Ecatepec, Estado de México, a 1 de mayo de 2021
El 20 de abril se cumplieron dos años del feminicidio de Angélica Ramírez y Karla Esteves, madre e hija de 41 y 16 años respectivamente, que fueron asesinadas mientras salieron a bailar a unas calles de su casa, en la colonia Jardines de Morelos, en Ecatepec, Estado de México. Para conmemorarlo, su familia realizó una jornada artística, política y performática, recorriendo los lugares que fueron importantes para ambas: Ritual de la vida por Angélica y Karla (agua, aire, tierra y fuego), donde fueron acompañadas por organizaciones de la sociedad civil en pro de los derechos de las mujeres como la Red Denuncia Feminicidios Estado de México y las colectivas Furia Periférica y Mujeres de la Periferia para la Periferia.
Aquel sábado 20 de abril de 2019 Angélica y su hija Karla salieron de su casa para ir a bailar a una tardeada y divertirse en un baile sonidero en el Parque del Triangulo, en la sección Montes de la colonia Jardines de Morelos, durante la fiesta la joven realizó una transmisión en vivo en su perfil de Facebook para mostrar lo bien que se la estaban pasando, su madre bailaba feliz mientras ella le pedía que volteara a la cámara para saludar.
De acuerdo a algunas vecinas del lugar que estuvieron en la misma fiesta y quienes posteriormente las reconocieron en los periódicos, testificaron a diversos medios de comunicación la felicidad que se les veía ese día, además que le habían pedido al DJ una cumbia peruana con titulo “Mi Triste Despedida”, mientras ellas continuaban bailando; sin embargo al siguiente día sus cuerpos fueron localizados en un predio baldío de Chiconautla, colindante con Jardines de Morelos. Las habían abandonado ahí, las golpearon, las torturaron, las degollaron y las asesinaron apuñalándolas; además ambas tenían signos de violencia sexual.
Una semana después, el 29 de abril, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México informó sobre la detención de tres individuos como presuntos responsables: Cristian Yair “N”, alias “el charly”, de 18 años; Braian “N”, alias “el crush” y Cristian Omar “N”, ambos de 26 años; ellos habían convivido con Angélica y Karla durante la noche del baile. En sus testimonios, Brian, “el crush”, confesó el feminicidio y refirió que conocía con anterioridad a Angélica y que tenían una relación sentimental por Facebook y vía telefónica, que había descubierto que lo engañaba y que había decidido encararla junto con sus amigos para asesinarla, esta confesión causó indignación tanto a la familia de ellas, como a la opinión pública, ¿cómo es posible que un supuesto hecho así, provoque el deseo de una persona por asesinar a otra?, ¿por qué filtrar ese tipo de información por parte de las autoridades, que incurren en una revictimización flagrante?
A dos años de los hechos, el proceso penal sigue su curso en la Fiscalía, sin embargo las autoridades no lo han tipificado como feminicidio, sin importar que existan al menos tres causales que el Código Penal del Estado de México identifica como Razones de Género para acreditar el asesinato de una mujer como feminicidio, de acuerdo a su artículo 242 Bis. El proceso se está llevando a cabo por homicidio doloso.
El mes de noviembre de ese mismo año Cristian Yair García, de 18 años, fue sentenciado a 4 años y 22 días de prisión por su participación en el homicidio de la joven madre y su hija, pues al momento de los hechos él era menor de edad. La sentencia fue dictada por una juez estatal adscrita al Distrito Judicial de Ecatepec, él se encuentra en el Tutelar de Menores de Zinacantepec, en Toluca, Estado de México.
Ecatepec es uno de los municipios con mayor incidencia feminicida a nivel nacional, de acuerdo a información oficial de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, de los 514 feminicidios ocurridos durante 2015 y 2020 en el Estado de México, 52 corresponden a esa entidad que supera el 12 por ciento de los 125 municipios conformantes del estado.
