1. Pocas metáforas describirían mejor a Donald Trump que la de la bestia. No sólo por su estilo intempestivo para ejercer el poder. No sólo por su presencia desgarbada y apabullante, propia de un cómico pésimo. Sino porque ha coagulado en su Presidencia tres de los peores fenómenos políticos de los últimos tiempos: el neofascismo, la mutación oligárquica-tecnológica de capitalismo en su fase neoliberal y la lucha imperialista por el control ideológico y sus productos culturales.
Pero hay que cuidarse de homologar esa metáfora con un simple fenómeno anómalo y monstruoso. Precisamente porque ha logrado sintetizar esos tres fenómenos es que no es algo gratuito o azaroso. Estamos frente a una tendencia estructural que ha irrumpido en la superficie de la historia reciente y que se alinea a la cada vez más clara declinación de Estados Unidos como potencia hegemónica frente a la emergencia de China, Rusia y los BRICS+ (independientemente de que éstos formen parte de ese espacio geopolítico).
2. A diferencia de su primer período presidencial (2017-2021), esta vez Trump ha asumido la triple cabeza de la bestia y la vomitación esquizofrénica de 26 órdenes ejecutivas el primer día de su gobierno, muestran que a sus 78 años de edad, tiene prisa. Esa prisa, sumada al antecedente del asalto al Capitolio de sus seguidores en 2021 (que ha sido interpretado como un autogolpe de Estado) y la propuesta del congresista republicano, Andy Ogles, que se hace eco de otras voces de la derecha, para que Trump pudiera lograr en el futuro un tercer periodo presidencial, abren un horizonte de mayor incertidumbre. El mensaje parece ser: sí o sí, un tercer mandato por las malas y por las “buenas”.
Medios estadounidenses afirman que en la primera semana Trump emitió cerca de 90 órdenes ejecutivas. Aunque algunos han llamando a la cordura señalando que, en parte, se trataría de la puesta en escena del showman; su contenido llama, contrariamente, a la preocupación y la reactivación de espacios de lucha. Si bien algunas de esas órdenes son de naturaleza administrativa, no pocas de ellas muestras la orientación neofascista: anti-migración, anti-inclusión, anti-diversidad, anti-medioambiente y pretenden apuntalar un tipo de imperialismo más local y agresivo para su zona de influencia geopolítica (América Latina). Y cuidémonos de pensar que el anti sólo muestra una carga negativa porque en realidad contienen un positividad criminal de largo alcance.
3. Si en el primer mandato Trump promovió el racismo, la xenofobia, el nacionalismo excluyente, el retiro de los organismos internacionales y una extraña relación con Rusia, Corea del Norte y China, en su segundo mandato suma a esos fenómenos su alianza con el tecnocapital y la agenda ultraconservadora del “Proyecto de Transición Presidencial 2025” (Aquí puede consultarse el programa), que es la punta de lanza para dar la “guerra cultural” en las prácticas y producciones educativas y culturales (por el momento dejamos de lado analizar el uso y distorsión que hace la derecha del lenguaje de izquierda). Nótese el paso redoblado del Trump en su primer día de gobierno: si en el pasado el imperialismo gringo se cubijaba bajo el inglés como lengua “universal” y los cómodos jeans (por sintetizar el imperialismo en dos productos, al mismo tiempo materiales y culturales), ahora se agrega el decreto del binarismo y otras predicas ultraconservadoras que Trump ha asumido.
“Proyecto de Transición Presidencial 2025” además de promover el desmantelamiento del gobierno, eliminar las regulaciones medioambientales, eliminar impuestos, recortar los apoyos a los programas de Medicare y Medicaid e introducir contenidos del cristianismo, se propone combatir los apoyos del gobierno a la anticoncepción, las protecciones contra las discriminaciones por orientación sexual e identidad de género y los programas de diversidad, equidad e inclusión, entre otros programas.
