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Contingentes universitarios de la UNAM, la UAM, el Politécnico y la UACM marcharon en conjunto en la XLV Marcha del Orgullo LGBT+

“Porque la diversidad está al servicio de la patria, porque por la diversidad hablará el espíritu y porque nuestra casa no sólo es abierta al tiempo, también lo está a la diversidad”

Por José Francisco Carrasco Lara

La Marcha del Orgullo LGBT+, dio inicio por primera vez en 1970 en Nueva York como conmemoración a los llamados disturbios de Stonewall, donde un grupo de personas LGBT+ se enfrentaron a la policía local debido al hartazgo de las discriminaciones sufridas. Esto ocurrió en una redada ya común al Bar Stonewall en el barrio de Greenwich Village. Ocho años después en 1978 se dio lugar en México la primera marcha del ahora conocido orgullo LGBT+. En México; aunque actualmente el matrimonio igualitario ya es legal en todo el territorio y existen leyes como la Ley para el Reconocimiento y la Atención de las Personas LGBTTTI de la Ciudad de México, el país ocupa el segundo lugar a nivel mundial en Transfeminicidios. Por esta y otras razones es que miles de personas se dan cita el mes de junio, en el Ángel de la Independencia, la calle de Reforma y el Zócalo de la CDMX, para marchar y hacer visibles su existencia y con ellxs, las violencias que aún siguen viviendo en el País.

Somos el Medio se dio cita el sábado 24 de junio en la XVL Marcha del Orgullo LGBT+ de la CDMX. El lema de este año fue “Libertad, justicia y dignidad ¡A nosotres jamás nos borrarán!”. Desde nuestra llegada, alrededor de las diez de la mañana a la estación del metro Insurgentes, el ambiente percibido fue notoriamente apantallador, cientos de personas vestían atuendos llamativos, llenos de brillo y con los colores de la bandera de la diversidad. El lugar se encontraba repleto de personas que se dirigían al Ángel de la Independencia, donde se daría inicio a la marcha que culminaría en el Zócalo capitalino. En nuestro camino hacia el Ángel, sentíamos como el espacio se iba reduciendo cada vez más debido al  gran número de personas que se congregaron en el lugar. También podíamos escuchar las canciones que se han vuelto un himno para la comunidad y veíamos cómo las personas reían y celebraban. Sin embargo esta marcha no fue como otras en años anteriores.

A nuestro arribo al punto de reunión, en instantes próximos a las once de la mañana, nos añadimos al contingente Interuniversitario de Ciudad de México, donde varias personas LGBT+ de distintas universidades, se aglomeraron para marchar en conjunto. Esto con la intención de hacer visibles las disidencias en los espacios educativos. En ese lugar, pudimos sentir cómo la división por la pertenencia a alguna casa de estudios desapareció y todxs se volvieron un mismo ser, un ser universitario que luchaba por garantizar una educación incluyente y libre de discriminacion.

Desde el contingente pudimos apreciar de forma clara el objetivo de la marcha de este año, puesto que los automotores brillaron por su ausencia, debido a que varias asociaciones civiles solicitaron al gobierno de la Ciudad de México prohibir la presencia de estos en la marcha, con la finalidad de descomercializarla. Debido a ello,  la sociedad civil se organizó en varios contingentes distribuidos en distintos puntos del centro de la ciudad para desplazarse hasta el Zócalo. Algunos de los contingentes presentes fueron el Interinstitucional de la Ciudad de México, el Bloque Disidente, el contingente de personas con discapacidad, el contingente Antirracista y el contingente de personas asesinadas, por mencionar algunos. Mientras ellos y todos los contingentes nos reuníamos; la música, el baile y las consignas se hacían presentes en el Ángel, y al grito de “no que no, sí que sí, ya volvimos a salir” el espíritu de lucha se avivaba en el lugar.

Alrededor de las doce horas, se realizó una clausura simbólica de automotores por parte del Bloque Disidente, con la intención de desmercantilizar la marcha. Posteriormente, se realizó un minuto de silencio por las personas LGBT+ asesinadas. Aquel silencio impregnó el lugar y puso a flor de piel las emociones de las personas presentes y más de una no pudo contener las lágrimas. Luego de eso, las distintas consignas de los diversos grupos tomaron más fuerza e hicieron eco en el lugar; los universitarios despertaron su espíritu de lucha y partieron del Ángel y de esta forma dio inicio la marcha. El contingente en el que estábamos, comenzó a alegrar el ambiente con una bocina. Las personas coreaban la música y usaban sus abanicos de colores para mitigar el calor de media tarde y poco a poco; entre empujones, risas y cantos, iniciamos la caminata por el Paseo de la Reforma, hacia el Zócalo.

