Sin justicia víctimas de linchamiento, el caso de Fernando

Por Teresa Balcazar

Para los residentes, los acontecimientos ocurridos en San Francisco Tlalnepantla, son ya un recuerdo de hasta dónde puede llegar un rumor. Para una familia, un proceso para esclarecer los hechos y nunca más se aplique, de manera errónea, justicia por propia mano.

Fernando tenía planeado adquirir un inmueble en la Ciudad de México. La razón, traer a su mamá a vivir con él. Finalmente encontraría un lugar en San Francisco Tlalnepantla, Xochimilco, donde por un año y medio se dedicó a ser traductor. Haber estado unos años en Estados Unidos, le ayudarían a conseguir la experiencia necesaria para trabajar en un hotel, donde se encargaba de difundir información sobre lugares turísticos.

Sin embargo, su situación cambiaría la noche del 7 de Febrero.

Como pólvora, el rumor se esparció. Fernando fue acusado de violar a una menor de 10 años.

La manera en cómo sucedió el hecho, que derivó en una histeria colectiva, aún es confuso.

Su hermano Adrián recuerda que el jueves en la noche apagó el módem para que las notificaciones no lo molestaran: tenía que trabajar temprano. A la mañana siguiente, su teléfono tenía registrado una cantidad significativa de mensajes que decían: A Fernando lo están matando.

Esperando que la noticia fuera falsa, intentó comunicarse con su hermano; él no contestó. Su cuñado confirmaría que, efectivamente, lo habían linchado.

En el 2018, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, tendría registrado de cuando menos 25 personas que habrían sido privadas de la vida y 40 que se habría intentado linchar y fueron rescatadas con distintos grados de lesiones. La CNDH enfatizó que en estos casos la justicia por propia mano no es justicia, sino barbarie.

En noviembre de 2015, en entrevista para el portal de noticia Sin Embargo, Francisco Rivas Rodríguez, director general del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), puntualizó que los linchamientos suceden cuando se desconfía de las autoridades, encargadas de la seguridad pública: “cuando hay un linchamiento es porque ya hubo una impunidad, los ciudadanos que toman la justicia por su propia mano desconfían de la justicia por parte del gobierno.”

No obstante, en contraste, violan el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

  1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
  2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Alrededor de las 21:30 horas, en redes sociales circulaban videos sobre lo que sucedía. Usuarios, pedían un castigo ejemplar, pues argumentaban estar hartos de la inseguridad.

La situación empeoró cuando elementos de seguridad arribaron al lugar, tras una llamada anónima al 911. Rescatándolo de la turba, intentaron negociar con la comunidad, pero el contexto rebasó la situación. Los pobladores se opusieron a que el acusado fuera trasladado al Ministerio Público.

Si lo sueltan, es todo suyo, se los prometo, dijo un elemento de la policía.
¡No!, déjenos 10 minutos con él y se los dejamos, intento violar a una niña, gritó uno de los vecinos.

El tiempo corrió lento y el diálogo con los vecinos, a toda costa, impedía que este avanzara.

Antes de que se comprobara si era inocente o culpable, Fernando murió a las 23 horas a causa de las contusiones que dejó el linchamiento; 23 policías resultaron lesionados.

Las secuelas de un linchamiento: lidiar con un fantasma

El viernes en la mañana, portales de noticias informaron que un supuesto violador fue linchado en San Francisco; hasta el momento no existía denuncia por abuso sexual y el cuerpo no había sido identificado.
La razón, su familia radica en Guerrero; reconocieron el cuerpo el fin de semana y les fue entregado hasta el lunes 11 de febrero.

Mi mamá se enteró el sábado, fue un golpe duro para ella, ¿te imaginas? Tuvimos que trasladarnos a San Francisco. El lunes me entregaron a mi hermano, estaba en el INCIFO. El Ministerio Público me ayudó con el papeleo correspondiente y los gastos funerarios. Sólo el panteón me costó, pero qué se le va ser, lo importante es que ya está descansando; dice Adrián con la voz cortada.

El miércoles 13 de febrero, la procuradora de justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy anunció que la persona linchada en los acontecimientos de la semana pasada, no tenía antecedentes penales. Godoy lamentó que los hechos ocurrieran a raíz de un rumor.

Por su parte el Concejo Colectivo de Gobierno de San Francisco Tlalnepantla culpó a la Alcaldía de Xochimilco por ser incapaz de velar por la seguridad de la comunidad; pidió que las investigaciones que se lleven en adelante para dar con los responsables, sean conforme a derecho.

El pueblo se dejó llevar por un rumor, prácticamente los hechos me los contó una amiga de mi hijo. Me dijo que unas personas venían correteando a Fernando por la calle Capilin y Carrera;  menciona Adrián a la par que muestra el acta de defunción

Alguien de la multitud lo reconoció y le dijo: -tú eres Fernando, ¿verdad?- Él dijo sí, que por favor me hablaran porque él no había hecho nada.

De acuerdo con Juan Pablo Aguirre Quezada, en su informe Linchamiento en México, los participantes pueden ser acusados de diferentes delitos y alcanzar penas de entre 40 y 50 años al poner en riesgo los principios de convivencia pacífica.

Pero, esclarecer los actos de linchamiento es un deber que, en ocasiones, presenta obstáculos: la víctima puede no reconocer a quienes lo agredieron, por lo que la agresión se pierde en el anonimato y no hay a quién comprometer directamente hasta que no haya una investigación que deslinde responsabilidades; señala Aguirre.

Ante ello La CNDH ha hecho llamados para que las autoridades de los distintos niveles y órdenes de gobierno, adopten medidas conducentes a efecto de detectar y atender los casos en que exista riesgo de que las personas ejerzan justicia por propia mano: “reiteramos la necesidad de que los casos que se han presentado se investiguen y se determinen las responsabilidades que correspondan, tanto por omisión como por actuación indebida, de autoridades y particulares

Adrián reconoce la ayuda brindada por parte de las autoridades, desde proporcionarle atención psicológica hasta la orientación para levantar la denuncia; sin embargo, reconocer el cuerpo, firmar documentos y esperar las investigaciones sobre el caso, no ha sido sencillo. Aún sigue la incertidumbre de saber qué pasará y cómo se impartirá justicia.

Inicialmente, me dijeron que se iba a proceder por las lesiones de los oficiales y el daño a las unidades. Yo tenía que ir a la Fiscalía de Homicidios, para levantar la denuncia.

Una vez ahí, me mostraron el expediente de mi hermano y tomaron mi declaración. Sin embargo, la licenciada que atiende mi caso, Rocío Uribe, me aclaró que es muy difícil que se hagan detenciones. Me explicó que el caso es lo equivalente a buscar un fantasma, porque no se sabe quiénes participaron. Mi declaración no cuenta al no presenciar el linchamiento.

Todo este procedimiento, ha sido desalentador y difícil: me ha costado trabajo y dinero. Fernando era quién ayudaba a mi mamá, ahora no sabemos qué haremos.

Prácticamente, desde que llegué, he buscado asesorarme porque, ¿qué se hace en un caso de linchamiento? Mi consuelo es que la gente que atestiguó el incidente, declare y se haga justicia a la memoria de mi hermano. Que nunca más un grupo de personas la haga de juez y verdugo. Que nunca más ocurra un caso de linchamiento en donde la persona resulte inocente; reflexiona Adrián, a la par que agradece el espacio para contar su versión.

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