Para comprender los propósito de la lucha ideológica y cultural de la derecha es bastante ilustrativa la entrevista del 14 noviembre del 2024 a Agustin Laje de la Fundación Faro, una de las principales voces argentinas de la “nueva derecha”, que opera como think tank del Presidente argentino Milei en su programa de gobierno para dar la “batalla cultural” (en la educación, los medios de comunicación, la familia y en general las producciones culturales) contra lo que denominan como la “agenda Woke”. El video además es ilustrativo porque explicaría la presencia de Milei en la toma de posición de Trump, la agenda global de la derecha y sus coincidencias ideológicos (a pesar de sus diferencias económicas: Milei es anarcocapitalista y Trump un nacionalista excluyente). AQUI SE PUEDE VER LA ENTREVISTA.
4. Aunque durante la campaña electoral Trump terminó por deslindarse del “Proyecto de Transición Presidencial 2025”, ya como Presidente algunas de las órdenes ejecutivas que ha emitido sólo mostrarían que fue un falso deslinde y que su alianza con la derecha y ultraderecha interna y global esté en pie, por lo que esa agenda asume dimensiones imperialistas de Estados Unidos. Hay varios hechos que apuntan en esa dirección, desde la inusual invitación a dos dirigentes de la derecha global, el presidente argentino, Javier Milei y la primera ministra italiana Giorgia Meloni, hasta la orden ejecutiva sobre el binarismo, la eliminación de prohibiciones para evitar las discriminaciones, el indulto al convicto libertario Ross Ulbricht y a los asaltantes al Capitolio, pasando por la nominación de Pete Hegseth, acusado de agresión sexual, como Secretario de la Defensa, con el mensaje adicional antiagenda de género.
5. Ciertamente el apoyo a Trump de los oligarcas del tecnocapital no es nuevo. Recordemos durante su primer periodo como Presidente (2017-2021), diversas investigaciones (CONSULTESE AQUÍ) develaron que las bases de datos de la red social de Facebook fueron usadas mediante Cambridge Analytica en 2016 para promover y apuntalar su candidatura a la presidencia. Esa red social fue investigada por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos; lo cual derivó en la imposición de una multa de 5,000 millones de dólares al dueño de Facebook, el oligarca Mark Zuckerberg.
6. Se suele describir a los monopolios del capital tecnológico como tecnofeudalismo. Pero es una descripción inexacta, se presta a confusiones y es además ahistórica. Es preferible usar tecnocapital o capital tecnológico precisamente para que quede claro que es una modalidad mediante la cual se reproduce —así sea en otro contexto social, cultural y económico— la acumulación del capital. Con ello, si bien establecemos líneas de continuidad histórica también se reconoce la mutación en las sociedades capitalistas. Lo que no sucede con la expresión fetichizadora tecnofeudalismo, por más que se asuma crítica.
7. Está por escribirse la historia de la alianza entre Trump y los nuevos señores del tecnocapitalismo. En tanto esa historia no se escriba, podemos plantear algunas hipótesis a partir de hechos y signos conocidos. Posiblemente la primera expresión de esa alianza comenzó con el escándalo mencionado en el acápite 5. Pero después de la derrota de Trump en las elecciones del 2020, esa alianza se reactivó en 2022 cuando Elon Musk compró Twitter, rebautizada como X. Poco importa si lo compró con esas intenciones o estas vinieron después, si provienen de un plan político elaborado con anterioridad y se fraguó sobre la marcha. Lo que es incuestionable es que a partir de que Trump decidió postularse como candidato y se tuvo certidumbre de su viabilidad, Musk lo apoyó abiertamente en su búsqueda de la presidencia y puso a su disposición diferentes estrategias políticas con apoyo en sus recursos y dominios tecnológicos como el caso de X. Es en ese contexto que la estampa de la toma de posesión del Trump el 20 de enero en la que aparecen Mark Zuckerberg de Meta, Tim Cook de Apple, Jeff Bezos de Amazon, Sundar Pichai de Google y Elon Musk de SpaceX y X adquiere plena legibilidad.
