Fonca: mecenas rico de pueblo pobre, Antonio Ortuño
Por Humberto Robles/@H_Robles
En octubre y noviembre se llevaron a cabo, una vez más, los diálogos virtuales que han sostenido varios funcionarios de la Secretaría de Cultura, encabezados por Juan Carlos Bonet, titular de SACPC (Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales), con diversos creadores de diferentes disciplinas y de varias regiones del país, para seguir revisando el documento Propuestas generales para la reestructuración del nuevo organismo de apoyos y fomentos para la cultura y las artes (antes Fideicomiso del Fonca) que los artistas le hicieron llegar a las autoridades hace casi un año.
En el primer encuentro, el tema fue “Democratización”, donde los creadores expresaron la importancia de que exista una distribución equitativa de los recursos públicos, que los apoyos gubernamentales se destinen a quienes verdaderamente 0los necesitan y no a los que se ha privilegiado hasta la ignominia, y que una de las funciones de la Secretaría sea la de ir en busca de los artistas en los estados. Asimismo, se invitó a que se modifiquen las propuestas conceptuales de lo que significa el Arte, a fin de romper con la clasista y discriminatoria división que se ha dado entre las “bellas artes” y las “artes populares”.
En vista de que el lema del actual gobierno es “Por el bien de todos, primero los pobres”, los creadores insistieron en que se debe tomar en cuenta el entorno socioeconómico del artista para apoyar a los que menos tienen, y que sea indispensable que los proyectos favorecidos ofrezcan un beneficio social para el bien común, es decir, que no respondan a intereses particulares, ya que se trata de financiamiento público, no privado.
De igual forma, hicieron hincapié en definir lo que es una beca y lo que es un estímulo: la primera es una ayuda que se le da a un estudiante, investigador o artista, y bajo ningún concepto se trata de un pago de honorarios, no es para la manutención, ni es una jubilación. A su vez, un estímulo es un incentivo para generar algo; por ejemplo, en el caso del programa México en Escena, el dinero debe otorgarse una sola vez para emprender un proyecto, ya sea una escuela o un foro, incentivando la autosustentabilidad y la autonomía de quien resulte beneficiario. Hay que recalcar es que son programas financiados por el Estado, por lo que es un exceso que con fondos públicos se financien empresas privadas casi a perpetuidad, como ha venido sucediendo. Estos vicios fueron característicos de sexenios pasados, donde imperaba la corrupción y se creó la mafia cultural, sin embargo ahora es indispensable erradicar estas malas prácticas enquistadas en el sistema y en la médula de muchos artistas que han vivido o pretenden vivir eternamente a costa del erario.
En el segundo encuentro se habló de “Descentralización” y los creadores solicitaron hacer una cartografía de los agentes culturales de toda la nación, que la institución haga una convocatoria específica para impulsar el fomento y desarrollo de grupos artísticos y culturales en lugares de alta marginalidad del país, y la importancia de que la descentralización sea también conceptual y educativa. Después de ambas exposiciones, Juan Carlos Bonet y su equipo tomaron nota, despejaron varias dudas y aclararon diversos puntos, comprometiéndose a tener una tercera reunión para abordar el tema de la “Corrupción”, la cual ha generado la perversa endogamia cultural, y que se debe combatir en todos los ámbitos, más si es una de las políticas oficiales del gobierno en turno.
A propósito de lo anterior y mientras se llevaban a cabo los diálogos, Sonia González y el doctor en sociología Tomás Ejea, reconocido por sus estudios críticos sobre el Fonca y lo que fue el Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), publicaron el historial completo, desde su fundación hasta el 2020, de los beneficiarios del FONCA-SACPC en el área de Teatro. Ellos se dieron a la tarea de ordenar alfabéticamente a los individuos que han sido favorecidos con diversos apoyos de programas como Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, Creadores Escénicos, Creadores Intelectuales, México: Encuentro de las Artes Escénicas, Apoyos a Estudios en el Extranjero, Fundación Cultural México-E.U.A., Grupos Artísticos, Intercambio de Residencias Artísticas, Jóvenes Creadores, México en Escena, México: Puerta de las Américas, Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), Teatros para la Comunidad Teatral y Apoyos Especiales.
Acorde a los tiempos que corren, esta investigación bien podría llamarse los Fonca Papers ya que pone en blanco y negro lo que siempre se ha sabido y que ha sido largamente denunciado: la concentración de recursos públicos en unas cuantas personas. La lista la encabeza David Olguín con 17 apoyos, entre ellos SNCA y México en Escena para El Milagro A.C.; Antonio Zúñiga con 16 apoyos, como SNCA, residencias en el extranjero y México en Escena para su compañía Carretera 45; Perla de la Rosa con 15 apoyos, como SNCA y México en Escena para su compañía Telón de Arena; y Raquel Araujo también con 15, con SNCA y México en Escena para su compañía La Rendija, así como Juliana Feasler con 14, Lourdes Pérez Gay con 13, Sandra Félix y Alicia Laguna con 12, por mencionar a algunos.
A lo largo de los años, las instituciones permitieron que se generara una élite cultural que ha recibido millones de pesos y, aunque esto se dio dentro del marco legal, resulta sumamente deshonesto y falto de toda ética, más aún en un país con gravísimas desigualdades, donde unos cuantos acaparan todo y la mayoría queda excluida. Además, esta situación ha enfrentado y dividido a los creadores del país, en una suerte de “nosotros los becarios” y “ustedes los resentidos”. Así que este es el momento para hacer los cambios indispensables, no para implantar una nueva élite cultural, todo lo contrario, sino para que los recursos se repartan democrática y equitativamente.
Por eso, en los productivos diálogos que se han llevado a cabo, se ha reiterado en que se debe poner un límite en la cantidad de becas y estímulos que una persona o un grupo pueda recibir, así como el de ser jurado. ¿O quién en su sano juicio podría oponerse a que alguien reciba un máximo de tres apoyos a lo largo de su vida? De otro modo, lo único que se fomenta es que los becarios vivan a expensas del presupuesto, sin pretender ser autogestivos, ofreciendo y retribuyendo muy poco a la sociedad. Porque lo más deplorable es que lo que producen tiene escasa trascendencia, no solo en el país, sino en el extranjero, por lo que queda de manifiesto que la creatividad y el talento no se miden por la cantidad de becas obtenidas.
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