El Lunes 23 de octubre se dio a conocer una carta donde integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH expresaron su renuncia por decisión unánime; esto ante la falta de interés de la presidenta a colaborar con dicho órgano.
Por Johana Utrera / @UtreraJo25
El día 23 de octubre se dio a conocer una carta dirigida a Ana Lilia Rivera Rivera, Presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República y a Kenia López Rabadán, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República; donde se externó la renuncia de los integrantes del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En dicho documento, lo ex integrantes del Consejo expresaron su preocupación por la falta de colaboración por parte de la presidenta de la CNDH. Asimismo, señalaron una falta de interés a las recomendaciones del órgano asesor, argumentando que la ley no la obliga a aceptar dichos consejos.
“A pesar de que la Ley dice textualmente que “la Comisión Nacional para el mejor desempeño de sus responsabilidades contará con un Consejo [Consultivo], a lo largo de estos dos años nuestra labor dentro del Consejo, como organismo asesor de la Comisión, ha sido desdeñada de forma reiterada por su Presidenta, aduciendo que la ley no la obliga a aceptar ninguno de nuestros consejos, aún y cuando algunos de éstos hayan sido formulados por unanimidad en favor de los derechos humanos.”
Del mismo modo, el Consejo Consultivo denunció que su trabajo se ha visto obstaculizado bajo el desentendimiento, amenazas y calumnias hacia miembros del órgano, llegando a utilizar recursos personales y redes sociales para este propósito. Además, se habla de la falta de voluntad por parte de la presidenta para aplicar lineamientos generales de actuación. Teniendo como resultado la falta coordinación en procedimientos internos, negación de facultades, la omisión de recomendaciones, la falta de concordancia de posicionamientos públicos e ignorar decisiones unánimes.
“Hemos diferido con la presidenta desde simples interpretaciones a procedimientos internos, tales como el significado del quórum, la mayoría de votos, el conflicto de intereses en la contratación de personal, hasta negarnos facultades para hacer una simple modificación al orden del día de las sesiones del propio Consejo. Casos externos han sido la no emisión de recomendaciones generales, que pareciera haber sido para no incorporar nuestras observaciones, así como la publicación de posicionamientos públicos sobre los derechos humanos donde la Presidenta decide manifestarse exactamente en sentido contrario a lo unánime aconsejado, o incluso, desatender resoluciones adoptadas por la mayoría del Consejo, en asuntos de su competencia exclusiva.”
Cabe destacar que dicho consejo no obtiene ningún tipo de gratificación e incluso son los mismo integrantes del consejo quienes financian su transporte a juntas nacionales e internacionales, pues, afirman que los integrantes buscan velar por los derechos humanos.
‘Hemos tratado de ser un cuerpo colegiado que sirva de apoyo y otorgue <<consejos>> para el mejor desempeño de la propia CNDH, pues así lo manda la ley al establecer que <<la Comisión Nacional para el mejor desempeño de sus responsabilidades contará con un Consejo>>. Sin embargo, un órgano que debería ser autónomo -la CNDH- parecería estar atendiendo a intereses diversos a los de la defensa y protección de los derechos humanos, razón por la cual es que, ante los múltiples obstáculos que nos han hecho prácticamente imposible cumplir con la noble función que nos fue encomendada (…)”