Al día de hoy la familia de Angélica y Karla no ha contado con ningún tipo de apoyo por parte de las autoridades del municipio y temen que el caso quede manchado con la impunidad que ha caracterizado al municipio y a todo el Estado de México en la historia reciente de la impartición de justicia en la entidad, siendo que el presidente municipal, Fernando Vilchis, se había comprometido con los familiares junto con la titular del Instituto Municipal de las Mujeres e Igualdad Ecatepec para ejercer todo el peso de la ley.
Punto Inicial: Ritual de la vida por Angélica y Karla (agua, viento, tierra, fuego)
A dos años del feminicidio de Angélica y Karla, el pasado 24 de abril, su familia caminó por calles que fueron importantes para ellas, de la colonia Jardines de Morelos para rememorar la vida de ambas; conmemoraron dos años de su ausencia y la exigencia de justicia por medio de una jornada artística, política y performática. Un ritual para celebrar la vida desde la presencia, tomando como referencia los cuatro elementos de la naturaleza: agua, aire, tierra y fuego; conformando un solo evento que apela a la esperanza y el amor: el Ritual por la vida de Angélica y Karla (agua, aire, tierra y fuego). Fueron acompañadas por la Red Denuncia Feminicidios Estado de México quienes impulsaron la jornada junto con las colectivas Furia Periférica y Mujeres de la Periferia para la Periferia.
Como primer punto, alrededor de las 9 de la mañana, la familia celebró una misa religiosa en memoria de Angélica y Karla en la Iglesia de Todos los Santos, de la sección Montes de la colonia. Posteriormente realizaron una caminata al Parque del Triángulo, lugar donde Angélica y Karla pasaran sus últimos momentos en felicidad. Al frente de la comitiva se encontraba Angélica Esteves, hija de Angélica y hermanda de Karla; la acompaña Rita Ramírez, hermana de Angélica y tía de Karla; ellas no han parado en acciones en la exigencia de justicia. Atrás vienen sus familiares y las personas integrantes de las organizaciones de la sociedad civil.
Primer Punto: Agua
¡Justicia para Karla y Angélica!, ¡Vilchis, escucha, las mujeres no se callan, eres un feminicida y te lo decimos en tu cara!, fueron las palabras que al unisonó corearon y gritaron los asistentes entre los silencios de las calles y la sorpresa de los vecinos que miraban irrumpir su cotidianidad. La llegada apenas atrajo la atención de algunos vecinos que se asomaron mientras un sonido del romper de las olas sale desde una bocina, Bárbara, Carolina, Magda, Karla y Berenice, de las colectivas Mujeres de la Periferia para la Periferia y Furia Periférica empezaron el primer performance: Agua.
Carolina Aguilar, de Furia Periférica comenta en entrevista: “Los movimientos en cada uno de los cuatro performances estuvieron inspirados en los sentires de cada una, en imaginarnos siendo cada uno de los elementos”. Sus cuerpos se mueven como agua, nadando al compás de la música, se mueven líquidamente, se entrelazan, giran y se encuentran. Es el paso de la búsqueda en el agua, el paso de la búsqueda de justicia, la búsqueda de sí mismas. “El paso de la búsqueda en el agua hasta encontrarnos a nosotras mismas”, concluye.
Finalizado el performance Angélica Téllez toma la palabra para recordar a su madre y hermana, exige castigo a los asesinos. Exige justicia. “Pero una justicia bien, porque al menor de edad le dieron 4 años y 22 días (de prisión), y no se me hace justo, porque cuatro años no vale la vida de mi mamá, ni de mi hermana; y que lo manejen como feminicidio, no como homicidio, porque ¡fue feminicidio! ¡Pido justicia por ellas!”
