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Casa Tochan: un respiro en medio de la adversidad 

Casa Tochan: Un refugio para migrantes que, más allá de ofrecer techo y comida, devuelve la dignidad y humanidad a quienes han sufrido en su travesía hacia un futuro incierto.

Por Erik Salinas / @erik.skelter 

El recorrido de los migrantes hacia México, en su mayoría provenientes de países sudamericanos, está marcado por peligros y abusos constantes. A lo largo de su trayecto, enfrentan extorsiones, violencia y explotación, no solo por parte de grupos criminales, sino también de algunas autoridades. Muchos han sido víctimas de secuestros, otros se han visto obligados a pagar sumas exorbitantes para poder continuar su viaje. La gran mayoría ha sufrido agresiones físicas y psicológicas en su intento por alcanzar un futuro más prometedor. Sin embargo, llegar a México no representa el final de sus dificultades, ya que lo que les espera es a menudo incierto y, en muchos casos, hostil.

En medio de esta travesía desafiante, Casa Tochan emerge como un refugio que brinda a las personas migrantes un respiro. Este lugar no solo ofrece lo esencial, como un techo y comida, sino que va más allá, creando un espacio donde aquellos que han atravesado situaciones de extrema vulnerabilidad se sienten valorados, escuchados y respetados. Es un lugar donde la humanidad y la dignidad se recuperan.

Apoyar a los migrantes no debe entenderse como un acto de caridad, sino como un reconocimiento a la valentía que implica abandonar su hogar, su cultura y a sus seres queridos, en busca de seguridad y un futuro digno. No es una decisión tomada a la ligera ni voluntaria; es una respuesta obligada frente a la violencia, la pobreza o la persecución que enfrentan. En este contexto, Casa Tochan cobra una relevancia única. Allí, los migrantes no son tratados como simples estadísticas, sino como personas con sueños, aspiraciones, miedos y derechos fundamentales que deben ser respetados y protegidos.

En Casa Tochan, los migrantes encuentran más que un techo: encuentran un espacio donde pueden recuperar la calma, reconectar con su humanidad y sanar, al menos en parte, de los traumas y el estrés que han vivido. Cada persona que llega a este albergue trae consigo una historia de lucha y esperanza, y en este lugar, esas historias no solo son escuchadas, sino que son comprendidas y respetadas.

En un mundo ideal, todas las personas deberían poder moverse libremente, sin miedo ni discriminación. Sin embargo, la existencia de refugios como Casa Tochan refleja las barreras e injusticias que aún persisten. No deben ser vistos como la solución definitiva, sino como un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para construir una sociedad más equitativa.

A pesar de las dificultades financieras y la falta de apoyo gubernamental, Casa Tochan sigue adelante, impulsada por la convicción de que cada migrante que cruza su puerta merece ser tratado con respeto y compasión. Su labor no solo se enfoca en ofrecer apoyo a quienes lo necesitan, sino también en educar a la sociedad sobre la importancia de la dignidad humana, independientemente de nuestro origen o destino.

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Trabajo realizado durante el taller de Fotografía Documental impartido por Mario Marlo / Somoselmedio.

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