En un estado donde las marchas por los desaparecidos apenas lograban reunir a una centena de personas, la angustia y la desesperación han comenzado a movilizar a familias enteras. Este 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, la marcha en Colima se vio nutrida por rostros nuevos: padres, madres, hermanos y hermanas que se suman a la búsqueda de sus seres queridos, tejiendo lazos de resistencia en medio de un contexto donde la indiferencia de las autoridades y la falta de respuestas solo intensifican su dolor.

Por Monserrat Cárdenas / @maldita.vidaaa

Cuando Stacy desapareció su familia no creyó que hoy tendría que marchar. Creyeron, como lo creen todas las familias de personas desaparecidas, que su hija volvería antes de que debieran dar un paso más allá: unirse a colectivos de búsqueda y protestar. Pero, por desgracia, Stacy Batista Castro, de 36 años, lleva desaparecida desde este 15 de agosto y, hoy, más de una veintena de sus familiares decidieron marchar en Colima en el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Stacy y Elsa, testimonios de una movilización entretejida por los desaparecidos

Su caso es un fenómeno reciente en las movilizaciones por las y los desaparecidos en el estado, de acuerdo con quienes este año organizaron la marcha: familias completas, de 10 ó 20 integrantes, volcadas a las calles para buscar a sus seres queridos. Por eso este año la movilización se vio más nutrida. “Así de mal estamos”, increpó durante la caminata uno de los organizadores.

Y es que en Colima las marchas de las madres buscadoras si acaso juntan una centena de manifestantes, pero este año fueron al menos el doble. La familia de Elsa Verónica Munguía Aguilar es otra más que se sumó con al menos 10 familiares a la movilización, todas mujeres y niñas.

Elsa, de 31 años, desapareció en el municipio de Villa de Álvarez el 20 de julio pasado sin que hasta ahora se tenga una hipótesis de cómo sucedió. Su madre, Carmen Aguilar Rodríguez, acudió a la marcha acompañada de primas, sobrinas y hermanas de su hija, todas con una playera con el rostro de Elsa y pequeños carteles que a pesar de su tamaño destacaban en el contingente por su repetida presencia.

Stacy y Elsa, testimonios de una movilización entretejida por los desaparecidos

La señora Carmen denunció que en días pasados recibió una llamada de un psicólogo adscrito a Fiscalía del estado para agendarle una cita para prepararla ante “el tipo de muerte que ha tenido de su hija”, a quien todavía las autoridades no localizan ni viva ni sin vida.

“Me quieres preparar para la muerte de mi hija, pero entonces dime cómo murió, dónde está su cuerpo. No hay preparación ni pastilla para ese dolor”, le contestó.

Un trabajo poco eficaz de las autoridades estatales también ha experimentado la familia de Stacy Batista. Su padre, Miguel Batista Vadillo, asegura que, aunque se han hecho recorridos y pega en las calles de la ficha de búsqueda de su hija por parte de la Fiscalía, acciones claves como obtener los videos de cámaras de seguridad que recogen los últimos pasos de Stacy no se han conseguido.

“La tecnología que tienen no es suficiente en este tipo de casos, porque, aunque el recorrido del celular de mi hija esté reconocido, no han podido sacar los videos de las cámaras del Ci5 y de las cámaras de la institución de atención a mujeres frente a la que vive mi hija”, señala Miguel.

Stacy y Elsa, testimonios de una movilización entretejida por los desaparecidos

El caso de Stacy se volvió conocido localmente porque su familia llamó a bloquear el Libramiento Ejército Mexicano, la carretera que conecta el Puerto de Manzanillo con Guadalajara, Jalisco, para presionar al gobierno estatal, como lo han hecho ya otras familias en al menos tres ocasiones (aunque finalmente cedieron a la petición de las autoridades de no hacerlo). Y, el de Elsa hizo eco en redes sociales por la gran cantidad de compartidas que obtuvo su ficha en la página de la Comisión de Búsqueda. Más de mil 300 que, según su madre Carmen, dan cuenta de que su hija es una mujer “noble, bondadosa y muy querida”.

Dos casos entre las decenas y decenas más que se asoman entre los contingentes de ésta, la marcha por los desaparecidos con mayor afluencia hasta ahora en la entidad: el del joven de 18 años, Stefano Alexander Castellanos Fano, secuestrado en mayo pasado presuntamente por miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación, y recientemente localizado asesinado; o el de Alexis Guadalupe Jiménez Jiménez, de 30 años, de quien carga una lona con su rostro una pareja de adultos mayores que con dificultad siguen el paso de la marcha; o el de María del Carmen López, ciudadana estadunidense de 64 años secuestrada en 2023 en la comunidad de Pueblo Nuevo, Villa de Álvarez.

Stacy y Elsa, testimonios de una movilización entretejida por los desaparecidos

“El mundo nos rompe a todos, y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas”, leyó al finalizar la movilización la Red de Desaparecidos Colima A.C. en su comunicado. Una frase del escritor Ernest Hemingway que inspira a las familias a entretejer lazos que las lleven a la resiliencia o, mejor dicho, a la resistencia, que hoy se encuentra simbolizada en el tejido rojo con decenas de fotografías que cargan las familias y que la gente mira con esquivez desde las banquetas en un viernes de quincena.

“El silencio se vuelve ensordecedor. La indiferencia nos deshumaniza. La angustia cuando llega, no se va fuera con facilidad. Y dentro de la angustia, viene el resurgimiento, la reconstrucción. Porque no buscamos culpables, sólo queremos saber dónde están”.

Stacy y Elsa, testimonios de una movilización entretejida por los desaparecidos

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