Por Juan Yves Palomar / @juanyvespalomar
¿Por qué la universidad de Guadalajara rechaza a más estudiantes de los que admite? ¿Que ha dejado de hacer el Gobierno de Jalisco para que 6 de cada 10 aspirantes sean rechazados de las listas universitarias? ¿Por qué si el presupuesto en educación no ha parado de crecer el gobierno sigue sin poder garantizar educación superior para todas las personas?
Inicia un nuevo semestre y lo que hasta hace unos días era la ilusión para miles de jóvenes que buscaban ser estudiantes universitarios hoy se convirtió en incertidumbre y una gran nube de dudas sobre su futuro. Se dice mucho hoy en día que tener un título no es garantía para conseguir trabajo y es una frase que muchas veces es real, sin embargo, lo que tampoco deja de ser real es que un profesionista gana en promedio 4 mil pesos más que quien no tiene una licenciatura.
¿Qué significa que en Jalisco de cada 100 aspirantes 60 jóvenes sean rechazados? Queda patente que la matrícula y los espacios ofertados siguen siendo insuficientes y la alta tasa de rechazo es una señal muy grave de alarma en un estado en donde hay más de 500 mil personas en edad de estudiar en la universidad que no tienen condiciones o medios para hacerlo, al respecto funcionarios de la universidad afirman que “es una tragedia” y para colmo el reciente estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social señala que el rezago educativo creció entre 2020 y 2022 en Jalisco, esto indica que 1 millón 737 mil personas dejaron de acudir a la escuela por alguna razón.
Hoy en día en un contexto en donde después de la pandemia que impactó a todo el mundo y que nos replegó a millones de personas al aislamiento, el rezago educativo y las consecuencias psicológicas están presentes en prácticamente todas las comunidades educativas, muchos de los nuevos estudiantes necesitarán de un sistema educativo donde la salud mental sea una prioridad principal, en donde los procesos de cuidado de las personas estén al centro y en donde el énfasis en la capacitación académica para el desarrollo de las habilidades tecnicas, analiticas y de estudio serán clave en una sociedad donde el trabajo se está transformando.
Lejos y mucho más allá de las disputas de caciques por la influencia universitaria o de las campañas mediáticas que acusan la resurrección del peligroso “virus comunista” implantado en los temibles libros de texto gratuito, como jaliscienses nos toca poner a debate de forma seria y profunda qué hacer con un sistema educativo que pese a ser una de las más potentes herramientas para que miles de personas logren movilidad social, hoy se muestra claramente rebasado y como evidencia están las terribles cifras que exhiben una importante crisis educativa que requiere de la mayor atención por parte de todos los jaliscienses.
No nos podemos quedar de brazos cruzados frente a este fracaso colectivo y acostumbrarnos a la estadística anual de que hay más rechazados que admitidos en las universidades públicas. Los jóvenes, las organizaciones sociales y los estudiantes en concreto, están en buen momento de exigir a las autoridades del estado la creación y presentación pública de un plan acción para lograr la reducción anual del número de rechazados hasta lograr la cobertura universal, esto es, que quien quiera estudiar una carrera en Jalisco tenga la opción de hacerlo, no es posible que cada año, cientos de miles de jóvenes pasen a ser una cifra más de jóvenes sin futuro, condenados a un trabajo precario, a la delincuencia o a quedarse sin casa por falta de oportunidades.
Crear una ruta clara para combatir el rechazo y el rezago educativo es una tarea ineludible si queremos lograr que las siguientes generaciones logren mejorar su calidad de vida. Incrementar de manera sustancial el número de becas que ofrece la Universidad de Guadalajara sin duda sería un incentivo importante para que nunca más medio millón de jóvenes se queden sin estudios en Jalisco. Seguir con la creación de nuevos centros de estudios en diferentes regiones y ciudades del estado es imprescindible. Que los estudiantes se organicen y sigan exigiendo sus derechos será fundamental para corregir el rumbo, ojalá que como sociedad estemos a la altura de acompañar este proceso tan necesario para todos.