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Empresarios mediocres y periodismo

Por Julio César Ibañez Rangel

Las discusiones más recientes respecto a la labor del periodismo independiente y los medios libres en México está tomando nuevos cauces; hasta ahora la mayoría de los colectivos de comunicadores independientes se han generado en relación directa con los movimientos sociales y políticos en los cuales participan sus miembros, y ante la necesidad de visibilizar sus objetivos y hacer oposición a las lineas editoriales reaccionarias de los medios convencionales y hegemónicos.

Seguramente este fenómeno no cambiará, por el contrario se incrementará mientras continuemos teniendo medios de comunicación masiva tan alejados del sentir de la población, y tan empeñados en despreciar de modo soberbio a la comunicación ciudadana frente a su auto-denominado “periodismo profesional”.

Originalmente los comunicadores independientes buscaron generar canales para hacer llegar mensajes, esa era la complicación principal, pero a cambio la audiencia necesitada de fuentes alternativas los “encontró”, difundió su propuesta y respaldó su actividad. Ahora los retos son mayores, los canales son fáciles de montar gracias a internet (video, imagen, audio, texto, streaming), pero la audiencia está dispersa, internet es al mismo tiempo una gran cortina de humo.

El reto del periodismo independiente hoy es demostrar que la calidad y veracidad no son exclusivas de las grandes empresas; y que la audiencia pueda tener plena confianza en la información presentada, porque además siguen una agenda más cercana a los intereses y necesidades inmediatas de las personas; algunos lo consideran un proceso de “profesionalización”, lo cierto es que dentro de los proyectos de comunicación independiente se están generando nuevas fórmulas para realizar su trabajo.

No ser objetivo, es lo más objetivo

La objetividad periodística es mentira, es herencia de la escuela más vieja, y positivista de las ciencias sociales, aquella que considera que quien investiga se aísla de su entorno, pero que además tiene una perspectiva única y válida para todos; y que su verdad es incuestionable.

Las corrientes de investigación modernas se han encargado de comprobar que no es posible aislarse de la historia propia, los humanos concebimos y actuamos por cuanto conocemos; por lo tanto el tema, la pregunta y el enfoque que usa un periodista es resultado de su conocimiento y experiencia frente a lo que investiga.

El primer reto para el periodismo independiente es asumir una postura ideológica y manifestar sus objetivos, superar el “informar por informar” todos entendemos la importancia de la información, lo que ahora nos preguntamos es ¿a quién sirve lo que dice este medio?; y si el medio se porta esquivo en este punto genera desconfianza en automático. Es crucial que un medio independiente nos cuente por que nació, como se mantiene, quienes lo hacen, con que movimientos sociales o políticos tiene relación; sin temor al rechazo y sin anonimato.

Aquellos que se ufanan de objetividad son en si mismos los menos honestos. Aunque negar la objetividad no significa por ningún motivo relajarse en la aplicación del rigor periodístico, es básico para el periodismo ciudadano ganar toda la confianza de sus consumidores, con fuentes sólidas, datos precisos e historias contundentes.

El mediocre negocio de los medios

La historia de los medios en comunicación masiva en México está ligada al negocio, y como negocio se han tomado, y se toman las decisiones. Un ejemplo claro de este fenómeno lo observamos ahora mismo con la reforma en materia de telecomunicaciones, los grupos empresariales de la comunicación hacen esfuerzos por retrasar la incorporación de algunas nuevas tecnologías, o por declarar la obsolescencia de otras, según convenga a sus ganancias.

No es para escandalizar, es la naturaleza del capitalismo-imperial, y lo mismo hacen los empresarios en México que en China, Estados Unidos o Cuba. La disyuntiva entre calidad y ganancias no tiene duda para los medios-negocio.

El fin de un medio-negocio es vender, ese es el objetivo y no más; lo demás es sólo la imagen del producto, los típicos slogans del estilo: “comprometidos con la verdad”, “el diario de la vida nacional”, “el que dice lo que otros callan”son frases de mercadotecnia que nada tienen que ver con sus verdaderos objetivos, intereses y comportamientos.

El periodismo hecho por los medios-negocio es mediocre, no tiene convicción ni ética, su interés se centra en resultar atractivo en encabezados, imágenes y diseño y tienen un ejercito de trabajadores para este fin. Mediocre porque no tiene compromiso con el lector, no llega al fondo de los temas, busca invisibilizar a miles de personas para visibilizar al “dirigente”; es prejuicioso, de lenguaje racista, clasista y violento, acostumbra estigmatizar a los movimientos sociales y busca asociarlos con personajes, muchas veces sin pruebas. Un ejemplo de este tipo de comportamientos en un fragmento de la columna de Carlos Loret de Mola del miércoles 9 de abril en El universal:

Identifican además a la activista Rosa Isela Martínez como coordinadora política y financiera de una operación que vincula a los principales líderes del grupo Frente Oriente con políticos como el ex diputado Gerardo Fernández Noroña y el Movimiento de Regeneración Nacional de Andrés Manuel López Obrador.

Los medios-negocio viven tras “la nota” como en una carrera de velocidad, le sacan gran provecho al escandalo, a la violencia y a la desgracia, actúan de manera coyuntural y siguen agendas establecidas en reuniones de empresarios, no de periodistas. Son explotadores de sus empleados, los limitan a mostrar sus capacidades por cubrir asuntos pactados, tienen derecho a deformar, e incluso a invertir el sentido del autor original, y siempre buscarán pagar menos por más trabajo.

Periodismo humano

Frente al escenario del negocio sin escrúpulos el periodismo independiente debe justificar la utilidad social de su existencia, debe desplegar a la ética como su bandera principal y debe disponer de espíritu humanista, de un lenguaje tolerante que posibilite el desarrollo, la democracia, la justicia y la libertad para las personas y pueblos en los que se realiza.

Además debe solidificar y transparentar sus estructuras de financiamiento, esto sumado al párrafo anterior, puede posibilitar que en un futuro cercano los ciudadanos mantengamos de manera directa la economía de nuestros medios independientes, comunitarios o locales de información y entretenimiento.

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