El Museo Memoria y Tolerancia presenta la exposición Ana Frank. Notas de esperanza, una retrospectiva hacia su pasado como víctima del Holocausto Nazi
Por Moisés Franco l @MoyFranco_
Ciudad de México, Julio del 2024. La vida de Ana Frank en una retrospectiva hacia su pasado como víctima del Holocausto Nazi, por medio de una exposición que agudizó los sentimientos de los asistentes al recorrer las salas que presenta el Museo de Memoria y Tolerancia. Recreando los espacios en donde la familia Frank se ocultó, junto con los Van Pels y el dentista Fritz Pfeffer, para evitar ser llevados a los campos de concentración.
Esta exposición extraordinaria y emotiva, comienza con la obra de “Hojas al vuelo”, una colaboración con la artista visual, Lorena Malo, mediante la réplica de las notas del Diario de Ana que llegan al muro titulado, “Ana Frank. Notas de esperanza”, honrando la inspiración y abrazando el legado de la joven escritora para contarnos su historia y adentrarnos en su mundo.
“Los sueños de una niña”, “Silencio y escuchemos”, fueron las principales palabras de aquella persona que nos guió en la primera sala y nos prepararó para escuchar las líneas orales que se introducían en nuestros oídos… Y de pronto Ana, con aquella voz que imaginábamos fuera de ella, mientras escuchábamos:
“¡Escribiendo me libero de todo, mi
tristeza desaparece,
mi valentía revive!”
“Nadie puede
prohibir a otra
persona que opine,
por muy joven que ésta sea”.
“Mientras exista este sol y
este cielo tan despejado
y yo pueda verlo,
no podré estar triste”
Después de ello, se nos introdujo a su vida, ha su tiempo; a sus sueños, platicando con nosotros y dejándonos poco a poco para conocer la historia de su familia, ‘Los Frank antes del nazismo’, representada por un sala roja y a sus costados una línea del tiempo, que entre más continuábamos leyendo y viajando en el pasado, nos llevó hacia lo más profundo, aún muro negro donde al final se ve postrada la fotografía de la madre de Ana, Edith Frank con una gran sonrisa.
De pronto, pasamos de la vida, al caos. Un cuarto semi oscuro, denominado “De Frankfurt’ a Ámsterdam: La decisión de migrar”, que nos recibió con una torre de maletas, tal vez nos invitaba a escapar de aquello que nos daña o probablemente saber que en cualquier momento podemos cambiar nuestro lugar de origen. Sin embargo, en el contexto de Ana, las maletas muestran la decisión de migrar de un país que los reprimió y con la convicción de un padre de cuidar por su familia y haber buscado lo mejor para ella.
“El mundo a mi alrededor se vino abajo. Tenía que hacer algo,
y aunque sentí un gran dolor, me di cuenta que Alemania no era el mundo
y abandoné el país para siempre”.
‘Después de todo lo vivido en la Alemania nazi, en Holanda recuperarnos nuestras vidas. Las niñas iban al colegio y todo transcurría con normalidad, al menos al principio. Pudimos empezar de nuevo y sentirnos libres’, Otto Frank.
Son algunos de los fragmentos que el padre de la joven, nos regaló en esta sala llena de nostalgia y nos hizo levantar la mirada.
Este espacio, está representado por diversas fotografías del momento en que los nazis coordinaron una ola de violencia; dejando caos en las calles y vidrios regados en ellas, y un pequeño video que nos hizo a un más transportarnos a ese tiempo, donde se ve a la joven escritora asomándose tras una ventana por unos momentos; tal parecía que era ella, quien nos veía por el monitor.
Todo cambió al dar la vuelta, observamos un documento, iluminado y desgastado, que a simple vista no pudimos significar, pero que tras observarlo, se explicó por sí solo; era un citatorio dirigido a la hermana de Ana Frank, Margot Frank; con fecha de emisión del 5 julio del 2024 que la citaba para incorporarse ‘a la mano de obra nazi’, por lo que la familia Frank tomaría la decisión de esconderse inmediatamente. En ese momento, pasaríamos a ser el noveno en el “escondite”.
“Ocultarse para salvar la vida“: Ya habían pasado varios minutos desde nuestro recorrido y no creía que estuviéramos en lugar donde Ana, junto a su familia se refugiaron por un tiempo; una réplica exacta del Escondite o anexo de color amarillo opaco, donde veíamos las ventas y los rostros de aquellos 8 refugiados que habitaban aquel pequeño lugar, posiblemente pensamos que ahí sería todo. Sin embargo, observamos un librero que recargado junto a la pared se abrió lentamente y nos dio paso a ‘La casa de atrás‘. Un Ejemplo de bondad y valentía.
Lentamente, fuimos pasando uno a uno, sigilosamente, aparentábamos que no quisiéramos que nos escucharan. Nos adentramos, y al cerrar aquel librero encontramos el comedor, que dio la impresión de que aquellos habitantes se encontraban aún en el lugar. Al seguir caminando por este sitio, dos espacios nos paralizaron y uno de ellos, nos dejó pensando por varios minutos; era el cuarto de Ana Frank, una cama; un escrito y el diario “Kitty”, componían la escena que con seguridad en nuestra mente se gestaba.
Pasamos a la siguiente sala: “Ana por sí misma”; un cuarto blanco que entre sus paredes se veían los escritos de aquel diario y que apaciguaba los sentimientos de lo que lo anterior nos había hecho fluir. Este espacio era interactivo y contaba con realidad aumentada en el que se pueden ver por medio del celular diversos objetos que acompañaban a las fotografías y una ventana con vista a la que tenía Ana; un árbol de castaño que cambiaba de color sus ramas dependiendo de las estaciones del año.
Llegamos a la antepenúltima sala; “El desenlace” o “Ático de la casa de atrás” donde nos encontramos con una interacción audiovisual que proyectaba los hechos ocurridos de la Alemania nazi y vimos a los costados fragmentos de lo que quedó, después de la entrada de los alemanes a saquear el lugar que habitaron por 721 días los 8 escondidos.
Las salas contiguas que terminaron con la guía que recibimos, eran: “De las confidencias de una niña a uno de los libros más leídos del mundo”, la cual mostraba las diversas ediciones que han sido publicadas del libro después de que su padre Otto Frank, tomó la decisión complicada de hacer realidad el sueño de su hija, ser escritora, a pesar de la tristeza que sentía al leer su Diario.
Por último, “Ana vive” y “El llamado de Ana, un espacio que exhorta a la autocrítica y la reflexión como sociedad de la posguerra” concluyeron con nuestro viaje por el pasado de la vida de una joven y su familia, que vivió en carne propia la devastada y cruel realidad de un gobierno genocida. Y es en aquella última sala, que nos llevó a la autorreflexión, al análisis de nuestra imagen, en un espacio lleno de cristales que no dejamos de mirarnos en cada ángulo y en cada momento, pensando que somos y seremos capaces de cambiar el mundo, así sea con letras.
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