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El guinda no es rojo: MORENA

Análisis en torno a Morena cómo un partido oportunista

Policia de Morena en Puebla

Por: Cristián Jiménez Machorro

El 1 de Julio de 2018 se abrió en México un episodio histórico al cual los oficialistas decidieron nombrar como la “Cuarta transformación”, misma que albergaba una serie de esperanzas para todos los miembros del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) , sin embargo, a más de 5 años tras ese “triunfo” se nos han demostrado una serie de caras de la socialdemocracia representada al interior de la oficialidad que tienen a partir desde el Estado Mexicano y en un esfuerzo de hacer un proceso crítico y con fundamentos se presenta el presente texto, llevando a que a partir de la interpretación desde el Marxismo se formule una columna sólida.

Morena ha sido heredera de dos vertientes políticas que a finales del siglo XX coexistían en México y es que, por un lado el PRI nacionalista se encontraba resistiendo la llegada del periodo neo liberal, mientras que por el otro los frentes amplios decidían salir a las calles, aprovechando la debilidad interna demostrada en el seno del Revolucionario Institucional, el cual había perdido legitimidad.

Es en éste periodo cuando vemos que una serie de personajes dejan atrás al partido que tanto tiempo había ostentado el poder, tal y cómo es el caso del propio Andrés Manuel López Obrador, quien decide integrarse al frente común representado por Priistas nacionalistas y por los herederos de la tradición izquierdista a nivel nacional, conformando de tal manera lo que a la postre sería el Partido de la Revolución Democrática, perdiendo de tal manera cualquier residuo de lucha revolucionaria existente en el pasado, pues mezcló al partido que más ha reprimido a las masas, con la idea de que ahora representaban a la izquierda. Para aquellos que lo olvidan, fue el PRI nacionalista el que acusó a los jóvenes de 1968 de ser parte de una conjura internacional, con la cual justificaban que el ejército dirigiese sus armas contra ellos.

La oportunidad fue en su momento el tomar el mote de la “izquierda unificada” y se tomó por parte de nombres tan destacados del oficialismo como Porfirio Muñoz Ledo, el propio Andrés Manuel López Obrador o la jefa de la oficina de la presidencia de Díaz Ordaz Ifigenia Martínez y que llegando al siglo XXI tuvieron que prestar apoyo a los papeles de gobernanza de la vía electoral, en los cuales simularon que había desacuerdos en el poder político vigente, utilizando para los fines electorales la muerte de indígenas, estudiantes, normalistas, etc.

Tras el “Triunfo” en 2018, los acuerdos que se empezaron a establecer no correspondían a las banderas que trató de vender su movimiento durante todos los años que estuvieron en campaña, pues se prestaron a establecer tratos con los empresarios tan criticados (Véase la concesión a Banco Azteca a principios del sexenio para entregar ayudas), así como con los mismos militares que desaparecieron a los estudiantes que tanto buscaron en campaña.

Lenin en su sección “¿Ningún compromiso?” de su texto -La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo- menciona que si bien es posible participar en las pugnas parlamentarias (e incluso llama la atención de aquellos que lo ven con malos ojos), también se deben aprovechar las vacilaciones de la pequeña burguesía para hacer avanzar la conciencia de clase en vez de permitir que a partir de éste intento se tomen compromisos con ésas partes; si bien para termina siendo incluso una tontería el tener a un enemigo más fuerte con conocimiento de que vamos a luchar contra él consciente de tal acontecer, también termina por ser ridículo el darle aún más herramientas y, en el caso mexicano es claro el gigante al cual durante el sexenio se le dio todo tipo de compromiso: El Ejército Federal.

Los compromisos en el caso que se está tratando no se adquirieron únicamente en materia de acuerdos por escrito, sino que de igual manera en el tema económico se le ha ofrecido a la institución castrense una serie de ventajas, cómo convertirse en constructora, operar muelles, aeropuertos y aerolíneas, establecer y operar servicios turísticos, así cómo transportar combustibles entre otras actividades lucrativas que podrían darle a las fuerzas armadas el poder de operación necesario como para poder ignorar al resto de estructuras gubernamentales.

Claro que al día de hoy existen diversos partidos que se tratan de ubicar cómo vanguardia y se justifican a través de la idea de “frente amplio en contra del fascismo”, sin embargo éstos ya se encuentran apoyando poco a poco las propias medidas fascistas que se han logrado introducir en todo el movimiento guinda, con ejemplos que se pueden enlistar a continuación:

Desde Lenin, la lucha de los oportunistas se ha encargado de tomar distintas banderas con las cuales se identifica la gente y durante 1914-1918 se transformó en la socialdemocracia chovinista que apoyaba el hecho de ir a la guerra, de mandar a los jóvenes a morir en el frente, mientras que en el caso del Movimiento de Regeneración Nacional se puede percibir una política de apoyo al sector militar que es responsable directo de masacres como Tlatelolco, Corpus Christi o la desaparición de Normalistas de Ayotzinapa e incluso de otorgarles ventajas económicas que permitan continuar con una política que se orienta a preservar los derechos de lo que parece una restauración del sistema nacionalista en México.

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