“¡Apúrate hija! Se nos hace tarde para ir al baile
Ven, vamos a bailar otra vez nuestras manos como agua…
Aquí estamos las que tenemos mariposas entre nuestra risa
y cantos de aves entre nuestros vientres
Las que seguimos bailando entre el azul profundo de la vida como agua
No temas hija, no temas hermana,
estamos surgiendo otra vez para que nunca nos atrapen,
para que nunca nos alcancen,
bailemos juntas otra vez…”
(Fragmento de poema El Baile del Agua, escrito por Manuel Amador, de la Red Denuncia Feminicidios Estado de México y leído por Magda Soberanes de Mujeres de la Periferia para la Periferia, para Angélica y Karla)
Carolina también recita un poema para exigir justicia y reconstruir esperanza, es una poesía que escribió inspirada en Angélica y Karla y lo que vivieron:
“Contemplo la gran belleza e inmensidad del mar,
mareas saladas vienen y van, así como la vida,
una ola se acerca a mi, me cubre los pies, el agua se siente tibia,
cierro los ojos y decido imaginar que Karla y Angélica fueron como esas olas,
tan libres, tan fuertes e intensas a la vida.
Hoy ellas ya no están aquí, pero les escribo estas palabras sobre el agua del mar,
Intentando recuperar lo que fueron, lo que soñaron, lo que vivieron y lo que sintieron,
¡Justicia para Karla y para Angélica!”
(Fragmento de poema escrito por Carolina Aguilar para Angélica y Karla)
Para finalizar el acto en este lugar mientras se escucha la canción “Remamos” de la cantautora Kany García, interpretada junto a Natalia Lafourcade, reparten flores azules a los familiares y a los pocos vecinos que se han acercado, van dejando sus pétalos en ese lugar como una forma de comunicarse con ellas; al ir deshojando los pétalos de las flores decidieron formar un corazón que se quedó como testimonio de presencia. Una sensación de profundidad y viento suave acompaña la comitiva ¡Justicia para Angélica y Karla!
Segundo Punto: Aire
Otra caminata para llegar a la segunda parada y realizar el siguiente performance: Aire, son las calles para llegar a la casa de Angélica Esteves, esta vez las integrantes de las colectivas se vistieron en alusión al vuelo y al aire con flores de nube blancas y azules que llevaban en las manos al aire. Una ráfaga de aire llego y acompaño la danza performática con movimientos que hacen imaginar ese viento que roza los cuerpos o el vaivén del aire que mueve las ramas de un árbol.
Berenice Toriz, integrante de Furia Periférica comenta que realizaron el evento y en específico el momento de Aire “con la esperanza de traer nuevos aires a nuestro municipio que ha sido tan sangriento, con la esperanza de que ese viento se lleve la impunidad y traiga justicia para Karla y Angélica, así como a su familia”.
“El viento inquieto rozó mi rostro, traía un mensaje para mí,
me dijo que la fortaleza está en quien no olvida,
en quien se posa fuerte sobre la tierra para gritar sus nombres…
Grité a los cuatro vientos que ninguna mujer sería olvidada,
que las nombraría las veces que fueran necesarias, hasta lograr justicia,
Ahora sus nombres resonarán en el viento, cruzarán fronteras,
Y se hablará de ellas como mujeres fuertes, atrevidas, rebeldes, valientes e insurgentes,
¡Justicia para Angélica! ¡Justicia para Karla!”
(Fragmento de poema escrito por Carolina Aguilar para Angélica y Karla)
“Somos la quietud fresca después de la lluvia cuando contemplas tus caminos por donde sí quieres caminar,
somos aleteos pájaros al viento cuando sales a la calle a luchar,
colibrí entre tu pecho cuando enfrentas a los cobardes y asesinos,
aquí estamos cerca contigo entre el desierto como aires de esperanza,
como cuando corremos juntas sobre los aires de la tarde”
(Fragmento de poema Aires por la Vida, escrito por Manuel Amador, coordinador de la Red Denuncia Feminicidios Estado de México, para Angélica y Karla)
Tercer punto: Tierra
El siguiente performance fue Tierra, en la entrada del predio donde fueron abandonadas Angélica y Karla el día que los asesinos decidieron arrebatarle su vida y sus sueños, las mujeres de las colectivas visten con faldas y guirnaldas hechas de hojas de maíz, flores verdes y rojas en alusión al verde de la tierra.
