Home Columna En busca de la verdadera historia de Tonallan/Guadalajara

En busca de la verdadera historia de Tonallan/Guadalajara

Guadalajara
Búnker de Bambú

Por Juan Yves Palomar / @juanyvespalomar 

*A las familias tonaltecas que mantienen el fuego de la historia encendido de generación en generación

A Denisse Corona, por buscar el recuerdo escondido.

Si somos históricamente honestos lo que se debería de enseñar en todas las escuelas es que la ciudad de Tonallan es verdaderamente la primera urbanización y centro político del valle de Atemajac. Esto es un hecho incontrovertible por varias decenas de años antes de la llegada de los conquistadores. La narrativa oficial dice que el 14 de febrero se celebra el aniversario de la ciudad de Guadalajara.  Esta afirmación, históricamente parece ser relativa, si nos atenemos a la versión de las diversas fundaciones de Guadalajara a cargo de los españoles, la fecha de 14 de febrero de 1542 sólo vendría a poner un puntero de la última fundación en el calendario

¿Cuál era la influencia de Tonallan en los años precedentes a la llegada de la caravana de Nuño de Guzman? Se sabe que en las décadas anteriores al acuerdo entre tonaltecas y españoles, la ciudad de Tonallan y su Tlatoanazgo se extendieron por el valle desde la cuenca del Río Santiago hasta los linderos de Chapala y al oeste hasta los pueblos al poniente del Bosque de la Primavera. Hasta nuestros días llega el nombre de Atemajac, que alude a uno de los ríos principales del valle y también en la actualidad a un pueblo originario que se vio rodeado por el desarrollo primero industrial y después urbano de su paisaje. Se conoce que en dicho cauce se  establecieron desde hace siglos varios caseríos o agencias subordinadas al régimen de Tonallan establecido en las faldas del Cerro de la Reina.

¿Quienes eran los gobernantes del territorio que comprende desde las puertas del Chicnauhmictlán en las aguas del Chicahuac (Río Santiago) hasta la región azul en los bordes de Chimaloacan (Chapala)? El territorio de huey altépetl, como se le denomina al Valle de Atemajac  a la llegada de los enviados de La Corona era gobernado por La Gran Oradora Huey Tlatoani Cihualpilli Tzapotzintli, descendiente de la nobleza de Tonallan. Su centro político y espiritual hoy conocido como Cerro de la Reina era considerada La Montaña Sagrada de su pueblo y el centro de los cuatro puntos cardinales.  En Tonalá (nombre españolizado) las deidades principales antes de la llegada del catolicismo fueron Tláloc y Chalchiuhtlicue; Señor y Señora de las aguas celestes y terrestres.

¿Qué sucedió con la descendencia de la gran oradora? ¿Cuál fue la suerte de la nobleza de Tonallan? Cronologías de la época de la llegada europea al valle mencionan a la gran oradora como una Reina diplomática que aceptó buscar una negociación pacífica, se menciona que le fue dado el nombre castellano de Juana Bautista Danza y a su hijo Sangengui Xochitla el nombre de Santiago Vázquez Palacio. Nada se menciona de la razón por la cual ambos personajes recibieron apellidos diferentes, cuestión que queda abierta a la especulación. Incluso la genealogía de dicha familia se conserva como secreto a voces entre los habitantes de la actual Guadalajara.

Así la historia de una ciudad de más de treinta mil personas (Tonalá), según algunas fuentes, ha habitado en la frontera entre neblina, al borde de la historiografía más conocida. ¿Por qué la historiografía se centra en una caravana con aproximadamente 60 familias de origen español? Para darnos una idea, la capital del Reino de España en aquella época aún era Toledo, la cual tenía una población aproximada de 40 mil a 50 mil personas. Madrid en aquellas fechas, sin ser aún capital del Reino, tenía entre 10 mil y 20 mil personas. Es hora, hoy a casi 500 años de este encuentro entre culturas, de realizar un importante trabajo de recuperación de la memoria, para con el dar a conocer la verdadera historia antigua de Tonallan/Guadalajara. 

Para concluir, será importante entonces revalorar lo que festejamos cada 14 de febrero, además del hoy muy popular día de san valentín. En realidad la fundación de Guadalajara no fue tal. El nombre en español que trajeron una decena de familias en realidad vino a sustituir el nombre original de Tonallán, una ciudad pre-existente que por la vía del acuerdo o de las armas -o una mezcla de las dos cosas- fue poco a poco borrada de las crónicas oficiales. Denise Corona en su ensayo “Fragmentos de un paisaje anacrónico” (2023) menciona que “por cada pozo (o manantial) hay un gran árbol”, así hoy es posible imaginar que en cada gran arboleda de la ciudad sigue vivo el espíritu de la gran oradora de Tonallán y misterioso pueblo. Quizá sin saberlo, los tapatíos de hoy en nuestra genealogía tenemos un antepasado tonalteca o caxcán esperando a que contemos su historia. Es hora de honrar a nuestros ancestros, por las enseñanzas que da la historia y por un futuro consciente de la importancia de nuestro pasado.

Hoy en día contra todo pronóstico el grito de aixcaquema (hasta tu muerte o la mía) no se pierde en el viento. La historia que va de boca en boca cuenta verdades que los poderosos muchas veces no quisieron poner en tinta. Quien usa su boca para contar esta historia se inscribe al mismo tiempo en un hilo que se impone fino ante la muerte. Como testigos que regresan del Tlalocan, hoy muchas oradoras y arboledas nos recuerdan que este valle, lo sepamos o no, está protegido por Tláloc y Chalchiuhtlicue.

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