8. Si durante la Presidencia de Biden era claro que la industria militar tenía carta abierta a los fondos públicos de Estados Unidos para financiar los frentes de guerra en Ucrania y Gaza, ahora veremos un desplazamiento apuntalado por el nacionalismo de Trump: serán los oligarcas del capital tecnológico lo que también accederán a los fondos. No fue casualidad la tregua en Gaza y el inminente acuerdo que se viene en Ucrania. Los primeros signos e ese ajusto son su aval a las criptomonedas, el fondo destinado a la IA y el nombramiento de Elon Musk como Departamento de Eficiencia Gubernamental. La triple tarea de Musk es clara: desmantelar el Estado, digitalizarlo y combatir lo que se denomina como el Deep State de los militares, los servicios de inteligencia y la alta burocracia. En los siguientes meses veremos qué correa se rompe primero.
Pero esto no significa que asistamos a un enfrentamiento entre la industria militar y el capital tecnológico, solo cambiaran sus lugares en los sillones y, como clase capitalista unificada por el interés económico, se acomodarán amigablemente al nuevo escenarios del poder político imperialista. God save America convertido en el Make America Great Again de Trump.
9. Pero no sólo se trata de una alianza Trump-oligarcas (ya podemos hablar de los trumpoligarcas) del capital tecnológico que descanse en la voluntad política sino que sobre todo expresa la mutación del capitalismo en los últimos cuarenta años. Lo que se conoce como el posfordismo y la aceleración que indujo la pandemia en el uso de la tecnología y la innovación vino a intensificar la base tecnológica en la que descansa el capital, autonomizándola e inscribiéndola en la raíz de la vida, de tal manera que empresas, negocios, locales y vida cotidiana se vieron como nunca envueltas en diferentes mediaciones tecnológicas, cuyo epitome se sintetiza en el celular. Hoy en día el celular es el principal instrumento de control político e ideológico.
Esa mutación se expresa en las conocidas listas de Forbes de los hombres más ricos del mundo. Tomemos la lista de julio del 2024. Los nombres pueden cambiar de lugar en las diferentes listas, pero son más o menos constantes. Con excepción de Bernard Arnault y Warren Buffett, los otro ocho provienen del capital tecnológico. Y cuatro de ellos ahora son trumpoligarcas. Aquí la lista:
10. Es precisamente por esta mutación tecnológica que ha llevado al predominio de capital tecnológico que uno se pregunta si no estaríamos llegando al punto en el que no es Trump quien realmente tendrá el poder del imperio estadounidense sino los magnates tecnológicos que se han constituido en una nueva oligarquía; se trataría de la última manifestación de la clase capitalista, que a diferencia de la clase capitalista industrial que se apropiaba del valor generado por el trabajo en su fabricas, no produce valor sino que sólo se lo expropia. Por eso Marx y Engels no se equivocaban cuando afirmaban en el Manifiesto del Partido Comunista que “el Gobierno viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.”
11. El telón de fondo donde se escenifica el regreso de Trump como la bestia de tres cabezas es la lucha imperialista y la cada vez más manifiesta declinación de Estados Unidos como potencia hegemónica. El ascenso de China como potencia económica y el poderío militar de Rusia, así como la consolidación del bloque de los BRICS+ (en los que participan estos últimos) mostrarían un escenario de lucha con cuatro actores. Empero, la bestia imperialista comandada por Trump aún tiene intactos sus dos principales instrumentos de control global: el dólar y las armas. Sus 11 portaviones y más de 800 bases militares en todo el mundo muestran ese poder. Pero por el subsuelo sigue creciendo la deuda de Estados Unidos y amenaza con estallarle por dentro; mientras en los costados China ya cuenta con 3 portaviones y decenas de puntos globales de inversión comercial, en tanto los rusos han fortalecido su posición militar en Europa. Eso lo sabe Trump y por ello apuesta a delimitar sus zonas de influencia y tabicar su posición con aranceles. Con esa política imperialista intenta reapuntalar el consabido eslogan “América para los americanos”. Tocará a los pueblos de Latinoamérica, particularmente a los de México y Brasil, encabezar las luchas contra la bestia imperialista. Porque Europa huela a civilización muerta.
*Profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-C