“Nos detuvimos ahí y al fondo vimos un círculo marcado en la tierra, no supimos porqué, pero decidimos que ahí era el lugar ideal para continuar el ritual por la vida de Karla y Angélica, pues el performance había sido ideado en forma circular”, comenta Amador. Un remolino de viento y polvo apareció junto a la escena. Desde ese circulo aparecieron los cuerpos, como semillas, tallos, plantas al viento, movimientos de animales y fieras al acecho en busca de los victimarios asesinos, en la búsqueda de las autoridades negligentes que niegan el acceso a la justicia de las víctimas. Las manos y brazos enlazados, cuerpos emitiendo un lenguaje a favor de la fuerza de la dignidad desde lo femenino, un canto a la vida desde los cuerpos.
“En esta tierra fuiste libre, caminaste, soñaste,
bailaste como todos lo hicieron con canciones que todos dicen que no se bailan,
tus movimientos siempre fueron libres y con cada giro abrázate la vida,
fuiste alegría, fuiste furia danzante,
En esta tierra también arrebataron cada uno de tus pétalos hasta dejarte sin rastro,
mi corazón lloró cuando no te vio florecer como todas las mañanas,
no puedes imaginar ese dolor tan inmenso,
tenía tantas preguntas y tantas respuestas,
A dos años de tu partida, en esta tierra, proclamo que vuelvas a florecer,
a danzar la vida y a dejar huella con tu inmensa alegría,
¡Justicia para Angélica y para Karla!”
(Fragmento de poema escrito por Carolina Aguilar y leído por Bárbara Toríz para Angélica y Karla)
Cuarto y último punto: Fuego
Al adentrarse al mismo lote baldío, al fondo, se realiza la última parada que correspondía a Fuego. En el lugar justo donde el 21 de abril del 2019 se encontraron los cuerpos de Angélica y Karla ahora hay dos cruces juntas con sus nombres. Dos antorchas fueron prendidas por los familiares, simbolizando la presencia de ellas, las jóvenes que realizan el último performance visten con colores alusivos al fuego: naranja, rojo, y amarillo, con flores de esos mismos colores.
En el acto aparecieron los cuerpos y danzaron alrededor de las cruces, movimientos de manos, giros y vaivenes para construir memoria y esperanza. “Recuerdo que el día del ensayo decíamos que debíamos sentirnos ese fuego libre, peligroso, que domina y paraliza o sentirnos como quien resurge de las cenizas después de apagar el fuego”, comenta Carolina en entrevista.
“Las asesinaste con cada palabra que sale de tus labios,
las asesinaste con cada golpe,
las dejaste sin sueños, las pisoteaste, las humillaste,
las destruiste porque pensabas que eran de tu propiedad
y ahora, sin cuerpo y sin vida ya no les podrás hacer más daño,
pero en el momento indicado saldrán del suelo
y con mi cuerpo y mi vos que les he prestado
haremos que lentamente te pierdas en el mismo fuego que les hiciste sufrir
desde lo alto de la montaña veremos consumirte
te escucharemos gritar,
y tras verte consumido comenzará nuestra revolución
¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!
Nos reapropiaremos de ese fuego, las llamas crecerán,
se extenderán por miles de kilómetros,
y nadie, absolutamente nadie podrá apagarlo
porque ahora ese fuego sanará las heridas
y dará vida a esas a las mujeres que haz asesinado,
¡Justicia para Angélica y Karla!”
(Poema escrito por Carolina Aguilar y leído por Berenice Toríz para Angélica y Karla)
Finalmente Angélica leyó una carta que le escribió a su madre:
“Te fuiste de mi lado, en silencio fue tu partida, mi corazón se ha desangrado por tan súbita despedida.
