobre la confiabilidad de los datos y contestaron:
“Todas las personas tenemos prejuicios y como seres humanos no estamos libres de eso. Tenemos que ser responsables, hay compañeros muy centrados, que se capacitan día a día, pero también hay compañeros que no tienen esa ética. Es una cadena de responsabilidades que no pueden caer y no debería caer solo en nosotros“.
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