Texto y fotografía: Brian Martínez / @MartinezBrianG
Ellos están tan llenos de posibilidades. Tienen un futuro por delante. Tienen el mundo así, al alcance de sus manos. Tienen las posibilidades y al mismo tiempo no. Los contextos en los que crecimos, toda la gente de barrios populares… ¡es complejo! Porque así como el niño que creció contigo en la primaria, a lo mejor, ahorita tiene su narcotiendita ¿Y cómo le haces, para convivir con eso y al mismo tiempo no irte por ese lado? La respuesta, haciendo cosas distintas. Es difícil, pero al mismo tiempo ellos me han enseñado que sí se puede.
En una nota redactada por Excelsior, el 17 de enero del presente año, la Procuraduría General de Justicia expusó que del total de carpetas de investigación iniciadas en los últimos tres años en la ciudad de México (681 mil 549), la fiscalía de Iztapalapa ocupa el segundo lugar con 84 mil 289.
En una de sus colonias, consideradas un foco rojo en violencia, inseguridad, drogadicción, narcomenudeo, la falta constante de agua –como viven la mayoría de las colonias de ésta alcaldía-, el desempleo, la falta de espacios educativos, culturales y recreativos, constituida por 69 manzanas; me encuentro platicando con Karina Rodríguez, egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana y tallerista.
Ellos siempre me dan más a mí. Yo puedo aprender más de ellos que lo que yo les pueda dar, en estos años que llevo de trabajo. Ellos me enseñan formas frescas de ver el mundo. Enseñan a quitarte prejuicios. Me enseñan que sí hay posibilidades de hacer diferentes las cosas. El estar trabajando con niños, es como ver la vida tangible.
Miravalle, ubicada dentro de la Sierra de Santa Catarina al oriente de la Ciudad de México, en la Alcaldía Iztapalapa, tiene una población aproximada de 10 mil habitantes, en la que la mayoría son niños y adolescentes de entre 12 y 15 años de edad. Una población principalmente joven con faltas de oportunidad educativa, pues sólo un 2.3% logra llegar a la educación media superior.
La forma en la que llegamos a elaborar guiones fue de manera colectiva. Yo les empiezo a preguntar: ¿a ti qué te interesa?, ¿cuáles son los temas que a ti te gustan?, ¿qué problemas ves aquí en la colonia? Ellos, me contestan contándome una historia.
Le pregunto a Karina Rodríguez sobre los temas que habitualmente abordan los niños en su taller: primero escucho, drogas. Luego, embarazo adolescente; y después la violencia en el noviazgo.
Entonces me describe un corto producido por Ellos y Ellas: un niño es sonsacado por sus amigos y este acepta ir a una fiesta a probar cocaína por primera vez, para no quedar excluido. Ya intoxicado, se mal viaja y es visto por su madre, quien lo abraza entristecida y lo lleva con una psicóloga. Ahí, cuentan historias familiares y reflexionan cómo es que el niño llegó a ése punto. A la madre le cae el veinte y, en familia, solucionan la situación.
Después, en un epílogo, vemos qué fue de cada niño en esa fiesta loca: “Party loca”. Este cierra con un mensaje: a lo mejor todos estuvieron, cometieron un error, porque eran niños de secundaria, también. Pero cada uno tomó diferentes caminos dependiendo de qué hicieron los adultos, de quienes dependían esos niños. Eso lo plantearon.
A partir de una lluvia de ideas, en una escaleta colectiva, ellos vieron que una de las problemáticas, aquí en la colonia, era justamente eso, el consumo de sustancias desde muy temprana edad.
El 4 de agosto del 2006, víctimas de violación denunciaban ante el Ministerio Público a un sujeto en la cima del cerro, cerca de la colonia Miravalle. Eran alrededor de las 13 horas, el individuo las condujo con navaja en mano a un lugar solitario, para atacarlas sexualmente.
El 21 de marzo del 2010, después de una riña, seis sujetos armados, a bordo de una camioneta, interceptaron un vehículo, poncharon su llanta e hicieron descender de él a un sujeto para dispararle a quemarropa.
