México tiene 10 plantas extractoras de aceite de palma. Siete de ellas están en Chiapas y todas son privadas. Alrededor de ellas los productores se organizan y hacen lo necesario para “limpiar” sus tierras y pasar de ganar -por ejemplo- 5000 pesos (277 USD) mensuales por el total de su cosecha de maíz sembrado para venta y consumo, a recibir hasta 35 000 (1 939 USD) cada mes por el monocultivo, según el testimonio de José Baldovinos, palmicultor de Boca de Chajul.
Antonino García, profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo con sede en San Cristóbal de las Casas, expresó que es un error que la administración de Rutilio Escandón Cadenas continúe con el programa de producción de palma de aceite que hicieran sus predecesores, sin mirar las consecuencias que ésta produce a la tierra.
El investigador indicó que en el sexenio de Juan Sabines Guerrero se estableció la meta de alcanzar entre 800 mil a 1 millón de hectáreas de plantaciones de palma de aceite, proyecto que fue secundado por Manuel Velasco Coello y ahora por Rutilio Escandón.
Mencionó que existe un dilema sobre la plantación de palma de aceite ya desde las políticas gubernamentales han incentivado su producción, pero desde la academia se ha denunciado la gravedad de su plantación como un monocultivo, que sigue en aumento en el estado.
García dijo que Chiapas tiene una diversidad envidiable para cualquier estado de México e inclusive del mundo, ya que sus ecosistemas diversos y equilibrados en suelo, agua, flora y fauna es de las más prolíficas. Agregó “el suelo de Chiapas está construido por toda la hojarasca de miles de años, hecha de la descomposición de microorganismos y bacterias, por eso son suelos muy fértiles, pero con la palma de aceite ya no se renovará este proceso”.
El investigador comunicó que ya son evidentes las afectaciones por la producción de la palma de aceite en Chiapas, ya que está provocando cambios en el uso, fertilidad y descomposición del suelo, además, del impacto en la recolección de agua, ya que el suelo también sirve como esponja para la captación.
“El monocultivo de la palma, en sí misma, tiene un sistema radicular muy agresivo, es decir, sus raíces captan cuatro veces más los nutrientes del suelo, por lo que se encuentra en competencia con las demás especies que también necesitan dichas proteínas” instó.
Así mismo, afirmó que es un error de la administración actual continúe con el apoyo hacia los productores de estas plantaciones cuando existen otros tipos de capacidad productiva como el turismo autosustentable, que podría ser único en el mundo.
“La ruta de Chiapas, por su megadiversidad, debe apostarle al turismo alternativo como lo está haciendo Costa Rica (…) Con la palma de aceite en pocos años se verán ríos contaminados y suelos infértiles” indicó.
Finalmente, el investigador invitó a las administraciones estatales a documentarse debidamente con las decenas de trabajos de investigación científica comprobadas que enfatizan en la afectación al suelo de la palma de aceite y así considerar su decisión de seguir con su masiva producción.
Cobertura en Chiapas
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), calcula que México tiene en total 2.5 millones de hectáreas propicias para sembrar Palma Africana, una superficie mayor que el territorio de El Salvador.
La mayor parte de esa superficie propicia para la palmicultura está en el sureste (dos millones de hectáreas, según el gobierno federal), en la que sobresale Chiapas, por las condiciones agroclimáticas para extender las plantaciones de Palma hasta en 400 mil hectáreas, detalla un reportaje realizado por Ruta 35 para Mongabay Latam de Rodrigo Soberanes y Moysés Zuñiga.
Hasta 2013, el Servicio de Información Agroalimentación y Pesquera (SIAP) calculaba que el 44 % de la Palma sembrada en Chiapas estaba en zonas selváticas.
Según estimaciones de la Secretaría del Campo de Chiapas, hay cerca de 64 000 hectáreas sembradas en ese estado, con lo cual, el objetivo de llegar a 100 000 está cada vez más cerca, señaló Olarte. La postura del gobierno chiapaneco es clara y existen cuatro viveros de palma que, según el Instituto de Fomento a la Agricultura Tropical, son los más grandes de América Latina.
Violaciones y despojo
En 2018, el documental “Monocultura: La expansión de los monocultivos en América latina” expusó la expansión de monocultivos de palma de aceite y piña en América Latina.
Realizado por Aldo Santiago, periodista mexicano independiente, y Claudia Ramos, integrante de la organización Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México, en concreto, el documental muestra el avance de esta plaga en territorios de Colombia, Guatemala, Honduras y Costa Rica, donde la monocultura afecta los derechos colectivos de los pueblos a un medioambiente sano, a la salud y a la soberanía alimentaria.
“Este documental es una denuncia de los casos de violaciones a los derechos humanos, despojo de tierra, ocupaciones de territorios de los pueblos y comunidades indígenas, campesinas y negras, que genera la expansión de monocutivos alrededor de América latina”, explicó Claudia Ramos.
En este material audiovisual de 35 minutos, hombres, mujeres, trabajadore/as, investigadore/as, defensores y defensoras de estos países nos cuentan cómo las empresas, entre las más conocidas la Reforestadora de Palmas del Petén, S.A. (REPSA, empresa de Guatemala a quien la compañía suiza Nestlé recién dejó de comprar aceite de palma) y Dinant (productora de palma aceite hondureña, propiedad de la familia Facussé), no solo invaden territorios y destruyen los bienes comunes naturales, sino que también impactan en la identidad cultural de las comunidades.