Nuestro recorrido hasta La Glorieta de las Mujeres que Luchan, ocurrió de una forma tranquila. La comunidad universitaria convivía en un mismo espacio y con un mismo objetivo, el de crear espacios educativos seguros para las personas LGBT+. De esta manera pasamos entre la multitud, compartiendo un mismo sentido de resistencia que se acompañaba de un ambiente de alegría. Pero a las dos de la tarde, al llegar al monumento, pudimos apreciar como distintos colectivos comenzaban a hacer visibles sus exigencias. Uno de ellos fue el Bloque disidente, el cual, al grito de “les interesa tu dinero, no tus derechos” empezó a reclamar justicia por las mujeres trans asesinadas. Haciendo especial énfasis en dejar de lucrar con la marcha y dejar de hacer un lavado de imagen de las empresas.

En el mismo lugar estuvieron marchando las personas con discapacidad, las cuales iban encabezando el movimiento. Dichas personas buscaban hacer visibles la sexualidad de los cuerpos con discapacidad, además de exigir mejores condiciones sociales y arquitectónicas, para que ellxs puedan habitar de modos más independientes y sin la doble discriminación que les atraviesa. Una de sus consignas era “la marcha se marcha y la marcha se rueda”, uniéndose al rechazo de la presencia de automotores en la marcha al mismo tiempo que luchaban por  hacer visibles a las personas LGBT+ usuarias de sillas de ruedas.

A los costados de Reforma, pudimos apreciar personas de la tercera edad, familias, infancias y personas jóvenes. Todas bailando, cantando, con pancartas con distintas consignas. Todas bajo el sol intenso que hacía más vibrantes los colores las banderas, las lentejuelas y el glitter en los atuendos de lxs presentes. Rodeados de ese ambiente es que continuamos nuestro camino y llegamos al Monumento del Caballito, esto alrededor de las tres de la tarde.

En el Monumento del Caballito pudimos apreciar un poco mejor la dimensión de la marcha. Ahí algunas personas se encontraban en la fuente ubicada frente al monumento, otras cuantas, a los costados de la avenida, pero la mayoría estaban en el centro de la calle. En dicho lugar se congregó el contingente antirracista. Éste estaba conformado por personas afrodescendientes y racializadas, las cuales marchaban por visibilizar las violencias que viven no sólo por pertenecer a una población sexodiversa, sino que además su origen étnico les posiciona en un lugar de mayor de discriminación.

Siguiendo nuestro recorrido pudimos apreciar a varias madres que regalaban abrazos y palabras de aliento a quienes han recibido rechazo por parte de su núcleo familiar. Aquella acción hizo ir a más de una persona del contingente, a recibir ese abrazo cálido que reconforta y alivia el dolor del repudio que no se mitiga al ser analizado en las aulas. Ver a las personas que regalaban besos, a quienes pedían justicia y en general a quienes estaban apoyando el movimiento, colocó en un contraste muy grande el panorama de las realidades de la población LGBT+. Sin embargo todxs se encontraban en ese lugar, pidiendo una sociedad más justa.

Al pasar el Caballito de Reforma, decidimos dejar el contingente. Dejamos atrás a aquellas personas con las que compartimos dos mismos sentires, el primero, el de estudiantes y otro el de personas LGBT+ que buscan garantizar sus derechos en los espacios escolares. De esa manera, nos desviamos a las calles aledañas para descansar un poco y luego seguir el paso en solitario hasta el zócalo. Nos despedimos del contingente, no sin antes apreciar el panorama de la deconstrucción que habita en las aulas de México. Deconstrucción que va más allá de la universidad a la que se pertenezca, porque sin importar donde se estudie, la comunidad LGBT+ académica luchará desde las aulas por combatir un sistema discriminatorio.

Alrededor de las cuatro de la tarde reanudamos nuestro camino, para terminar el último tramo de la marcha. Comenzamos a cruzar por los contingentes, entre banderas, pancartas, música y colores. Así llegamos a Eje Central alrededor de las cinco de la tarde, donde a los pies del Palacio de Bellas Artes y entre el vaivén de la multitud, reflexionamos  la consigna más importante del contingente Interuniversitario de la Ciudad de México “Porque la diversidad está al servicio de la patria, porque por la diversidad hablará el espíritu y porque nuestra casa no solo es abierta al tiempo, también lo está a la diversidad”, con aquellas palabras terminamos la marcha y pudimos sentir cómo se volvió uno la comunidad LGBT+ universitaria.

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