Tu espíritu luchador a la vida se aferraba, más Dios desesperado a su lado te llamaba, en ángel te has convertido, velando por nosotros estás, aguardando a que se cumplan las citas de reuniones en la eternidad, sin embargo me parece tan lejos, quisiera ahora poderte abrazar…
Te busco, te llamo, no te encuentro.
Dime cómo ha de consolar tu amor incalculable de una madre, no tiene comparación.
Sé que en el cielo habitas, a lado de Dios has de estar, aguardaré pacientemente el día en que nos volvamos a encontrar, entonces será para siempre nada ni nadie nos podrá separar, no temeré cuando llegue mi momento, pues tu presencia me confortará, me esforzaré para ganarme el cielo, para no perderte nunca más, mientras tanto guía mis pasos, ilumina mis senda, enséñame el camino, que tu presencia me rodeé siempre hasta que se cumpla mi destino.
¡Te amo mamá!”
Aplausos y gritos de justicia, mientras les dedicaron a la familia la canción Hasta la Raíz, de Natalia Lafourcade, interpretada por Susana Baca. Los cuerpos de los asistentes exhalaban silencio, lagrimas entre abrazos. Las antorchas poco a poco se apagaron. Una vez mas aplausos, vivas, aplausos y porras para Karla y Angélica.
“Este tipo de acciones son importantes porque nos permiten visibilizar las violencias y la impunidad patriarcal que existen en el Estado de México”. comenta en entrevista Carolina; en ese mismo sentido Magda Soberanes, integrante de las Mujeres de la Periferia para la Periferia comenta que también “es importante visibilizar, nombrar, rememorar la vida de todas aquellas mujeres que nos han arrebatado, accionando desde la rabia, pero también desde el amor, las ganas de cambiar el espacio para las que están y las que vienen”. Bárbara Toriz, de Furia Periférica putualiza sobre la importancia de “acuerpar a la familia y seres queridos de las víctimas; dar voz con todo el cuerpo a quienes han silenciado principalmente para exigir justicia. Todo a través del arte ya que, como forma de expresión y manifestación artística, atraviesa y va más allá de la protesta. También conecta con quienes lo realizan y quienes lo presencian, permitiendo quizá la catarsis del enojo, la tristeza, el temor o desamparo, y el cobijo del amor, la esperanza, la compañía y resistencia para seguir en pie de lucha”.
“En lo personal, el participar en este tipo de acciones me deja la satisfacción de salir de mí, de mi zona de confort, de sentir que puedo hacer algo más que quejarme en soledad. Me hace sentir acompañada y le da sentido a mi existencia”, dice Berenice. A su vez Karla Soberanes de Furia Periférica expresa: “el performance para mí ha sido una manera de sanar conmigo misma, al dar voz a mujeres que han sido cruelmente asesinadas nombro y denuncio a todo un sistema patriarcal ,clasista, discriminatorio, indolente, neoliberal con nosotras. El poner el cuerpo y prestar la voz es un grito colectivo de rabia y sed de justicia ¡AQUI ESTAMOS ! ¡YA BASTA! !QUEREMOS VIVIR LIBRES Y SEGURAS!”
Con la canción Mi Triste Despedida los familiares y activistas bailaron sobre ese lugar, “habíamos transmutado a otro lugar, el plano de la esperanza en colectivo, la posibilidad de la justicia reconstruyendo la vida ante la crueldad y la impunidad machista”, comenta Amador. Después de casi 3 horas del caminar el Ritual de la Vida por Angélica y Karla cerraba su ciclo dando también cuerpo y rostro a la dignidad. “Después del acto Rita y Angelica nos invitaron a su casa comer unas tostadas y conversamos, reímos, bailamos y otra vez sentimos que la esperanza fue posible”, concluye.