En abril del 2018, fue hallado en el parque Coatlicue, de la colonia San Miguel Teotongo, que colinda con Miravalle, un lote con 13 autos deshuesados, 7 tenían reporte de robo.
Ahora veo, aquí con los niños, qué son las armas, los disparos, la sangre, el asesino; y cómo estas, plantean, también, historias de ése tipo.
Mientras tomo fotografías a los pequeños productores los veo tranquilos, charlando entre ellos, riéndose y platicando sin miedo…con alegría. Cuando la clase termina, mamás y familiares llegan por Ellos y Ellas.
Una mujer comienza a preocuparse: Maestra, ¿sabe si vinieron por mis niños? Karina, un poco preocupada y sorprendida, voltea a ver a los infantes que siguen en la biblioteca, se detiene a hacer memoria: ¡cierto, vino por ellos su tía! Veo el alivio tanto de la madre como de la tallerista: un momento de preocupación se desvanece al saber que los niños siguen resguardados.
En un contexto de violencia, los niños están bien ciscados. Ellos, cualquier cosa que ven, piensan: ¡Ay nos van a secuestrar! ¡Ay, nos vienen a robar! ¡Nos van a picar! Saben que tienen que lidiar con ello. En las pláticas el tema de la violencia sí es algo que siempre sale.
Mientras seguimos platicando, frente a la biblioteca, el rechinar constante de los columpios y risas de pequeños, como de 6 años, muestra la iniciativa de seguir viviendo y disfrutando de un clima como el que sólo en Miravalle se ofrece por estar en las faldas del cerro.
Y, entonces, los niños llegan, esperando un espacio seguro. No digo que en su día a día no puedan estar seguros, y van con el alma colgando en un hilo; pero sí llegar al taller. Para ellos es libertad: aquí sí me puedo explayar. Y eso siempre ha sido mi tirada.
Aproximadamente son las 14:30 horas y mientras seguimos platicando, sé que a unos metros de distancia, en el Kiosco, detrás de la biblioteca, hay niñas y niños. Madres que vienen con sus hijos a pintar una figura de cerámica mientras presencian desde ahí el panorama que ofrece vivir a estas alturas.
Los niños sí han sido agentes de cambio. Hasta ahorita regreso, por ejemplo, a las colonias donde he dado talleres y los niños están escribiendo, haciendo manga, dibujando, o están haciendo sus animaciones con todas las ene apps que hay de stopmotion. Ellos lo están haciendo, me las enseñan, tenemos contacto por Facebook. Me han preguntado: ¿cuándo regreso a dar otro taller?
Sí hay un cambio, y no porque yo sea la mejor maestra, sino porque los niños entran a este terreno del arte y la cultura. Ellos siempre te lo van agradecer. Es crear esos oasis.
Lo que me interesa es que los niños entiendan las tres partes del proceso, la parte de crear: de crear guiones, que vengan y planteen sus ideas más locas; hasta hacer la parte plástica. Que ellos vean que con sus manos pueden construir todo un universo. Y la parte de la animación, que eso es en lo que todo mundo se queja. Es también toparse con la frustración: cuando estás moviendo la figura, más de dos sesiones seguidas, y ya se le cayó la mano. En el stopmotion no te puedes regresar, ¿cómo lo solucionas?…
Es toparse con los problemas que representa producir y entender que no puedes tener lo que llaman gratificación inmediata. El stopmotion es gratificación a largo plazo. Eso también lo trabajan aquí: la paciencia… entender que las cosas que valen la pena, no siempre tienen recompensa inmediata.
Se llama Animattack, taller de stopmotion. Se imparte los sábados de 10 a 14 horas en la biblioteca pública de Miravalle, Amoxcalli, dentro del compendio Centro Cultural Miravalle.
Haz tu propia película animada y sé un creador de contenidos, dice el volante dirigido a niños de 9 a 15 años de edad.
