Enrique G. Gallegos*
Este martes 12 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador citó al comunista Friedrich Engels (1820-1895) en su informe del cuarto año de Gobierno. Y la esquizofrenia de la derecha, liberales y neoliberales se desató. “Todas las fuerzas de la vieja [derecha] se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.”
Engels fue un revolucionario comunista, filósofo, periodista alemán y amigo de Marx. Engels escribió varios obras que son relevantes para el marxismo: La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), Anti-Dühring (1877), La dialéctica de la naturaleza (1883), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), entre otras. También escribió conjuntamente con Marx otras obras, algunas publicadas póstumamente, como La ideología alemana, y la que quizá es la más famosa: El manifiesto del Partido Comunista de 1848. Para diversos historiadores, Engels es el verdadero autor de lo que se conoce como el “materialismo histórico” y el creador del marxismo.
En la presentación de su informe en Palacio Nacional, AMLO refirió el discurso de Engels del 17 de marzo de 1883, que fue dado frente a la tumba de Marx en Highgate (Londres), tres días después de su fallecimiento. Recordemos que Marx murió el 14 de marzo.
La referencia del presidente se dio en el marco de su defensa del llamado “estado de bienestar”. Mientras el presidente refería algunos datos de lo que consideraba parte de sus logros (por ejemplo, los más de 10 millones de adultos mayores que se han visto beneficiados con la pensión de $3, 850 pesos bimestrales, los 11 millones de becas para estudiantes, los programas de apoyos a los jóvenes, etc.), paso a argumentar la necesidad de que el Estado creará las bases para que las personas tuvieran las condiciones de “bienestar material y espiritual” porque —afirmó— “nadie puede ser feliz sin trabajo, salud, alimentación, vivienda o cualquier otro satisfactor básico; un hombre en pobreza —siguió argumentando— piensa en cómo sobrevivir antes de ocuparse de tareas políticas, científicas, artísticas o espirituales” y, en ese momento, citó el siguiente párrafo del Discurso de Engels:
“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión…” (AQUÍ SE PUEDE LEER ÍNTEGRO EL DISCURSO DE ENGELS).
No es inimaginable que esa referencia desataría las fobias, esquizofrenias, temores atávicos, pesadillas y reacciones ideológicas de la derecha política, que ya de por sí creen que el actual gobierno es una avanzadilla que conduce al comunismo, la chavización y la “nueva” Cuba. Por supuesto, son reacciones y percepciones totalmente desmesuradas y sin fundamento. Hay que decir que el presidente ni de cercas es marxista. Si se escucha con atención el informe dado por el Presidente, la cita la inscribe en su peculiar lectura del “estado de bienestar”, en el que no sólo deben existir condiciones económicas de igualdad sino también, según argumenta, valores, como sentimientos y respeto hacía nuestros semejantes; es decir, una visión de justicia social aderezada por valores peculiarmente cristianos. Eso significa que se trata de una “cita literaria” que poco tiene que ver con una orientación marxista que se inscribe en la trasformación radical del modo de producción capitalista que se asienta en las diversas formas de acumulación del capital, desposesión de las clases populares y la vida y la lucha de clases. Por ello, las buenas conciencias pueden dormir tranquilas: no habrá expropiaciones masivas o llamados a revoluciones.
Posiblemente los más religiosos “guardianes” del marxismo estarán que trinan por semejante osadía del Presidente; pero creo que admite otra lectura menos inmediatista y sentimental: hay algo de didáctico en la introducción del padre del marxismo y cuya obra no es nada tranquilizadora, sino radicalmente combativa, revolucionaria y descaradamente comunista. Quitándole el edulcorado deseo de felicidad y amor cristiano, la cita del presidente es una modesta cuña que sirve para reintroducir el marxismo por otras vías. Porque los marxistas debemos saber que las vías que llevan a la transformación del actual sistema de acumulación del capital no son lineales sino laberínticas y en espirales. O como dijera Lenin, cuando ya se había consumado la Revolución y se enfrentaba a las enormes tareas de transformación del país: es preferible poco a nada. Y a Lenin no se le puede acusar de reformista. Si hay algo que la lectura de Marx enseña es que el trabajo del topo se puede dar por vías inusitadas. Una cita no es poca cosa, pero puede ser más de lo que refiere textualmente. Las citas, decía Walter Benjamin, son “salteadores de caminos”. Esa metáfora resume mi modesta esperanza.
Por cierto, la cita que aparece en el primer párrafo, con ligeros ajustes, proviene del Manifiesto del Partido Comunista.
*Profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-C