Por Max González Reyes
El resultado de las lecciones del pasado 2 de junio se traduce en un respaldo popular al proyecto del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. Esos resultados le permitirán a la presidenta electa Claudia Sheinbaum continuar con el programa iniciado hace seis años.
Si en el periodo ordinario pasado no se pudieron aprobar las reformas anunciadas por el ejecutivo el 5 de febrero, es indudable que éstas se votarán en el pleno de la Cámara de Diputados apenas inicie la LXVI Legislatura en septiembre. No habrá marcha atrás. El Plan C, que incluye las 18 reformas anunciadas por el Ejecutivo federal, serán aprobadas en el último mes de esta administración. Por eso el presidente se mofa todas las mañanas de la oposición y hasta les da consejos para que sean una “buena oposición”. Sabe que su plan será aprobado y dejará planchado su proyecto de gobierno para el sexenio que inicia en octubre. El mandatario lo repite todos los días: el respaldo popular avala las reformas.
De las reformas propuestas en febrero la que más debate ha generado es la que se refiere al Poder Judicial, que pretende que sean elegidos por voto popular los integrantes del Poder Judicial (jueces y ministros, entre otros). Por ello se llevaron a cabo una segunda ronda de foros en diversos estados para “escuchar todas las voces” en torno a esta reforma. Como se sabe, la Cámara de Diputados organizó diversos foros en todo el país para debatir la reforma Judicial, pero es cantado que todo lo que se diga ahí no va a servir de nada. Morena y sus aliados la aprobarán a su modo, que es la que mandó el primer mandatario, sin importar lo que se diga en los foros. Desde ahora ya se está anunciando que el 1 de agosto Morena y sus aliados aprobarán todas las iniciativas del presidente de la República, incluidas la del Poder Judicial y la electoral, pese a que los foros sobre el Poder Judicial terminan el 8 de agosto. Es más que obvio que la realización de estos foros son una mera simulación. Todo mundo sabe que, pese a las críticas y propuestas de la oposición y de la academia, se aprobarán al modo del ejecutivo.
Es de llamar la atención que la iniciativa que se está analizando y seguramente se aprobará no están los próximos legisladores que son los que la votarán, es decir, el análisis de las reformas, en particular de la Judicial, será aprobada por los diputados y senadores que aun no están en funciones. Desde ahora, pese a que aún no toman protesta, ya tienen la tarea de aprobar estas reformas.
Con la aprobación de las reformas la todavía presidenta electa tiene la obligación de seguir el proyecto que le deja su antecesor. De ahí que mantengan el proyecto de construir el segundo piso de la Cuarta Transformación. Claudia Sheinbaum no va a claudicar, sino que va a apoyar la aprobación de las reformas. Son ilusos los que piensan que al llegar al cargo de presidenta cambiará su proyecto, puesto que el camino ya está dado: continuar el que deja López Obrador.
Morena y sus aliados mantendrán una mayoría en el Congreso y la ocuparán cuantas veces sea necesaria. Desde ahora ya podemos ver las burlas y humillaciones a la oposición por parte de diputados y senadores de Morena y sus aliados. Basta ver los debates en la Comisión Permanente donde los temas son impuestos por la mayoría morenista, la agenda la proponen y aprueban ellos. Es por eso por lo que en la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados ya tienen listo el dictamen y el calendario de las reformas que se aprobarán apenas inicie la siguiente legislatura.
Vayámonos acostumbrando a escuchar esa cantaleta de todos los días de humillar a los partidos de oposición, que no haya contrapesos y a los comentarios de los legisladores de Morena denostando a la oposición como aquella de “sóbense y pónganse pomada porque es lo único que les queda” que en la sesión de la Comisión Permanente exclamó un diputado de Morena
Con la aprobación de las reformas Morena estará inaugurando un nuevo régimen donde no habrá equilibrios ni consensos; tampoco se tomará en cuenta a quien opine distinto; se le escuchará pero su voz se oirá en el desierto porque al final se impondrá la mayoría morenista. La decisión final vendrá desde Palacio Nacional, como es ahora con López Obrador. Es un hecho, Morena gobernará por lo menos doce años, tiempo suficiente para establecer su “estilo personal de gobernar”.
El plano está trazado: Claudia Sheinbaum gobernará con un proyecto fincado en este sexenio. Pero Morena puede sufrir una debilidad: su disciplina interna. Una vez que el líder aglutinador de todo este movimiento que inició hace diez años se vaya a su rancho en Tabasco, puede ser que los integrantes de este grupo se fragmenten y cada quien “saque agua para su molino”. De momento no se vislumbra alguna ruptura, porque la encuesta interna de donde salió la candidata triunfadora estuvo arbitrada por el caudillo y presidente López Obrador, pero con el antecedente de las corrientes que hubo en el antecesor de Morena, el PRD, siempre existe la posibilidad de la ruptura. Ahora con la euforia de la mayoría aplastante que tienen todos lo celebran, pero dejemos que pase el tiempo. Seis años en términos políticos es demasiado tiempo y pueden pasar muchas cosas. De momento tienen para aprobar las reformas y mantenerse por lo menos los primeros tres años del nuevo gobierno. Después, ya veremos.