El pasado sábado, llegaron alrededor de 18 o 20 niños de diferentes edades, interactuando entre ellos: sin importar si tienen diferencia de edad, organizándose y planeando sus proyectos, haciendo recortes, escaletas, dibujos, storyboards con sus propias manos.
Ver a los niños aquí, y no en otros espacios, para mí es satisfactorio. Porque, empieza el taller a las 10 de la mañana. Es sábado; ellos podrían estar aplastados en su cama viendo tele o jugando videojuegos pero decidieron venir. Para mí eso es esperanzador.
La biblioteca, está ubicada entre un Kiosco y un edificio –hoy abandonado- de DICONSA, frente a ésta hay juegos infantiles en una terraza y bancas a la sombra de los árboles. Cruzando la calle hay un domo donde se han presentado funciones de teatro y danza, entre otras cosas; más adelante un salón de usos múltiples y arriba un comedor comunitario.
Lo que a mí me llama mucho la atención es ver cómo los niños se desarrollan…Es como ver crecer el pasto: tú estás en el día a día, podando el pasto, echándole agua, y al principio no ves que crece. Pero un día, te das cuenta que está todo verde y ya creció. Así los niños: ellos hacen un dibujo, que en un primer plano, les cuesta comprender que tiene un antecedente y un final. Luego, hacen otro dibujo, pintan una escenografía, y al último diseñan un personaje. De pronto, cuando ya lo ven en pantalla todo cobra sentido.
La Guardia Nacional planteada por el actual presidente de México va avanzando en su establecimiento. Recuerdo también los recortes al presupuesto en materia de Cultura. Ante ello le pregunto a Karina su opinión al respecto: ¿crees que la entrada de la policía a las colonias, con estas circunstancias como Miravalle, podrán hacer un cambio?
Es muy claro, eso no genera un cambio, eso genera más violencia ¿Qué es lo que hemos visto? En estados militarizados, la violencia está al full. Tamaulipas, que era un estado violento: se metió el ejército y la marina, y ahorita está insostenible el Estado. Guerrero…lo mismo; en el caso de Ayotzinapa. Supuestamente hay un cuartel militar, está la base de la policía, hay un montón de instancias que guardan el orden. A pesar de ello, en ese espacio surgió la catástrofe, la desaparición de los estudiantes… Entonces tú dices: ¿cómo, si están todos estos altos mandos (…), está el ejército, la policía federal, cómo va a pasar en sus narices esta situación? (…) ¿Cómo es que pasan grandes cantidades de amapola frente a los cuarteles militares, cómo es que pasan retenes militares? No hay que ser muy vivo o muy perspicaz para llegar a la respuesta. Y si están tratando de cuidar a la ciudadanía con la Guardia Nacional, sabemos cuál es la respuesta y cuál el objetivo de eso.
Karina, es egresada en Comunicación de la UAM-Xochimilco. Actualmente vive en Valle de Chalco, un Municipio del Estado de México donde en Enero de éste año alrededor de 300 personas, con palos y tubos, protestaron para hallar a un presunto violador y asesino de una niña de nueve años.
El cine sí transforma vidas…el cine transforma vidas. Y tú puedes acercar el cine a los lugares más hostiles –que parecieran. Y siempre vas a obtener resultados satisfactorios.
Los pequeños productores pronto concluirán sus proyectos. Van sobreviviendo a una vorágine de incertidumbres, mientras manifiestan su existencia, su preocupación, sus intenciones de seguir viviendo con sus manos.
A través de una odisea larga, de planear, dibujar, recortar, pegar, construir escenarios, tomar miles de fotografías, concluirán con un video que manifiesta su colectividad, sus derechos y sobre todo su insistencia por la vida.
Con entusiasmo regresaré a platicar con Ellas y Ellos, ver lo que tienen que comunicar, con un trabajo que les ha tomado meses.
Como están tan acostumbrados a ver películas de Dinsey, películas comerciales, caricaturas que te ponen en la televisión abierta…Ellos al ver algo que hicieron es como magia.
Antes de marcharse, entre todos levantan los restos de papel, la basura. Otros barren para limpiar el lugar donde acontecen sus creaciones.